Hace 21 años que Rumania echó el cierre al yacimiento de grafito más grande de Europa por su nula rentabilidad. Bloques destartalados, estructuras metálicas semiderruidas y máquinas de extracción de minerales carcomidas por el óxido dominan en la actualidad el paisaje desolador de esta mina situada en la comuna de Baia de Fier, a 235 kilómetros al oeste de Bucarest. Ahora, esta antigua explotación minera está cerca de volver a resplandecer por la Compañía Estatal de Sal gracias a la geopolítica global. Este yacimiento, que llegó a contar con alrededor de 500 trabajadores, recibirá casi 200 millones de euros, destinados a resurgir de su letargo al estar dentro de uno de los tres objetivos estratégicos en Rumania que la Comisión Europa anunció a finales de marzo para atajar la dependencia en materiales críticos, sobre todo de China, en plena transformación del orden geopolítico mundial.
En total, Rumania recibirá 615 millones de euros procedentes de Bruselas. “Con la extracción del grafito se dará un impulso a las tecnologías en la industria automovilística, como las baterías para vehículos eléctricos y sistemas para almacenamiento de energía, la electrónica y la fabricación de máquinas”, explica Andreea Nestian, directora financiera de A3Build, una consultoría especializada en minería.
Los otros dos materiales preciados que el bloque comunitario se ha propuesto extraer en Rumania son el magnesio metálico, en Budereasa, y el cobre en Rovina, ambos también al oeste del país. “El magnesio se trata de un metal utilizado para la producción de aleaciones ligeras, en las industrias automotriz, aeroespacial y de Defensa”, apostilla Nestian, antes de remarcar que la UE depende casi totalmente de las importaciones de este material. Por su parte, el yacimiento de cobre en Rovina se considera el segundo más grande de Europa, según Euro Sun Mining, la empresa canadiense que posee la licencia de explotación. Pero su proyecto de extracción es el más controvertido de los tres. Las ecologistas han logrado decisiones judiciales favorables para frenar algunas inversiones. “Aunque no se trata de un mineral raro, el cobre tiene una demanda creciente por su importancia en la fabricación de semiconductores, en las turbinas eólicas, y en otras industrias como la automovilística, aeroespacial y de Defensa”, añade la consultora.
Ayuda externa
“Rumania presenta un sinfín de recursos que los Estados miembros podrían aprovechar, pero la administración local carece de capacidad humana y financiera para hacerlo por sí sola”, incide la experta. Por este motivo, las autoridades ya han hecho saber a Bruselas que disponen de más tipos de metales, como titanio, boro, cuarzo, fósforo, germanio, tungsteno, galio y tierras raras, entre otros, para buscar más apoyo financiero. “Todos son importantes y no se pueden separar”, sostiene el ministro de Economía, Bogdan Ivan. Estos minerales, prosigue, se pueden utilizar en muchos campos: desde el aeroespacial, aeronáutica y electrónica hasta equipos médicos, baterías solares y portátiles; pero también en tecnología de semiconductores, telefonía móvil, GPS, internet, fibra óptica, automatización y electrónica, enumera el departamento de Economía, que incide en el uso en la industria de Defensa e insiste en otras dos categorías de materias primas críticas: las tierras raras y el titanio. “Extraemos y procesamos decenas de miles de toneladas de materias primas esenciales para las industrias del futuro”, puntualiza Ivan. En vigor, existen 13 licencias de explotación de minerales metálicos y residuos mineros.
Aún no se ha detallado cuándo comenzará la explotación. El Ejecutivo tiene previsto presentar el proyecto a la Comisión Europea en el tercer trimestre de este año para explotar las minas. Sin embargo, los expertos apuntan a que se necesitará ayuda externa. Los antiguos trabajadores o bien están jubilados o bien emigraron para buscar un trabajo. Y la única Facultad de Minería del país apenas cuenta con estudiantes por el desinterés que genera una industria que empezó a agonizar desde la caída del régimen comunista. “Se requerirá mucha inversión y mano de obra cualificada”, asevera Nestian.
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