“O usted cambia radicalmente o va a conseguir que Sánchez gane las elecciones”. Así, sin muchos miramientos, se lo arrojó Santiago Abascal a Alberto Núñez Feijóo en el Congreso durante el debate del pasado día 7 a raíz de la comparecencia del presidente para hablar del apagón del 28 de abril y de la política de defensa. Las palabras de Abascal pasaron un tanto inadvertidas en medio del pulso entre Pedro Sánchez y Feijóo. El líder de Vox había cerrado de ese modo su discurso, tras prevenir a su homólogo del PP contra acuerdos como los suscritos por los partidos conservadores de Alemania y Austria a fin de cerrar el paso a la ultraderecha. “No puede hacer caso a las órdenes del PP europeo”, conminó Abascal a Feijóo, tras amonestarle por haber ofrecido a Sánchez negociar un “pacto nacional por la energía”.
Feijóo hizo como si no hubiese oído al líder de Vox y se dedicó a la refriega con el presidente. Al acabar el debate, ya en los pasillos, ante la pregunta de por qué no habían respondido a Abascal, en la dirección del PP se encogían de hombros y aducían: “¿Pero qué pacto hemos firmado nosotros con Sánchez?”.
Uno de los barones regionales del PP, el murciano Fernando López Miras, acudió el pasado martes al Congreso para defender ante el pleno una proposición de ley promovida por su Gobierno a fin de incrementar el trasvase Tajo-Segura. Su paisana y diputada de Vox Lourdes Méndez Monasterio lo recibió con una andanada en la que tildó a PSOE y PP por igual de “cobardes” y “traidores” al Plan Hidrológico Nacional. A López Miras, pese a reconocerle “afecto personal”, lo acusó de “engañar” a los agricultores. El diputado del PP que cerró el debate, Sergio Sayas, encajó los ataques sin una sola réplica. Todo fue atizar al PSOE. Al día siguiente, Vox cargó contra Feijóo por haberse ausentado en la votación de la propuesta, derrotada por un solo sufragio de diferencia después de que los ultras la respaldasen, a despecho de sus críticas.
Escenas así se repiten últimamente en el Congreso. Cada intervención de los representantes de Vox, tras el consabido recuento de iniquidades atribuidas al Gobierno, incluye algún grueso dardo contra el PP. Los populares no entran al trapo en la inmensa mayoría de las ocasiones. O, como mucho, replican con suavidad. El núcleo principal de los reproches de Vox al PP se dirige al consenso entre las dos grandes familias políticas europeas en Bruselas, conservadores y socialdemócratas. En especial al Pacto Verde y a la lucha contra el calentamiento global, cuestiones que se han debatido intensamente estos días en el Congreso a raíz del apagón.
Un miembro del PP, el presidente valenciano, Carlos Mazón, abrazó semanas atrás el discurso duro contra el Pacto Verde a cambio del apoyo de Vox a sus Presupuestos. El pasado martes, ante el pleno del Congreso, el diputado ultra Andrés Rodríguez Almeida ponía de ejemplo a la Comunidad Valenciana y emplazaba al PP: “Aclárense: o están con los españoles o están con la agenda globalista”. Intervenciones similares del grupo de Abascal se sucedieron ese día. Ricardo Chamorro cargó contra la “incompetencia del PP europeo y de Ursula von der Leyen”, a quienes responsabilizó de instaurar la “ruina ecofanática”. Juan José Aizcorbe abundó: “El PP ha comprado sin rechistar el dogma climático, aunque ahora alguno haga aspavientos de oposición, depende de dónde y delante de quién”.
Al día siguiente, en otro debate sobre la política energética, Ignacio Hoces tomaba el relevo con un discurso que trajo a la memoria la melodía de la “derechita cobarde”: “No se puede ser oposición con miedo, con tibieza. Vox está aquí para decir lo que ustedes callan, para recuperar lo que ustedes entregan”. La semana anterior, la extrema derecha había votado junto a todos los aliados de Sánchez contra la estrategia energética del PP. Un gesto muy infrecuente, porque Vox ha apoyado en el pleno esta legislatura el 90% de las iniciativas del partido de Feijóo.
Con el debate energético candente, los socialistas defendieron esta semana una proposición no de ley para que el Congreso ratificase la adhesión al Pacto Verde. Los populares intentaron enmendarla. Su diputada Milagros Marcos deslizó algunas críticas a las posiciones de Vox, que tildó de populistas, y cargó frontalmente contra el PSOE. El Gobierno, aseguró, ha adoptado las políticas europeas contra el cambio climático de una manera “precipitada, sectaria e ideologizada”. La transición energética, prosiguió, requiere “tiempo y dinero” para “no perder rentabilidad ni competitividad”. Después de que los socialistas rehusasen su enmienda, el PP votó en contra junto a Vox y frente al resto de la Cámara, incluida Unión del Pueblo Navarro (UPN), normalmente alineada en el bloque de la derecha. El punto primero de la iniciativa que el PP rechazó decía: “Seguir desplegando las políticas que deben desarrollar el Pacto Verde europeo, garantizando que España debe seguir impulsando la transición energética, reafirmándose en la descarbonización y la lucha contra el cambio climático”.
La extrema derecha llevó el pasado día 6 al pleno una proposición no de ley “en defensa de la libertad de expresión” que descalificaba a la Comisión Europea y su presidenta por las actuaciones contra la red social X. El primer punto de la propuesta contenía una trola: atribuía al Foro de São Paulo, que reúne a fuerzas de izquierda latinoamericanas, la prohibición temporal en Brasil de la red de Elon Musk, cuando en realidad fue acordada por un magistrado del Tribunal Supremo, Alexandre de Moraes, con una trayectoria política anterior en las filas del centroderecha. En el debate, la popular Edurne Uriarte obvió por completo las consideraciones de Vox y se extendió en acusar al Gobierno de atacar la libertad de expresión. El PP se abstuvo en la votación, una postura que viene prodigando ante propuestas estridentes de la extrema derecha. Desde el comienzo de la legislatura, los populares han votado en el pleno a favor de casi el 40% de las iniciativas presentadas por Vox, se han abstenido en el 36% y han desestimado el 24%.
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