El presidente Gustavo Petro parecía dar un enorme guiño a su criticado ministro del Interior, Armando Benedetti. El miércoles firmó un decreto en el que le delega las funciones presidenciales del 10 al 17 de mayo, semana en la que Petro estará en una visita diplomática en China. Era un enorme gesto de confianza, que en otros casos pasaría desapercibido, pero que era particularmente notorio porque podría elegir a cualquier miembro de su Gabinete y eligió al ministro que genera más escozor interno. Ese día, no se publicó nada sobre el decreto. Sin embargo, este viernes Petro ha dado reversa a esa decisión. “Que pena desmentirlos. Quien me reemplazará es la persona que lo ha hecho en la mayoría de las veces cuando salgo del país: Guillermo Alfonso Jaramillo [ministro de Salud]” ha respondido a la noticia de Blu Radio sobre la elección de Benedetti.
Que pena desmentirlos. Quien me reemplazará es la persona que lo ha hecho en la mayoría de las veces cuando salgo del país: Guillermo Alfonso Jaramillo. https://t.co/1zM3GftRuR
— Gustavo Petro (@petrogustavo) May 9, 2025
El presidente, en su mensaje, no confirmó si existía o no dicho decreto favorable a Benedetti. La estación de radio que lo hizo hecho público lo encontró, en la mañana del viernes, colgado en la página oficial de la Presidencia, pero actualmente no se encuentra colgado allí. Aunque eso generó dudas sobre su existencia, el decreto salió publicado en el Diario Oficial del Gobierno de ayer jueves 8 de mayo, lo que demuestra que el presidente sí iba a hacer de Benedetti el presidente encargado.
El ministro de Salud, Guillermo Jaramillo, viejo aliado de Petro y hombre de izquierda, ya había quedado a cargo de las funciones presidenciales en los viajes más recientes. Es el ministro que lleva más tiempo en un gabinete cambiante, y tiene las ventajas de su experiencia, su pasado como congresista y su visibilidad como encargado de una de las grandes reformas sociales que impulsa el presidente, la sanitaria. Contrasta con Benedetti, quien si bien también tiene una larga trayectoria política, inicio en la derecha uribista y suscita rechazo entre sectores de izquierda más propios del proyecto político de Petro.
Además, Benedetti está enzarzado en una difícil pelea con la canciller, Laura Sarabia, quien la semana pasada acusaba al ministro penalmente ante la Fiscalía, y en rueda de prensa anunciaba que sus acusaciones van en carpetas tituladas desde violencia contra la mujer hasta enriquecimiento ilícito. El encargado de Interior optó entonces por un histriónico silencio, incluyendo una icónica foto en la que se tapa la boca antes las cámaras de varios medios, en respuesta a una pregunta sobre el choque.
Sarabia ha ido perdiendo oxígeno político en el Gabinete desde que Benedetti regresó de Roma, donde fue embajador ante la FAO, y se instaló en la Casa de Nariño para convertirse en asesor del presidente. Ella no solo salió de su cargo como directora del Departamento Administrativo de la Presidencia, DAPRE, sino que pasó de ser la mano derecha del jefe de Estado a ser duramente criticada por este.
“Yo soy el jefe de las relaciones exteriores de Colombia“, dijo esta semana en un discurso, criticando que Sarabia hubiera convocado una reunión con la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores para abordar el giro diplomático de Colombia hacia China. Finalmente, Sarabia canceló la reunión. De haber dejado a Benedetti como encargado, el presidente habría definido su apoyo en la disputa.
El encargo presidencial tiene particular importancia en este viaje tanto por su larga duración, una semana, como por la agenda política a lo largo de estos días. El Senado tiene previsto inicia el debate de la consulta popular que ha convocado Petro para reflotar la reforma laboral que ha rechazado el Legislativo, y que es su principal apuesta política. Esa misma cámara debe elegir un nuevo magistrado de la Corte Constitucional, de una terna enviada por Petro, y ha agendado esa votación para este jueves.
El liderazgo político será fundamental para que los dos procesos se salden de forma favorable para el Ejecutivo, una tarea que estuvo cerca de recibir Benedetti. Ahora queda en manos de un ministro más del corazón ideológico del Gobierno, pero que ha fallado en su labor de sacar adelante una ley que reforme el sistema de salud, pese atener todo el apoyo del presidente para ello.
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