Colombia se dispone a “firmar la Ruta de la Seda”, ha reafirmado el presidente Gustavo Petro desde la Gran Muralla China, en referencia a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, el nombre oficial de la gran apuesta del gigante asiático para aumentar su influencia global. Lo hizo en el preámbulo de la cuarta reunión de ministros de Relaciones Exteriores del Foro China-Celac, en Pekín, a la que asistió este martes junto al brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y al chileno Gabriel Boric, y en vísperas de la reunión prevista para este miércoles con su homólogo Xi Jinping.
Es un giro diplomático de gran calado en la política exterior de Colombia, el gran aliado tradicional de Estados Unidos en América Latina. Todavía despierta suspicacias, en especial ente algunos gremios económicos. Petro se dispone a darlo en plena guerra comercial desatada por la Administración de Donald Trump, con la que ya se ha sacado chispas. También en momentos en que varios estudios de opinión sugieren que la imagen de Estados Unidos en la región viene en declive; y la de China, al alza.
En la inauguración de la reunión entre China y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, Xi prometió una nueva línea de crédito por 66.000 millones de yuanes (unos 9.230 millones de dólares), se comprometió a incrementar las importaciones desde América Latina y aseguró que China animará a sus empresas a aumentar las inversiones. Fue su primer discurso desde la tregua parcial de 90 días en el enfrentamiento entre Pekín y Washington, sellada la víspera. “No hay ganadores en las guerras arancelarias y comerciales”, advirtió Xi este martes. Inmediatamente después, Petro, que además ejerce la Presidencia pro tempore de la Celac, insistió en la necesidad de que Latinoamérica establezca un “diálogo horizontal” con otras regiones del mundo “libre de autoritarismos y de imperialismos”.

De los 33 Estados que forman la Celac, una veintena ya pertenece a la Nueva Ruta de la Seda, pero la posición de Bogotá en el gran pulso geopolítico entre Pekín y Washington es particularmente sensible. Aunque su alcance y repercusiones todavía son motivo de debates, el anuncio de Petro ha crispado los ánimos y dividido opiniones. “Los próximos gobiernos verán si pasa de la intención a la realidad”, había defendido la semana pasada, cuando solo se refirió a un “acuerdo de intención”. Ahora parece que se traducirá en un memorando de entendimiento, que en cualquier caso no es una figura vinculante. Su canciller, Laura Sarabia, también ha intentado bajar el tono: “Estados Unidos debe seguir siendo un socio estratégico, un socio comercial para Colombia, y a eso seguiremos apostándole. Pero eso no significa que Colombia no pueda mirar hacia otros escenarios”.
La economía colombiana se asomó al precipicio en enero, cuando Trump amenazó con imponerle aranceles del 25% a los productos del país sudamericano –y eventualmente del 50%–, después de que Petro devolvió dos aviones con deportados colombianos. Esa primera crisis se resolvió en menos de 24 horas gracias a la mediación de diplomáticos, expresidentes y empresarios, pero evidenció la profunda dependencia colombiana de su socio del norte. Después fue parte del listado de naciones que cayó en el arancel general del 10%. El intercambio de bienes y servicios entre los dos países alcanzó 36.700 millones de dólares en 2024, con un superávit de 1.300 millones de dólares a favor de Estados Unidos.
Por su parte, la influencia china está al alza, como en el resto de la región. Los mayores proyectos de infraestructura de los últimos años han ido a empresas de China, entre ellos la emblemática primera línea del metro de Bogotá. El intercambio mueve unos 17.000 millones de dólares al año. Colombia exportó 2.377 millones de dólares en 2024, e importó 15.936 millones de dólares, por lo que se prevé que el presidente colombiano aborde con su homólogo chino ese marcado desequilibrio en la balanza comercial. En cualquier caso, la imagen del gigante asiático ha repuntado con fuerza.

En la Invamer Poll, uno de los estudios de opinión más tradicionales de Colombia, el 45% de los encuestados tenían una imagen favorable de China, y el 36% desfavorable, en diciembre, antes de la posesión de Trump. En abril, las opiniones favorables con respecto al gigante asiático subieron al 62% –la mayor cifra desde el arranque del Gobierno de Petro, en agosto de 2022– y las desfavorables cayeron al 26%. En la dirección contraria, la imagen de Estados Unidos entre los colombianos se ha visto lastrada por la irrupción del magnate republicano. Pasó de un 52% de opiniones favorables y un 35% desfavorables en diciembre, a un 40% favorables y un 54% desfavorables en abril.

Un resultado en la misma línea de una serie de encuestas contratadas por The Economist en varios países de la región, incluido Colombia. “China es vista como la superpotencia más respetuosa. En la mayoría de los lugares encuestados, se la considera el socio comercial más confiable”, apunta el análisis del semanario británico. “Cualquier esfuerzo por persuadir a los sudamericanos para que rechacen a China se ve obstaculizado por la estrategia de garrote sin zanahoria de la Administración Trump. Deportaciones, aranceles y amenazas dominan los titulares. Unos lazos comerciales y económicos más fuertes facilitarían mucho al equipo de Trump persuadir a los sudamericanos para que se distancien de China. Sin embargo, la Administración ha mostrado poco interés en ello. Desmantelar USAID no ayuda”, concluye The Economist. Colombia es, justamente, el mayor afectado del continente con el ocaso de agencia de cooperación estadounidense.
🇨🇴 🫱🏻🫲🏽 🇨🇳 Colombia firmará su adhesión a la Ruta de la Seda, un proyecto de integración global que busca fortalecer las relaciones y la cooperación entre Asia, Europa, África y América Latina, a través de iniciativas que impulsen el desarrollo industrial y tecnológico.
Desde… pic.twitter.com/4IOIHNDYM5
— Presidencia Colombia 🇨🇴 (@infopresidencia) May 13, 2025
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