El presidente ruso, Vladímir Putin, ha apelado a la unidad y a los millones de víctimas de la Gran Guerra Patria, el frente soviético de la II Guerra Mundial, para no cesar en su invasión de Ucrania 80 años después. “La verdad y la justicia están de nuestro lado. Todo el país apoya a los participantes de la operación militar especial”, ha proclamado el dirigente ruso, flanqueado en la tribuna de la Plaza Roja de Moscú por el presidente chino, Xi Jinping. Una unidad de la superpotencia asiática ha desfilado junto a miles de tropas y decenas de vehículos blindados rusos en una exhibición de fuerza que Putin necesitaba. Para el dirigente ruso, este ha sido su cuarto Día de la Victoria sin victoria en su “operación especial” contra Ucrania.

El putinismo funde poco a poco el sacrificio de decenas de millones de ciudadanos soviéticos en la Gran Guerra Patria de hace 80 años con su invasión de Ucrania actual para justificarla. El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, recordó en la víspera que más de ocho millones de ciudadanos de su país murieron durante la invasión nazi. Sin embargo, en los carteles desplegados junto al Kremlin se lee “la victoria estará con nosotros”, en futuro, no en pasado. Uno de los puntos destacados del desfile ha sido la marcha de veteranos de la guerra actual. Un comandante de una unidad de drones galardonado con la orden Héroe de Rusia ha liderado el paso de un pelotón de fuerzas especiales.

El presidente ruso, Vladímir Putin, presenciaba este viernes en Moscú el desfile por el Día de la Victoria en compañía de su homólogo chino, Xi Jinping.

“Siempre confiaremos en nuestra unidad en nuestros asuntos militares y civiles; en el logro de nuestros objetivos estratégicos, en trabajar por la grandeza y prosperidad de Rusia”, ha manifestado Putin al apelar al apoyo de los rusos. El Kremlin temía un sabotaje ucranio que no ha sucedido, y para ello reforzó la seguridad en torno a la capital rusa. Además de contar con la “protección” que daban dos decenas de líderes internacionales en su tribuna, las autoridades cortaron internet en todos los móviles de la parte europea de Rusia este viernes y un inmenso contingente policial vigilaba la ciudad.

Apoyo a las negociaciones

Sin embargo, el cansancio de la guerra hace mella entre los rusos. La mayoría de los ciudadanos apoya pasivamente a su presidente y, si por ellos fuera, pondrían fin a la invasión ya. Según el último sondeo del centro independiente Levada, el 30% de los rusos apoyaba en abril continuar con el conflicto, nueve puntos porcentuales menos que hace un año y 14 menos que al principio de la invasión en febrero de 2022, mientras que un 61% quería entablar negociaciones directas ya con Ucrania.

Durante meses se especuló con que el nuevo Gobierno estadounidense estaría presente en el evento del año más importante para Putin. No ha sido así. Sus negociaciones sobre Ucrania están estancadas y Donald Trump ha menospreciado uno de los pilares del putinismo: el Día de la Victoria.

El régimen ruso castiga con multas, e incluso arrestos, hacer de menos el sacrificio soviético contra el nazismo. Moscú destaca la idea de que ningún otro Estado sufrió más que la URSS y sus 27 millones de muertos. Trump, sin embargo, ha proclamado el día 8 como su Día de la Victoria —por la diferencia horaria entre Alemania y la URSS durante la capitulación— y ha afirmado, varias veces, que “ningún país hizo más, de lejos” que Estados Unidos.

“Las tropas soviéticas determinaron el resultado de toda la II Guerra Mundial”, ha respondido el mandatario ruso al estadounidense durante su discurso en la Plaza Roja, que dejó en un papel secundario a los demás aliados: “Siempre recordaremos que la apertura del segundo frente en Europa tras las decisivas batallas en la Unión Soviética acercó la victoria”.

Lula y Fico, presentes

En cualquier caso, Putin ha demostrado al mundo y a los rusos que no está solo pese a la guerra que desató contra Ucrania. En la tribuna le han acompañado casi tres decenas de mandatarios, incluido su gran apoyo frente a Estados Unidos, el líder chino, Xi Jinping. Junto a los dirigentes de las dos potencias nucleares estaba también el presidente de Brasil, Lula da Silva, para decepción de los líderes occidentales que le apoyaron para ser reelegido frente a la deriva autoritaria de Jair Bolsonaro.

Al acto también han acudido cinco eurodiputados díscolos, el presidente serbio, Aleksandar Vucic, y el primer ministro eslovaco, Robert Fico, pese a las quejas de Bruselas y Kiev. Ambos se vieron en la víspera del Día de la Victoria en una terraza con vistas a la Plaza Roja y el puente en el que fue asesinado hace justo 10 años el ex vice primer ministro ruso Borís Nemtsov por liderar las protestas contra la intervención del Kremlin en la guerra de Donbás. “Los serbios y los eslovacos son hermanos para siempre”, afirmó Vucic.

Una columna de militares rusos participaba este viernes en el desfile por el Día de la Victoria, en Moscú.

Hasta 1995, con el mentor de Putin, Borís Yeltsin, en el poder, solo se habían realizado cuatro marchas militares en la Plaza Roja, una de ellas la de 1945. Con el putinismo se sumaron los vehículos de combate al desfile de los militares.

El Kremlin ha convertido el desfile militar de este año en un intento de exhibición de fuerza. Al compás de Guerra sagrada, uno de los himnos de la victoria soviética, han desfilado por la Plaza Roja las tropas de varios países amigos, incluidos China, Vietnam y Tayikistán, así como decenas de vehículos militares. Este ha sido el primer Día de la Victoria del nuevo ministro de Defensa ruso, Andréi Beloúsov. Entre los vehículos ha destacado la ausencia del carro de combate Armata, que volvió a sufrir una avería en los ensayos como ya ocurrió años atrás y cuya presencia en Ucrania ha sido testimonial.

Además del desfile militar, Rusia celebra su Día de la Victoria con festivales. El acto más importante es la marcha llamada Regimiento Inmortal, una procesión civil con las fotografías de familiares que lucharon y sufrieron la invasión nazi. La iniciativa nació espontáneamente en la ciudad de Omsk en 2012, pero el Kremlin se apropió de la idea igual que promocionó el uso de la cinta de San Jorge, un símbolo negro y naranja empleado por el Imperio Ruso, para festejar la victoria soviética. Aquel homenaje a los millones de víctimas de hace 80 años incluye ahora las fotografías de los combatientes en la invasión de Ucrania.

No todas las ciudades rusas han celebrado el Regimiento Inmortal. Las autoridades cancelaron el acto por razones de seguridad en Moscú, las provincias fronterizas con Ucrania y otras regiones. Una de ellas Bélgorod, donde la autoridad local ha acusado a Ucrania de haber disparado un dron contra la sede de la gobernación regional sin provocar víctimas.



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