Rusia y Ucrania volvieron a verse las caras el viernes en una mesa de negociaciones, más de tres años después del intento fallido en marzo de 2022 de firmar la paz. Lo que debía ser una noticia para la esperanza ha sido recibido por la comunidad internacional como un fiasco. El principal problema de los pasos a seguir en el proceso diplomático (el primero de todos, sellar un alto el fuego) es que Rusia no tiene intención de frenar la invasión. El Kremlin considera que en esta guerra de desgaste, antes claudicarán Ucrania y sus aliados, sobre todo Estados Unidos.

Rusia puede mantener de 12 a 18 meses el gasto militar actual sin recurrir a medidas extremas, aunque ya ha tocado su techo, estima Vladislav Inozemtsev, cofundador del Centro de Análisis y Estrategias en Europa (CASE) un think tank de expertos rusos en el exilio. Para que la crisis rusa afecte a su maquinaria bélica, aún deberían estar sometida a las presiones actuales dos o tres años más, según sus cálculos.

El hundimiento del precio del petróleo, la crisis internacional de los aranceles y los enormes desajustes de la economía rusa han complicado enormemente las cuentas del Kremlin, pero el presidente ruso, Vladímir Putin, puede pasar la factura a una sociedad pasiva y sometida, como ya ha hecho hasta ahora.

“Para Putin, la guerra durará hasta que Ucrania capitule completamente o hasta que llegue hasta Lviv [ciudad ucrania fronteriza con Polonia]”, afirma Inozemtsev al otro lado del teléfono. Según el experto, el Kremlin hace tiempo que dejó de guiarse por la lógica. “Para el presidente ruso es algo irracional. Putin quiere su solución final a la cuestión ucrania. Esto es ya, por así decirlo, la obra de su vida”. En opinión de Inozemtsev, Rusia no puede ser frenada con la economía, sino con una Ucrania fortalecida significativamente en el frente. Es decir, con más potencia de fuego.

La carne de cañón, es decir, los miles de hombres que son enviados a morir en el frente, tampoco parece preocupar, de momento, al Kremlin. Las perspectivas de una paz a corto plazo tras la llamada telefónica entre el presidente de EE UU, Donald Trump, y Putin del pasado febrero han animado a miles de rusos a alistarse por el jugoso bonus que paga el Ministerio de Defensa. Muchos pensaban que la guerra acabaría pronto. Putin aseguró esta semana que su ejército recluta ahora unos 60.000 voluntarios al mes frente a los 30.000 de media del año pasado.

Putin no oculta que sus intenciones siguen siendo las mismas que antes de la guerra. Si en 2021 publicó un ensayo con el que justificaba su ambición sobre el país vecino (Sobre la unidad histórica de rusos y ucranios), este 2025 prometió ante un selecto grupo de mujeres de soldados que no se rendirá. “No renunciaremos a lo que es nuestro”, declaró el dirigente ruso.

“Es mejor que no haya escándalos, queremos tranquilidad”, enfatizó hace tiempo una fuente de la administración rusa a este periódico. Una protesta ciudadana es harto improbable: la oposición está en el exilio o en la cárcel, y la mayor parte de la población acepta pasivamente la guerra si no le afecta directamente. Sin embargo, si fuera cierta la propaganda rusa, a Putin le bastaría con el amor de los rusos y no necesitaría 938.000 policías y cientos de miles de espías más.

Las esposas y madres de los militares son un problema para el Kremlin. Putin evita a toda costa una nueva movilización para no agitar más los hogares; recuerda bien la importancia de las protestas de las mujeres en la primera guerra de Chechenia.

El Kremlin ha convertido el engaño y su explotación de la ingenuidad occidental en un arte. El presidente francés, Emmanuel Macron, proclamó en 2022, tras conversar con Putin, “una desescalada” dos semanas antes de que Rusia invadiese Ucrania, y este viernes el jefe del equipo negociador ruso, Vladímir Medinski, dejó claro que Moscú no aceptará una tregua incondicional, horas después de anunciar que Ucrania y Rusia habían acordado negociar un alto el fuego en el futuro.

“Días muy difíciles por delante”

“Tenemos por delante días muy difíciles”, afirmó el viernes Donald Tusk. El primer ministro polaco se expresó así durante la cumbre europea que se celebró en Albania, en una comparecencia posterior a la entrevista telefónica que él y sus homólogos francés, alemán y británico mantuvieron con Trump. Tusk mostraba de esta manera el pesimismo de los aliados de Kiev sobre las posibilidades de éxito del proceso de paz exprés que ha exigido el presidente estadounidense.

Tusk subrayó que no hay ninguna señal de que Rusia tenga intención de aceptar el alto el fuego de 30 días que han reclamado desde la semana pasada Kiev, Varsovia, Berlín, París y Londres. Con esta propuesta, como punto de partida imprescindible, aterrizó la delegación ucrania en las negociaciones de Estambul y con ella, sin cumplirse, regresaron a casa.

La comitiva rusa puso como condición imprescindible para aceptar una tregua que el ejército ucranio se retire de cuatro de sus provincias parcialmente ocupadas por el invasor. Incluso la Casa Blanca ha reconocido que está exigencia es inasumible.

