La repatriación de piezas prehispánicas de regreso a México continúa. Un friso maya del periodo clásico, de entre los años 600 y 900, volverá a suelo mexicano gracias a la gestión del Museo Nacional de Arte Mexicano (NMMA, por sus siglas en inglés) en Chicago y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). En un acto este viernes en el museo estadounidense el director del INAH, Diego Prieto, y el director del Museo Nacional de Antropología, Antonio Saborit, aceptarán oficialmente la pieza tras una examinación rutinaria.

El friso tallado en piedra caliza, de 1.20 metros de altura, representa a una figura con una máscara y un penacho elaborado aparentemente conversando. La pieza es el lado izquierdo de un par. El paradero de la pareja, en la que otra figura está de frente a la del friso que será enviado a México, es desconocido.

Los detalles de la pieza son difíciles de saber a ciencia cierta, dice Cesáreo Moreno, director de Artes Visuales del NMMA. “Creemos que es parte de un templo u otro edificio. Es muy cuadrada en ese sentido. No creo que haya sido una estela ceremonial o algo por el estilo. Lo que sí sabemos es que viene de la zona de Campeche”, explica Moreno, que espera que una vez regrese a México el friso, sea llevado a un museo o centro arqueológico en ese Estado del sur del país.

La pieza había sido exhibida durante las décadas de los 60 y 70 en el Brooklyn Museum, en Nueva York, antes de pasar a la colección privada de Jeanne y Joseph Sullivan en 1988. A finales del año pasado, sus hijos, encargados de su patrimonio, buscaron la ayuda del NMMA. El museo accedió, con la condición de que el destino final del friso sería México. A pesar de que la pieza está en Estados Unidos legalmente y con toda la documentación necesaria, a los hijos de los Sullivan les pareció que era la mejor opción.

“Está pasando cada vez más, no son los únicos que tienen una colección y la ven de manera diferente. Tienen en cuenta que es un momento histórico diferente en el que el patrimonio cultural se ve de otra manera. Entonces creo que hay más personas que están diciendo ‘mandemos estas cosas que nuestros padres coleccionaron al lugar de donde son, a donde pertenecen”, dice Moreno.

El convenio para regresar la pieza a México, además de más colaboraciones, se firmó finalmente en febrero de este año, en Torreón, Coahuila, cuando el equipo de NMMA se encontró con el director del INAH en el lanzamiento de una exposición conjunta. El director de la institución, Diego Prieto, enfatizó que “a través de este acto queremos atestiguar la trascendencia que tiene para el Gobierno de México recuperar nuestro patrimonio arqueológico e histórico, y en general el patrimonio cultural de los mexicanos que se encuentra indebidamente radicado en otros países”.

Es una misión de la que hace eco Moreno, del NMMA. “Defendemos prácticas que promuevan la equidad y reconozcan la importancia del patrimonio cultural para las comunidades de todo el mundo. Al reconocer la importancia del patrimonio cultural para sus comunidades de origen, promovemos una comprensión más rica y matizada de la humanidad”.

“Nos sentimos honrados de colaborar en esta misión de repatriación con nuestros colegas del Instituto Nacional de Antropología e Historia y del Museo Nacional de Antropología. Animamos a las instituciones que coleccionan objetos culturales a entablar un diálogo abierto, respetuoso y proactivo con las comunidades y los países de los que proceden”, reiteró Moreno.



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