No hay paz posible para este Madrid, que apuntó a una goleada contra el Celta y acabó el último cuarto de hora con un ataque de pánico, a un centímetro de derrumbarse definitivamente en la Liga. Del plácido 3-0 para los blancos por el que transitaba la tarde, con Arda Güler y Kylian Mbappé al volante, se pasó a un sofocón terrible para los locales, partidos en el campo, tiritando en cada ataque vigués y expuestos a la magia de Iago Aspas, que salió en el tramo final y se quedó a una uña de dejar sentenciado el campeonato.

3
Thibaut Courtois, Fran García, Raúl Asencio (Jacobo Ramón, min. 66), Lucas Vázquez, Aurélien Tchouaméni, Federico Valverde, Jude Bellingham, Vinícius Júnior, Arda Güler (Brahim Díaz, min. 82), Dani Ceballos (Luka Modric, min. 73) y Kylian Mbappé
2

Vicente Guaita, Yoel Lago, Javi Rodríguez, Marcos Alonso, Fran Beltrán (Ilaix Moriba, min. 53), Sergio Carreira (Hugo Álvarez, min. 53), Hugo Sotelo (Iago Aspas, min. 74), Óscar Mingueza, Fernando López, Borja Iglesias (Pablo Durán, min. 64) y Alfon González (Williot Swedberg, min. 64)
Goles
1-0 min. 32: Arda Guler. 2-0 min. 38: Kylian Mbappe. 3-0 min. 47: Kylian Mbappe. 3-1 min. 68: Javi Rodríguez. 3-2 min. 75: Williot Swedberg
Arbitro Jesús Gil Manzano
Tarjetas amarillas
Jude Bellingham (min. 44), Yoel Lago (min. 61), Jacobo Ramón (min. 94)
Solo el pitido final de Gil Manzano alivió el destemple del Madrid, que después de todos los duelos y quebrantos se jugará la última carta en la Liga dentro de una semana contra el Barcelona en Montjuïc. A cuatro puntos de los azulgranas y a falta de cuatro jornadas, todo lo que no acabe con una victoria merengue significará el epílogo virtual del torneo. El 3-2 y que los tres apercibidos (Tchouameni, Ceballos y Lucas Vázquez) no vieran la amarilla resultaron las mejores noticias de un equipo cogido por los pelos que lleva desde agosto caminando en el precipicio.
Después del rebrote en la enfermería blanca en la última semana, el once de Carlo Ancelotti eran habas contadas, con Güler de nuevo a escena. El partido amaneció con un tiroteo. El Celta no es de esos equipos que desesperan a los rivales, sino que los atacan. En dos minutos, Marcos Alonso no atinó con un cabezazo franco, Asencio se la birló a Borja Iglesias cuando éste estaba a punto de encarar a Courtois y, al instante, el belga le sacó una mano de las suyas en otro testarazo del exazulgrana. La sesión del vermú arrancó con este frenesí, un escenario que tampoco disgustaba al Madrid porque los espacios se le abrían. La de Marcos Alonso también la tuvo Tchouameni.
Fueron 10 minutos iniciales de un lado a otro que dieron paso a una carga de los blancos más continuada. Después de tantas tardes morosas, los muchachos de Ancelotti no se lo tomaban con calma. Sujetaban la pelota, presionaban y fueron aculando al Celta, que ya no podía ser un equipo tan expansivo. Y en esas apareció Güler, el hombre de estos días sombríos en el Madrid. Después de tantos meses en el trastero rumiando su suplencia, volvió a sacarse un disparo para poner en órbita al Madrid, igual que hace 10 días en Getafe. A la media hora, le cayó la pelota en el costado derecho y soltó un gran zurdazo al palo largo. El partido lo había inaugurado él con una volea fallida y su huella no se diluyó: un caño por aquí y un pase filtrado por allá… Si el fútbol son momentos, no hay ahora en el Madrid un jugador tan crecido como él.
El gol certificó el buen tramo de los blancos, pero eso no le evitó que Courtois tuviera que aparecer en una contra el Celta. El belga despejó un balón rebotado con mucho veneno y, menos de diez segundos después, medio equipo fue a celebrar el 2-0 con él. De la intervención del belga surgió una contra rotunda abrochada por un disparo categórico de Mbappé. El francés andaba algo desconectado, pero a la primera descargó un derechazo terminal.
El doble zarpazo, más el que se fabricaron Güler y Mbappé tras el descanso, pareció cerrar el litigio. Pero solo fue un efecto óptico. Lucas Vázquez despejó flojo sobre la línea, Javi Rodríguez lo aprovechó y entonces salió Aspas, que metió la tarde en la habitación del terror para los blancos. Le dio a Williot el pase del 3-2 y, al instante, se sacó un taconazo genial para colocar a Durán delante de Courtois. El belga la paró lo suficiente para que el balón no rebasara la línea. Al Bernabéu se le disparó la fiebre. Todavía la tuvo Aspas en un tiro para empatar. El Madrid estaba roto, con varios atacantes que no bajaban a defender y que tampoco aprovechaban las contras. En defensa andaba el canterano Jacobo Ramón. La resolución de la Liga quedaba a un centímetro, pero los blancos alcanzaron la orilla entre sofocos y un susto de muerte. Todavía les queda la bala de Montjuïc.
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