El ministro de Exteriores polaco, Radoslaw Sikorski, completaba la visión de su Gobierno en unas declaraciones para el diario alemán Tagesspiegel. No es Estados Unidos el que puede empujar a Moscú a negociar en serio, es Pekín quien tiene el poder para hacerlo, según Sikorski: “El país que puede terminar la guerra y poner a Putin en su sitio es China. Rusia se ha convertido en un vasallo económico de China. Si China amenazara con un embargo comercial, Rusia se vería forzada a claudicar”. Sikorski admitía que no hay señal alguna de que esto sea posible.

El ministro polaco mostraba el escepticismo que planea de lo que pueda obtener Trump de su potencial futura cita con Putin. “Tengo una muy buena relación con él [Putin], y creo que llegaremos a un acuerdo. Debemos encontrarnos”, dijo el viernes el presidente estadounidense en una entrevista en Fox. “Este trabajo [el de mediar con Rusia] es muy duro, y dada la situación, creo que soy el único que lo puede llevar a cabo. Y creo que lo haremos rápido”.

Llamada de Trump

El periodista de Fox incidió en el hecho de que “Putin continúa bombardeando y tampoco está en la mesa de negociaciones”, en referencia a su ausencia en las reuniones de Turquía, a donde sí viajó Zelenski. Horas más tardes de la emisión de la entrevista, un ataque ruso en la provincia de Sumi mató este sábado a nueve pasajeros de un autobús de evacuación de civiles. “Putin sí está en la mesa de negociaciones y quiere que se produzcan”, añadió Trump, “Putin está cansado de todo esto, porque no está bien, aunque quiera parecer que está bien”.

El mandatario estadounidense anunció el sábado que este lunes se entrevistará telefónicamente con Putin y luego con Zelenski y sus aliados en la OTAN. “Con suerte será un día productivo y habrá un alto el fuego”. escribió Trump en sus redes sociales.

El Kremlin también ha mostrado predisposición a una próxima cumbre entre Putin y Trump, pero ninguna de las dos partes ha planteado con qué calendario trabajan para que sea posible. La UE prepara al mismo tiempo la aprobación inminente de un nuevo paquete de sanciones sobre Rusia, sobre su sector energético y sobre su flota mercante. El mayor contratiempo para Europa es que la Casa Blanca no tiene prisa en secundar este castigo.

Zelenski, Macron, el canciller alemán, Friedrich Merz, el primer ministro británico, Keir Starmer, y Tusk aseguraron el 10 de mayo en una cumbre en Kiev que Trump les había garantizado su apoyo a la exigencia incondicional del alto el fuego bajo la amenaza para Rusia de sanciones draconianas. Trump no dijo nada en público de ello, y el viernes en Fox se limitó a señalar, sin especificar, que aplicará sanciones “si es necesario, si no hay acuerdo”.

Poca confianza tras Estambul

A la espera de las conversaciones de Trump del lado, el lado ucranio ha mostrado poca confianza en el reinicio de los contactos bilaterales con Rusia. Moscú y Kiev se han emplazado a una nueva reunión, con la mediación de Turquía, pero sin concretar cuándo. El propio Zelenski y su Gobierno han relativizado el valor de estos contactos en Turquía al afirmar que solo una entrevista entre el presidente ucranio y Putin puede aportar resultados. “Hay muchas cuestiones que solo pueden solucionarse si se reúnen los líderes. Teniendo en cuenta la complejidad de la Federación Rusa, donde prácticamente cada asunto solo lo resuelve Putin, esperamos que esta cumbre se produzca cuanto antes, mejor”, dijo desde Estambul el viceministro de Exteriores ucranio Serhii Kislitia.

Todo esto sucede en paralelo a los preparativos del ejército ruso para una gran ofensiva de verano, según previsiones del Estado Mayor ucranio. Rob Lee, uno de los analistas militares más reconocidos de la guerra ucrania, publicó el jueves un análisis para el estadounidense Instituto de Investigación en Política Exterior en el que daba por hecho que difícilmente habrá resultados diplomáticos antes de otoño: “Mientras la cúpula rusa crea que puede mantener la guerra y mejorar su situación en el frente, la guerra continuará. Las posibilidades para negociar probablemente serán mejores cuando empeore el tiempo, en el otoño e invierno, cuando las operaciones ofensivas son más difíciles”.

“Verano es el momento que se considera mejor para grandes operaciones militares, sin lluvias y mayor comodidad para los soldados, pero no solo es óptimo para el que ataca, también para el que defiende”, explicó en abril a EL PAÍS un coronel de las Fuerzas Armadas Ucranias. Este oficial, que prefiere mantenerse en el anonimato, avanzó que su Estado Mayor trabaja ya con la hipótesis de que la mayor ofensiva rusa sea en invierno, como así ha sido en los tres años previos: “No es solo porque el movimiento de blindados es más óptimo sobre suelo helado o porque hay menos vegetación para ocultar las defensas, es porque la tradición militar soviética siempre ha apostado por actuar en invierno”.

La cúpula militar ucrania se prepara para el próximo invierno contemplando todas las opciones, incluso el escenario de quedarse sin armamento estadounidense. Según cálculos del Gobierno ucranio hechos públicos en enero, sus Fuerzas Armadas tenían arsenal estadounidense para medio año. La Casa Blanca ha insistido en que si no se alcanza un acuerdo de paz pronto, se desentenderán de la guerra. Trump insistió en Fox que Zelenski tuvo barra libre de apoyo militar estadounidense durante el mandato de su predecesor, Joe Biden, y que esto ha terminado con su llegada al poder.



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