Periodista freelance y viajero empedernido. Líbano, Siria, Afganistán, Irak, Pakistán o Irán, sus grandes pasiones. Suele decir que, si alguien quiere encontrarle, deberá buscarlo en el fumadero de pipa de agua más famoso de las ciudades que recorre. Pero este lunes, Mikel Ayestaran (50 años, Beasain, Guipúzcoa) recibirá en el Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona el premio Ortega y Gasset a la mejor cobertura multimedia por Menú de Gaza, en la que se documenta la hambruna en la Franja, un lugar al que el Gobierno israelí no permite la entrada de periodistas extranjeros. “El proyecto nació para morir lo antes posible. Solo espero que las armas dejen de regir en Gaza”, explica el reportero.
En 2005 el reportero vasco decidió dejar el escritorio de una redacción para dedicarse a cubrir los conflictos en Oriente Próximo. Sus inicios como periodista freelance se remontan a la invasión israelí de Líbano en 2006, y no ha parado. La voz de Ayestaran ha acercado a España historias de las primaveras árabes, la guerra civil en Siria, la expansión de Estado Islámico o las invasiones de Irak y Afganistán. Desde 2015 reside en Jerusalén con su familia y desde ahí informa sobre el terreno. Lo ha hecho en distintos medios como EITB o El Correo, pero un trabajo poco convencional a través de Instagram ha sido el que le ha valido el Ortega y Gasset. “En las redes se pueden hacer trabajos serios y rigurosos. También se puede hacer periodismo de guerra en Instagram y es un soporte supervalioso; solo tenemos que saber usarlo”, aseguraba Ayestaran cuando recibió la noticia.
El objetivo del periodista es explicar a través de imágenes diarias cómo Israel utiliza el hambre como arma de guerra en la Franja de Gaza. “Confío en que una cosa tan simple como esta, que son los platos del día a día de una familia, sirvan para hacernos reflexionar y no tragarnos las mentiras y la propaganda”, apostillaba al conocer el veredicto del jurado.
En sus publicaciones, retrata la comida y la vida del pueblo gazatí. Un ejemplo: “Plato sin fronteras para superar el bloqueo. Espaguetis con tomate para la familia, energía para la jornada y recuerdos de la ausencia de queso y carne para la salsa boloñesa. Hace tiempo se acabaron los lamentos. En esta casa se come una vez al día, el desayuno, la comida y la cena se condensan en este plato que a diario comparten con nosotros. ¿A quién no le ha salvado el día un plato de pasta con tomate? A Amal y los suyos, también”.
Detrás de cada plato hay una historia de la familia de Kayed Hammad, intérprete y amigo con el que Ayestaran trabaja desde 2005. La esposa de Hammad, Dalia, es la autora material de las fotografías, y cada una consta de un breve relato de cómo las familias de Gaza logran sortear el bloqueo israelí. Desde febrero de 2024 hasta enero de 2025 no ha dejado de publicar un solo día.

Ayestaran pone en valor las redes sociales como una herramienta para denunciar las atrocidades que se cometen en la guerra y como un formato compatible con el periodismo de guerra. “Es evidente que en las redes hay mucho barro detrás, especialmente de aquellos que se sirven del anonimato para difundir odio, pero este trabajo puede ser una referencia para retratar como se utiliza el hambre como arma de guerra”, subraya.
Menú en Gaza es ahora parte de un capítulo de Historias de Gaza, publicado el pasado 9 de abril y séptimo libro de Ayestaran. En él habla del infierno en el que viven las familias gazatíes. El reportero pretendía terminar la serie fotográfica cuando hubiera un alto el fuego, algo que no llegó hasta enero de este año. No obstante, el inicio del Ramadán en marzo y el cierre de Israel de los accesos a la franja para evitar que llegue ayuda humanitaria le llevaron a una nueva serie: Menú de Ramadán, una continuación del día a día de la población gazatí que sufre insalubridad, enfermedades, desnutrición infantil severa y dificultad por acceder a servicios básicos como luz y agua.
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