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La ministra Yasmín Esquivel (61 años) podría ver cumplido su sueño de presidir la Suprema Corte de Justicia de México. Hace dos años y medio, cuando los togados del Supremo se preparaban para elegir a un nuevo líder, estalló el escándalo en torno al plagio de la tesis de licenciatura de Esquivel, que estaba metida en la carrera por encabezar el máximo tribunal mexicano. La polémica descarriló sus aspiraciones y la puso en el centro de las críticas de la oposición. No solo a ella: también a Andrés Manuel López Obrador, que la postuló al cargo en la Corte y convirtió en su principal abogado ante la opinión pública. La tormenta arreció luego de que este periódico documentó que también en su tesis doctoral había evidencias de plagio. Esquivel ha intentado limpiar su nombre mediante resoluciones de jueces que han impedido a la UNAM, donde la ministra obtuvo su grado de abogada, emitir un explosivo dictamen sobre la originalidad de su trabajo de licenciatura.

El próximo domingo, la historia de Esquivel podría dar un giro copernicano gracias a la reforma judicial instaurada por Morena, que somete al voto popular la designación de jueces. Si Esquivel resulta la candidata más votada por los mexicanos, algo que no se ve difícil, presidirá la Corte los siguientes dos años. Así, la enmienda morenista la habrá ayudado a levantar su carrera desde el nadir del derrumbe al puesto de mayor prestigio en la carrera de un juez. La togada conversa con EL PAÍS y defiende con dignidad su lugar en el Supremo —y su derecho a encabezarlo—, reitera su militancia en el proyecto político de Morena y de López Obrador, y carga contra Enrique Graue, exrector de la UNAM, al que considera el gran arquitecto detrás de las acusaciones de plagio.

Pregunta. Tras el año que ha recorrido la reforma judicial, ¿cree que no había otro camino para mejorar el sistema de impartición de justicia?

Respuesta. La reforma era urgente, necesaria. No se podía demorar. Era un reclamo ciudadano. Los jueces son los peores evaluados en nuestra sociedad [en percepción de la corrupción], solo después de la Policía de Tránsito. Y eso me parece ya muy grave. Después de 59 días de campaña, me doy cuenta de que el diagnóstico que tenía de la urgente reforma al Poder Judicial era limitado. Dondequiera que vamos, nos piden justicia para las mujeres, los indígenas, los campesinos, las personas con discapacidad, de la tercera edad.

P. ¿Es verdad que los jueces eran corruptos y tenían pactos con criminales, como decía López Obrador?

R. Cuando un juez tiene una conducta indebida, impacta a todo el Poder Judicial. Y eso es lo que sucedió aquí. Cuando hubo exceso en los juzgadores, tráfico de influencias, nepotismo, todas esas conductas orillaron a que esta reforma fuera urgente y necesaria.

P. Si solo algunos jueces incurrieron en malas conductas, ¿era necesario quitar a todos?

P. No había otra forma de corregir algo que ya es grave. Dondequiera que vamos [a hacer campaña], nos dicen: “No hay justicia en México, los jueces se corrompen, actúan con influencias indebidas, retrasan los expedientes, no están llevando a cabo su función correctamente”. Lo dice la gente. Inclusive, en algunas comunidades nos dicen: “Se tardaron en corregir el camino”. El bloque mayoritario de ministros que está actualmente [en la Corte] nunca se dio cuenta de esta realidad.

P. ¿A quiénes se refiere?

R. Al grupo mayoritario que impidió el avance de las reformas del presidente López Obrador, el bloque de ministros encabezados por Norma Piña [presidenta del Supremo]. Invalidaron leyes de trascendencia nacional que buscaban una mejor [política] en diferentes temas: energía eléctrica, hidrocarburos, Guardia Nacional. Fueron temas que impidieron.

Yasmín Esquivel Mossa, candidata a ministra en la Elección Judicial 2025.

P. ¿Cree que jugaron más como opositores que como jueces constitucionales?

R. Totalmente. Se alejaron de los principios básicos que establece la Constitución y jugaron a hacerle las contras al presidente. Y el presidente, al ver la demanda ciudadana, el comportamiento de los juzgadores, no solo de los ministros, de muchos magistrados y jueces, presenta esta reforma.

P. López Obrador reconoció haber cabildeado con algunos ministros sus votos para validar la reforma de la Guardai Nacional. ¿Está de acuerdo con que un presidente intervenga de esa manera en la Corte?

R. Las autoridades siempre hacen sus planteamientos con relación a los asuntos cuando son parte en los juicios. El juzgador tiene la obligación de escuchar a las partes, y el gobierno, al ser parte, tiene que ser escuchado también.

P. ¿No le parece una injerencia indebida?

R. De ninguna manera.

P. En sus propuestas como candidata, usted habla de “integrar un poder independiente y autónomo”. ¿Respecto de quién?

R. Independencia de poderes fácticos, poderes económicos, poderes políticos, inclusive de injerencias personales o familiares. El juez debe ser independiente y autónomo en esencia. No puede resolver nada ajeno a la Constitución, las leyes y lo que está en el expediente.

P. ¿Qué tan independiente fue usted del presidente López Obrador?

R. Coincido con los principios del presidente López Obrador de no mentir, no robar, no traicionar [al pueblo]. Pero, además, tengo valores que son propios, como la ética, la decencia, el respeto, la prudencia y, sobre todo, mesura.

P. ¿Le benefició en su carrera la cercanía que tenía con López Obrador?

R. Por supuesto que he encontrado personas que en mi camino me han ayudado en mi proyecto personal y profesional. Yo reconozco que el presidente haya valorado mi currículo, y siempre tendrá mi gratitud y respeto por ello.

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