A estas alturas de la película, la gran noticia del año en MotoGP llegará cuando una Ducati no ocupe el cajón más alto del podio. Si es que llega. La imbatible Desmosedici GP de la fábrica italiana encadena 22 victorias consecutivas y este fin de semana, durante la disputa del GP de Francia, aspira a cosechar la vigesimotercera, lo que establecería un nuevo récord absoluto en MotoGP.

“Para nosotros, lo importante es ganar, no ganar sin despeinarse. Eso te convierte en antipático y arrogante, y no pretendemos serlo”, explica Gigi Dall’Igna, máximo responsable de la marca de Bolonia, en conversación con EL PAÍS. “El problema es que nunca sabrás lo que harán los rivales para evolucionar su máquina, y lo único que puedes hacer es tratar de mantener el listón lo más alto posible”, añade el ingeniero de 58 años, convertido en el gurú técnico de la categoría reina durante la actual era de hipertecnologización de las motos de carreras.

Ese listón tan elevado ha provocado que en los últimos años hasta los prototipos antiguos de Borgo Panigale superen con holgura a la competencia, en plena crisis identitaria y deportiva de las colosas japonesas. A pesar de las prometedoras mejoras de Honda y Yamaha en el arranque de 2025, sus pilotos siguen lejos de los referentes de un campeonato que lidera Álex Márquez con la Desmosedici de 2024, seguido por otros cuatro prototipos de los italianos de los seis que hay actualmente en la parrilla. En las diez carreras disputadas en las cinco citas de la actual campaña, tan solo Fabio Quartararo (Yamaha) logró romper el pleno de podios de las Ducati en el reciente GP de España con una segunda plaza.

La pujanza de las europeas Aprilia y KTM ha resultado prometedora pero insuficiente, y las graves lesiones del vigente campeón Jorge Martín por parte de los italianos y los problemas financieros por parte de los austríacos han ralentizado su progresión sobre la pista. Los oponentes aprietan los dientes y trabajan a destajo, inspirándose también en el modelo científico y reactivo de la fábrica que marca el paso. No hay un gran secreto detrás de la máquina de los boloñeses, simplemente el producto de años de trabajo bien hecho.

“Cuando una marca gana de una forma tan aplastante, es que tiene una moto magnífica y muy buenos pilotos encima de ella, no hay una receta mágica”, apunta Alberto Puig, jefe del equipo oficial de Honda. “La situación actual con el dominio de Ducati se parece a la que vivimos en su momento con Honda, que tuvo en la NSR500 un modelo igual de demoledor”, recuerda el expiloto catalán, con casi cuatro décadas de experiencia en el paddock y todavía en activo cuando los japoneses firmaron la racha de 22 victorias que empataron los italianos en Jerez.

Fabio Quartararo felicita a Álex Márquez por su victoria en el GP de Jerez el pasado 27 de abril.

En aquella secuencia gloriosa para la marca del ala dorada, entre el GP de Malasia de 1997 y el GP de los Países Bajos de 1998, contribuyeron cinco pilotos con sus victorias encima de la NSR500: el pentacampeón australiano Mick Doohan (15), el primer campeón español de la categoría reina Àlex Crivillé (4), el japonés Tadayuki Okada (1), el italiano Max Biaggi (1) y el también español Carlos Checa (1), los dos últimos con estructuras cliente. “Teníamos a Doohan, claro, pero el resto de pilotos también estaban a la altura”, enfatiza Puig, una de las figuras claves en la rescisión amistosa de contrato que permitió a Marc Márquez subirse a la mejor moto de la parrilla.

La racha de Ducati tiene paralelismos tanto en el apartado técnico como en la alineación de pilotos. También han sido cinco quienes han contribuido a las 22 victorias consecutivas enlazadas entre los GP de España de 2024 y 2025, entre ellos tres campeones de MotoGP: Pecco Bagnaia (11), Marc Márquez (6), Jorge Martín (2), Enea Bastianini (2) y Álex Márquez (1). “La alineación de pilotos de Ducati es buenísima. Si no está Marc, está Álex, y sino Pecco. Hasta Fermín Aldeguer, en su año de novato, puede sacar la cabeza por delante”, apunta Àlex Crivillé. “A finales de los noventa, todos los pilotos querían subirse a la Honda, y ahora pasa lo mismo con las Ducati”, agrega el campeón del mundo de 1999.

Los pilotos Marc Márquez (Ducati Desmosedici GP25) (c), Alex Márquez (Ducati Desmosedici GP24)  (i) y el italiano Francesco 'Pecco' Bagnaia (Ducati Desmosedici GP25) tras quedar en primera, segunda y tercera posición, en la carrera al 'sprint' del Gran Premio de España el pasado 26 de abril.

A pesar del dominio aplastante de las Ducati, que han perdido tan solo cuatro grandes premios en las tres últimas campañas, los rivales y analistas del paddock rechazan los descalificativos que definen MotoGP como una Copa Ducati. Cuando Casey Stoner ganó el primer título para los italianos en 2007, su Desmosedici era todavía ingobernable y fue el piloto aussie quien marcó la diferencia para derrotar a las fábricas japonesas por primera vez en más de tres décadas. Dall’Igna entró como jefe del proyecto en 2013 y no fue hasta 2022 que pudo celebrar el título de pilotos de la mano de Pecco Bagnaia.

“Han trabajado muchísimo y han pasado un montón de pilotos que han ido desarrollando la moto, entre ellos Capirossi, Stoner, Dovizioso, Lorenzo, Bagnaia, Martín y ahora los Márquez. No es casualidad que estén aquí, es porque lo merecen”, desarrolla Crivillé. “Con Gigi han sabido interpretar muy bien el reglamento y confiar en soluciones atrevidas como la aerodinámica, cuando la mayoría de marcas no confiaban en ello. Tienen una moto imbatible y pienso que tienen potencial para ampliar este récord de victorias de forma abultada. Veo difícil que otra marca pueda robarles el protagonismo este año”, concluye.

En Le Mans, este fin de semana, Ducati busca culminar su racha histórica en un circuito donde han ganado en las últimas cinco visitas mundialistas de la mano de cinco pilotos distintos.



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