La vida del Girona se explica a partir de los goles de Stuani, siempre necesario, igual de resolutivo en la bonanza que en la miseria, decisivo también en Valladolid. El charrúa, a sus 38 años, salió cuando no había manera de marcar un gol en un partido para el olvido y puso a su equipo en una muy buena posición para evitar el descenso con un remate propio de los arietes de toda la vida, aquellos que saben cómo buscarse la vida en el área, imposibles para los porteros como Hein. Los 10 tantos de Stuani, cuatro en los últimos cinco partidos —siete puntos—, sirven para ganar partidos buenos, malos e insufribles como el de Valladolid. No necesitaron más los blanquirrojos para penalizar a un rival que suma 16 derrotas y un empate en la segunda vuelta de la Liga. Nadie hubiera dicho a no ser por Stuani que el Girona se jugaba la permanencia en Zorilla.

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Karl Hein, Cenk Özkacar, Iago Parente (Tamás Nikitscher, min. 71), Anuar Tuhami, Henrique (Adam Aznou, min. 65), Eray Cömert, Chuki (Iván Sánchez, min. 22), Florian Grillitsch (Ibrahim Alani, min. 65), Raúl Moro, Mario Martín y Juanmi Latasa (Mamadou Sylla, min. 65)

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Paulo Gazzaniga, Daley Blind, Juanpe, David López, Arnau Martínez (Alejandro Francés, min. 45), Viktor Tsygankov, Portu (Iván Martín, min. 62), Yáser Asprilla (Arnaut Danjuma, min. 70), Arthur (Jhon Solís, min. 91), Oriol Romeu y Abel Ruiz (Cristhian Stuani, min. 70)

Goles
0-1 min. 79: Stuani

Ni el día —martes— ni el horario —19.00 horas— favorecían la tensión competitiva por más necesitado de puntos que estuviera el Girona. El ritmo del partido era muy lento, la pelota siempre viajaba al pie y los errores en el pase se sucedían, especialmente en el equipo de Míchel, más destensado que el de Rubio. Ya descendido, sin ganar desde el 11 de enero, el Valladolid parecía más liberado, muy cerrado con una línea de tres centrales, aplicado en la presión y rápido en la contra por el costado izquierdo de Moro. Un disparo de Chuki puso en alerta a Gazzaniga y desquició a Míchel, que regresó al banquillo después de superar una trombosis venosa profunda en la pierna izquierda, hospitalizado durante el encuentro perdido al final ante el Villarreal.

Únicamente Tsygankov aceleraba las jugadas en un equipo blanquirrojo muy destensado e inocuo, vencido en los duelos individuales y sin poder ligar el juego alrededor de Arthur Melo. La falta de intensidad tampoco facilitaba la recuperación de la pelota y el partido se consumía ante la desidia del público de Zorrilla. Un disparo cruzado de Tsygnkov antes de alcanzar el descanso dio fe de la presencia del Girona en el área de Hein. El portero respondió con acierto y los muchachos de Míchel recuperaron el tono cansino y desinteresado del inicio, faltos de fútbol y de pegada, como si el único delantero en nómina fuera Stuani, suplente por unas molestias que provocaron la titularidad de Abel Ruiz en una formación sin los sancionados Krejci y Yangel.

El Girona adelantó las líneas en la reanudación y pareció que iba a por el partido cuando Francés habilitó a Asprilla en un mano a mano ante Hein. El colombiano no supo cruzar con precisión después de un muy buen control y propició la intervención del meta del Valladolid. El partido demandaba un cambio de marcha por parte de los blanquirrojos, muy agarrotados y sin remate, expuestos por otra parte a cualquier accidente, como ocurrió con un fallo de David López que facilitó el disparo de Anuar y la réplica de Gazzanigga. El balón dio en el larguero y el lanzamiento del saque de esquina provocó el pánico en el Girona. El árbitro pitó penalti por manos de Francés —tenía el brazo pegado al cuerpo— hasta que fue corregido por el Var.

No le quedó más remedio a Míchel que recurrir a Stuani. El juego de su equipo no invitaba precisamente al optimismo, demasiado centrifugado y nada profundo, mientras que el Valladolid se empeñaba en resguardar a Hein. Y el uruguayo marcó a la que alcanzó el área, hábil en el desmarque y la colocación, habilitado después de una falta por el pase de David López. El 0-1 provocó la carga del Valladolid y una defensa sufrida y numantina del Girona. Gazzaniga sacó incluso un cabezazo de Martín para que la expedición del Girona se abrazara agradecida a Stuani.

El gol parece garantía suficiente para seguir en la Liga.



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