Netflix tenía previsto estrenar este jueves 1 de mayo la docuserie Angi: Crimen y castigo, dos episodios que analizan el homicidio de Ana Páez en 2008, por el que cumple condena María Ángeles Molina, Angie. Sin embargo, el estreno no se ha producido. El Juzgado de Primera Instancia 8 de Tarragona ha estimado la petición de suspensión cautelar de la difusión, distribución y explotación de la docuserie, por lo que la plataforma ha seguido la orden judicial y no ha lanzado los episodios.

Como avanzó El Periódico este miércoles, la condenada por el crimen había presentado una demanda en los juzgados en la que solicitaba como medida cautelar la suspensión de la emisión. El motivo era que en la serie aparecen imágenes personales previas al crimen que no habrían contado con su consentimiento. Netflix avanzaba en su promoción que el documental “arroja luz sobre el pasado de Angi, su matrimonio con Juan Antonio Álvarez Litben y la muerte del empresario en 1996″. Además de suspender el estreno, la plataforma ha retirado los avances que había publicado. Este miércoles, la plataforma aún contaba con este título como una de sus apuestas principales en España para mayo.

Es la segunda ocasión en que Netflix tiene problemas con una serie sobre un crimen mediático español. En 2023, Rosa Peral solicitó el secuestro de la serie de ficción El cuerpo en llamas, que se basa en el caso por el que fue condenada. La jueza rechazó la petición, pero más adelante, la Audiencia de Barcelona consideró que la demanda inicial debió haberse tramitado y estimó el recurso de Peral. La demanda de Peral sostiene que Netflix y la productora de la serie vulneraron los derechos al honor, a la propia imagen y la intimidad tanto de ella como de su hija y pide a Netflix alrededor de 30 millones de euros porque la serie va más allá de lo probado en la sentencia, según la condenada.

Caso Rosa Peral Netflix

María Ángeles Molina es uno de los personajes más conocidos de la crónica negra catalana. En 2012 fue condenada a 22 años de cárcel por el asesinato de su amiga Ana Páez en un apartamento del barrio barcelonés de Gràcia en 2008. Aprovechó la relación de amistad que mantenía con su víctima para apoderarse de sus documentos personales con “el propósito de obtener un beneficio económico”, según recogió la sentencia. Así, haciéndose pasar por ella, suscribió préstamos y seguros de vida a nombre de Páez por un importe superior al millón de euros. Molina había matado a su amiga asfixiándola con una bolsa de plástico y posteriormente pretendió simular un móvil sexual impregnando con semen la boca y la vagina de la víctima.

Auge del true crime

El true crime, el género que basa sus historias en crímenes reales, es uno de los que más han crecido en los últimos años y Netflix ha sabido aprovecharlo tanto en historias de ficción como docuseries. El caso Asunta, con Candela Peña y Tristán Ulloa, es uno de los ejemplos de mayor éxito, reconstruyendo el caso del asesinato de Asunta Basterra por el que fueron condenados sus padres adoptivos, Rosario Porto y Alfonso Basterra. En el campo del documental, El caso Alcàsser recuperaba en cinco episodios el polémico tratamiento que se hizo del asesinato de tres niñas en 1992. Pero no solo Netflix ha aprovechado el tirón del género. En Telecinco, El marqués se basaba en el crimen de Los Galindos en los años setenta para mostrar, desde la ficción, una posible versión de unos sucesos que nunca llegaron a esclarecerse. El documental Lucía en la telaraña (RTVE Play) ahondaba en cinco episodios en el asesinato de Lucía Garrido en Alhaurín de la Torre. Y cuando el interés por el género estaba despuntando, Muerte en León, de Justin Webster, recorría el caso del asesinato de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, a manos de Montserrat González y su hija Triana.

Son solo algunos ejemplos de una fiebre por el true crime que también da quebraderos de cabeza a sus responsables. Y no solo en el audiovisual. Muy sonado ha sido el caso del libro El odio, escrito por Luisgé Martín sobre José Bretón y que ha terminado con la editorial Anagrama renunciando a su publicación. Aunque su lanzamiento estaba previsto para el 26 de marzo, se postergó de manera indefinida a raíz de la polémica tras las distintas instancias interpuestas por la madre y la Fiscalía ante la justicia. La editorial argumentó su decisión final de no publicar el libro asegurando que “en una sociedad democrática, debe existir un equilibrio entre la libertad creativa como derecho fundamental y otros principios morales. Por ello, considera que las obras que se inspiran en hechos reales requieren de una dosis doble de respeto y sensibilidad”.



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