Sin apenas fútbol, ante un Alavés que impuso un partido áspero, el Atlético salió tocado de otro campo de un equipo muy inferior en plantel. En Leganés, Getafe, Las Palmas y Cornellá ya había enterrado sus posibilidades el Atlético de ganar esta Liga. El empate para el equipo de Coudet fue un triunfo en su intención de salvarse. Para el conjunto de Simeone fue otra muestra de que necesita más juego para imponerse en esos partidos y a esos rivales que le examinan su destreza como equipo dominador. Fue el Atlético, como el duelo en general, un grupo alborotado y con poca precisión para atacar. Ahí tiene un debe Simeone. Necesita el Atlético salirse del carril que le han marcado todos esos rivales de la zona baja que le han descabalgado de la pelea por el título. No ha sido suficiente con aceptar el tipo de partidos que le han propuesto y tratar de rentabilizar una o dos ocasiones. Un equipo campeón debe generar más fútbol y ocasiones.

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Antonio Sivera, Manu Sánchez, Facundo Garcés, Nahuel Tenaglia, Santiago Mouriño, Carles Aleñá (Tomás Conechny, min. 89), Ander Guevara (Joan Jordán, min. 71), Jon Guridi (Carlos Benavídez, min. 71), Antonio Blanco, Carlos Vicente y Kike García

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Jan Oblak, Clément Lenglet, Marcos Llorente, Javi Galán, Robin Le Normand, Conor Gallagher (Nahuel Molina, min. 71), Giuliano Simeone (Samuel Lino, min. 59), Rodrigo De Paul (Koke, min. 66), Pablo Barrios (Ángel Correa, min. 71), Antoine Griezmann (Alexander Sørloth, min. 58) y Julián Alvarez

Arbitro Juan Martínez Munuera

Tarjetas amarillas
Ander Guevara (min. 28), Azpilicueta (min. 40), Julián Álvarez (min. 41), Santiago Mouriño (min. 55), Antonio Blanco (min. 62)

“Vitoria está preparada para la guerra”, rezaba el mosaico de la grada de animación de Mendizorroza. Y el primer acto fue eso, más guerra que fútbol. Los dos equipos engendraron un partido trabado, en el que el error en los pases y las faltas tácticas derivaron en un tostón. El Alavés cortocircuitó a De Paul y a Barrios con Guevara y Antonio Blanco y el Atlético no supo cómo responder. Ni siquiera la vuelta de Griezmann le dio juego a los rojiblancos. El francés se descolgaba al centro del campo para tratar de organizar el caos con la pelota que era su equipo. Su bajón acompaña también al de la mayoría de sus compañeros, desactivados después del tramo crucial del curso en el que se despidieron de todos los títulos.

Se vieron envueltos los rojiblancos en un duelo incómodo al que no le encontraron soluciones ni por dentro ni por fuera. No percutieron ni Llorente ni Galán y menos Giuliano y Gallagher. El Alavés, inmerso en la pelea por no descender, se acopló mejor a esa guerra de guerrillas que se desató en cada pelota dividida. Los dos conjuntos aceptaron la pierna dura y los amontonamientos en poco espacio. El resultado era un esperpento desde lo futbolístico. No hay juego sin fluidez, sin dos pases ligados. La inactividad de Julián Alvarez fue significativa en medio de ese páramo en el que ninguno de los dos equipos era capaz de conjugar el verbo jugar. Mouriño y Garcés no concedieron nada ni al argentino ni a Griezmann. Las estadísticas de los primeros 45 minutos registraron cero disparos a puerta de ambos conjuntos. En realidad solo hubo un remate, un cabezazo desviado del guerrillero Kike García, al que mejor le iba ese partido de trincheras. Al Atlético el choque se le pudo poner peor de lo que ya estaba cuando el colegiado le mostró la cartulina roja Julián Alvarez en su intento por golpear el balón a la vez que Garcés. El VAR llamó a Martínez Munuera y este rectificó rebajando la acción del punta argentino a cartulina amarilla.

Con ese susto se fue el Atlético al descanso, del que salió igual de nefasto con la pelota. Un caldo de cultivo ideal para que Simeone iniciara un carrusel de cambios con Giuliano y Griezmann como primeros señalados. Sorloth y Lino fueron los primeros parches para tratar de enderezar a un equipo que tardó más de una hora en asomarse al área de Sivera con cierto peligro. Una conducción de Lino y una combinación entre De Paul y Julián Alvarez acabó con un centro raso de este que Sorloth no pudo empujar a puerta vacía porque fue interceptado. Lino, con un disparo lejano y centrado, estrenó los guantes de Sivera.

Respondió el Alavés a ese primer amago del Atlético con una ocasión que Kike García encontró en un barullo del área. El punterazo del tanque navarro lo sacó Oblak con una mano prodigiosa. De Paul, Gallagher y Barrios fueron los siguientes en irse al banquillo. No dejó Simeone en el campo a ninguno de los centrocampistas que inició el partido. Una señal incuestionable del mal encuentro que ejecutó el Atlético. Lenglet lo pudo salvar poniendo el interior de su bota izquierda en un centro de Correa. Sivera voló para meter la manopla en una acción plena de agilidad y reflejos. No tuvo más ocasiones el Atlético, que volvió a contar con un Oblak estelar para repeler un zambombazo de Kike García. Este reinó en esa guerra en la que el fútbol fue el único derrotado.



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