Es un duelo para marcar una época en la historia del golf pero solo puede saborearse a cuentagotas. Scottie Scheffler y Jon Rahm protagonizaron este domingo un choque de gigantes en la lucha por el Campeonato de la PGA en Quail Hollow, en Charlotte. El combate lo ganó el estadounidense, número uno mundial, con -11 por -4 del español, una diferencia muy abultada que sin embargo no refleja la igualdad y emoción del enfrentamiento. Solo en los últimos hoyos levantó la bandera blanca Rahm y bajó hasta la octava posición después de empatar en cabeza con el texano en el ecuador de la última jornada (-9). Scheffler conquistó así su tercer grande después de los Masters de Augusta de 2022 y 2024 y el golf español vio pasar de largo la ocasión de atrapar el único major que le falta. Fue un duelo de muchos quilates que volvió a dejar la sensación de que la división actual del golf entre el circuito americano y la Liga saudí ha privado al deporte de una rivalidad apasionante y única.

Solo 16 días al año, las cuatro jornadas de los cuatro grandes. Ese es el ridículo tramo en que Scheffler, bandera del PGA Tour, y Rahm, estrella de LIV, pueden verse las caras en un campo de golf salvo la excepción de unos Juegos Olímpicos, como el pasado verano, y la Ryder Cup, el próximo septiembre en Nueva York. El resto de la temporada conviven cada uno en su bando, separados para lamento del aficionado. Lo mismo que sucede con Rory McIlroy y Bryson DeChambeau, las otras dos grandes figuras actuales, que batallaron en el Masters con la histórica victoria del norirlandés para completar el Grand Slam. En las dos ocasiones, el duelo entre el PGA Tour y LIV cayó del lado del circuito norteamericano: McIlroy y Scheffler se impusieron a DeChambeau y Jon Rahm en la conquista de la chaqueta verde y del trofeo Wanamaker, respectivamente.

El US Open en Oakmont, del 12 al 15 de junio, y el Open Británico de Royal Portrush, del 17 al 20 de julio, serán los dos próximos escenarios de esta selecta reunión de los mejores golfistas del planeta. Y no todos, puesto que los torneos de la Liga saudí no puntúan para el ránking mundial, una de las puertas de entrada para los grandes, y entre los fugados apenas se clasifican quienes gozan de excepciones, como antiguos ganadores, o invitaciones.

La mudanza a LIV le ha supuesto a Rahm descender hasta el puesto número 72 de la clasificación mientras Scheffler suma 140 semanas en el trono, la tercera racha más larga de la historia tras Tiger Woods (683) y Greg Norman (331). Una diferencia abismal entre los dos colosos que no es tal en la práctica. El estadounidense suma tres grandes y 15 victorias en el circuito americano a los 28 años, registros solo al alcance de Jack Nicklaus y de Tiger. Rahm, de 30 años, ha celebrado dos grandes (US Open de 2021 y Masters de 2023) y 11 triunfos en el PGA Tour, y fue número uno durante 52 semanas, además de apuntarse la clasificación individual de LIV la temporada pasada y 19 top ten en los 19 torneos que ha disputado en la Liga saudí.

La vara de medir de los grandes es la que marca diferencias. Y este domingo fue la primera ocasión desde su cambio de camiseta en que el español ha competido por la victoria en el Grand Slam. Por fin lució su mejor juego y exigió al mejor Scheffler, una apisonadora en los últimos nueve hoyos. Fue justamente en ese tramo decisivo en que el vasco no aguantó el ritmo, como le sucedió en los Juegos de París cuando acariciaba el oro y se quedó sin medalla. Scheffler le rebasó como un cohete. Ese bajón de Rahm en el sprint de un torneo de cuatro jornadas remite al eterno interrogante: la marcha a LIV, un entorno menos exigente de citas a tres vueltas, sin corte, con una participación reducida a 54 jugadores y con música en el campo, ¿perjudica su competitividad de cara a los grandes al no jugar con los mejores? La realidad es que Rahm no resistió el último acelerón en París y tampoco en Quail Hollow, falto de ese instinto asesino y colmillo que antes lucía, aunque él se remite a los ajustes en el swing para explicarlo. “Que yo fuera a LIV y jugara peor en los majors no tenía nada que ver con el lugar donde juego. Mi swing simplemente no estaba al nivel necesario para competir”, argumentó Rahm, que el pasado enero no pasó el corte en el Hero Dubai Desert Classic del circuito europeo. Desde el nacimiento de LIV a mediados de 2022, solo Koepka en el PGA de 2023 y DeChambeau en el US Open de 2024 han logrado grandes como miembros de la tropa saudí.

El golf añora estos grandes enfrentamientos y también los protagonistas. “Claro que echo de menos jugar contra Rahm”, respondió Scheffler a EL PAÍS antes del pasado Masters; “una de las grandes alegrías de mi carrera ha sido enfrentarme a él. Es un tremendo jugador, un tremendo talento. Me sorprendió que se fuera a LIV. Tuvimos grandes batallas a lo largo de los años. Ojalá pudiera jugar más a menudo con él y nos podamos enfrentar más veces en el futuro”. El vasco le devolvió el piropo en Augusta: “Yo también echo de menos jugar más con Scheffler. Sacamos lo mejor el uno del otro. Ojalá haya alguna solución y podamos vernos más veces que en los grandes. A todos nos gustaría, pero por lo que sé, eso no va a suceder pronto”.

Las posiciones, en efecto, parecen alejadas en las negociaciones de paz. Hasta el punto de que el fondo soberano saudí, PIF, podría lanzar sus redes al circuito europeo como aliado una vez que las conversaciones con el tour americano acaban en un callejón sin salida. Y mientras, una generación dividida.

“Me preparé para que Jon emergiera. Es un gran gran campeón, sabe dar un paso al frente en los momentos importantes”, dijo Scheffler después de ganar en Quail Hollow sobre un último ataque del vasco que no llegó, caído en La Milla Verde de los hoyos 16, 17 y 18 (un bogey y dos doble bogeys), aunque sus opciones empezaron a evaporarse al no aprovechar el 14 y el 15, terreno propicio para los birdies. Ya lo comentó José María Olazabal en una entrevista reciente en este periódico: “Jon tenía la oportunidad de hacer historia y escribir páginas doradas del golf. Y no sé si ahora será capaz de hacerlo. LIV no es la mejor preparación para los grandes”.

El gran espectáculo de McIlroy y DeChambeau en Augusta. La batalla de poder a poder entre Scheffler y Jon Rahm en Quail Hollow. Solo 16 días al año saben a muy poco.

Clasificación final del PGA Championship.



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