Todos miran a Las Palmas. Aunque la Liga sigue manteniendo esas absurdas normas que prohíben comunicar en los marcadores, los resultados de los demás partidos en juego, que es como ponerle puertas al campo, los aficionados del Espanyol, el Alavés y el Getafe estarán la tarde del domingo con la vista puesta en los partidos de su equipo y los oídos en lo que sucede en el estadio de Gran Canaria entre la Unión Deportiva y el Leganés. Esas aficiones están hermanadas por unas horas en un deseo común, la victoria de los canarios, que les libraría de una semana de pesadillas y vueltas en la cama. Si el Leganés (34 puntos) pierde frente a Las Palmas, los otros tres equipos, todavía metidos en el baile del descenso, sabrán que seguirán una temporada más en Primera División, al margen de lo que suceda en sus partidos.

El equipo madrileño lleva todas las papeletas para el descenso, pero puede pasar cualquier cosa. En este momento está tercero por la cola, con 34 puntos, y puede llegar a 40 como máximo. Por encima, el Alavés suma 38, y el Espanyol y el Getafe, 39. Con dos más, con 41, el Sevilla ya dijo adiós a los agobios después de su victoria intersemanal frente a Las Palmas. Se puede dar el caso de que la salvación se quede por debajo de la barrera de los 40 puntos, si ni Leganés ni Alavés puntúan en los dos últimos partidos, pero también que ese límite no sirva para salvarse, que es el caso que aflige a los pepineros. “Hacer cuentas a día de hoy, no sirve de nada con ningún equipo”, apunta Borja Jiménez, su entrenador. “Estamos implicados cuatro. Son nuestros rivales a día de hoy. No tengo preferencias. Sólo hago las cuentas de ganar nosotros. Da igual lo que haga el resto si no ganamos. Estamos centrados en eso. En tener opciones en la última jornada”.

La presunta ventaja del Leganés es que juega contra dos conjuntos ya descendidos, Las Palmas y Valladolid.

Tal vez la situación más desconcertante es la que atraviesa el Getafe (39 puntos). En la jornada trigésima, mientras Espanyol, Alavés y Leganés estaban metidos en el fregado por evitar el descenso, el conjunto del sur de Madrid navegaba cómodo por la Liga. Su victoria por 0-4 en Zorrilla ante el Valladolid le situaba en una cómoda posición, la undécima, a dos puntos de los puestos europeos y con 11 de margen sobre las plazas que envían al infierno. Pero el derrumbe de los azulones ha sido total desde inicios de abril. El equipo de Bordalás ha encadenado seis derrotas consecutivas. En ese periodo ha encajado once goles y solo ha conseguido marcar uno. “La realidad es esta y la tenemos que asumir”, asegura José Bordalás, su técnico. “Mi labor como técnico es transmitir calma y tranquilidad. Los aficionados tienen una percepción de cierta preocupación. El equipo está responsabilizado, somos los primeros que quieren hacer las cosas bien”.

Pero no le salen. El 0-2 ante el Athletic fue el último golpe duro, así que debe salir a por todas frente a dos rivales –Mallorca a domicilio y Celta en casa–, que luchan por Europa. Eso, o encomendarse a sus vecinos madrileños, aunque, “nosotros no nos fijamos en otros partidos. Estamos centrados en el nuestro, no nos interesa nada más. Tenemos que hacer un buen partido, dar el máximo nivel, no nos podemos distraer en otros partidos o en lo que ocurra en otros campos”.

El Espanyol (39 puntos) afronta un primer partido complicado de los dos que restan, ya que juega en El Sadar ante Osasuna. Después recibe a Las Palmas. “En la jornada décima ya querríamos estar salvados, pero hay que tener en cuenta de dónde venimos, de Segunda y de la inversión de cero euros”, dice Manolo González, su entrenador, “pero hemos hecho muy buena segunda vuelta. Hay que estar tranquilos, muchos equipos se cambiarían por nosotros”.

En Vitoria están tranquilos pese a la situación del Alavés (38 puntos). Dependen de ellos mismos: “Nos encantaría cerrarlo en Valladolid, regalar un triunfo a la gente que va y también a la que se queda en Vitoria y tener una semana final un poco más relajada después de tanta presión y tensión” confiesa Coudet, el entrenador albiazul. “Nos merecemos poner el punto final a esto ya”. Lo mismo que sueñan todos.



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