Dura de pelar, Iga Swiatek finalmente se levanta. Quién lo iba a decir: ella, reina de los roscos —son 29 en los grandes torneos, récord—, encajando un 6-0 frente a la estadounidense Madison Keys. Hay que retroceder a junio de 2021 para dar con la última vez que la polaca, tetracampeona de Roland Garros, había probado su propia medicina. Fue en Eastbourne (Inglaterra), sobre hierba, frente a la rusa Daria Kasatkina. Sobre arena, su dominio natural, tan solo la portorriqueña Mónica Puig y la rumana Simona Halep habían conseguido endosarle un set en blanco. De ahí esa sensación tan extraña de la exnúmero uno, que a lo largo de su carrera ha firmado un total de 32, solo uno por debajo de la bielorrusa Victoria Azarenka, 33. Entonces, ¿qué se siente al estar al otro lado, el de la que lo sufre?

“Bueno, no gusta… Pero al menos es rápido, eso es lo único positivo. Es raro. Ha sido uno de los partidos más raros que he jugado en toda mi carrera”, transmite la número dos del mundo después de remontar en los octavos (0-6, 6-3 y 6-2) y progresar a la siguiente estación, en la que se topará este jueves (no antes de las 16.00, Teledeporte y Movistar+) con la rocosa Coco Gauff, expuesta la norteamericana a la abrasadora realidad de los datos: 11-3 en su contra, 0-5 en arcilla. Ahora bien, hay esperanza para ella, puesto que venció en los dos últimos cruces.

“Iga es durísima, pero yo ahora tengo mucha más confianza que antes y no pienso en el cara a cara. Voy a salir ahí fuera a tope y tengo el tenis suficiente para ganar el partido”, expone Gauff, quien también se ha levantado. A su manera: con dos bolas de set en contra, resiste y resiste, y termina neutralizando a la joven Mirra Andreeva, que aterrizó en Madrid con ganas de comerse otra vez el mundo y se marcha tristona. Acaba de cumplir 18 años y celebra la mayoría de edad, pero la derrota (7-5 y 6-1) le aparta del cuadro y del lugar que, precisamente, acogió su eclosión hace un año. Entonces también cayó en los cuartos.

Jack Draper, ante Tommy Paul.

Lamenta la joven rusa y se sonroja Jack Draper cuando un periodista británico traza la comparación: ¿Es ese golpeo enroscado similar al látigo de Nadal en tierra? No se pasen, viene a decir. “Todavía no he ganado 14 Roland Garros, todavía no… [risas]. Al ser zurdo, me fijaba en Rafa cuando era más joven, pero no me puedo comparar; me gustaría pensar que comparto algunas características con él, como la actitud sobre la pista o la forma en que golpeo con mi drive, pero todavía estoy muy lejos de su nivel en esta superficie”, dice tras reducir a Tommy Paul (doble 6-2) y aterrizar ante Matteo Arnaldi.

Saltarán el inglés y el italiano a la pista (no antes de las 17.00) tras el Cerúndolo-Mensik (15.00). Y lo hará el de San Remo con las alas bien abiertas, dado que al chute anímico obtenido contra Novak Djokovic el sábado ha añadido dos triunfos de gran valor contra Damir Dzumhur y Frances Tiafoe (6-3 y 7-5). ¿Cómo no acusar el desgaste emocional de la victoria contra Nole, tan habitual cuando se tumba a un tótem? “Aprendí la lección de ocasiones anteriores, en las que gané un partido que no esperaba y luego me costó mucho mantener el nivel. En esta ocasión he sabido estar concentrado y aislarme del ruido mediático”, dice.

Sabaleenka celebra un punto ante Kostyuk.

En ese momento, Elina Svitolina está batiéndose con Mooyuka Uchijima, a la que vence por 6-2 y 6-1, sin desvío ni miramientos. Alcanzada ya la treintena, la ucraniana no se rinde y continúa persiguiendo la gloria que se le resistió en Madrid y, por qué no, piensa, en los Grand Slams. Pero no lo tendrá fácil esta vez. En la semifinal (no antes de las 21.30) estará enfrente la poderosa Aryna Sabalenka, superior a Marta Kostyuk (7-6(4) y 7-6(7). La tenista de Odense ganó antes de desembarcar en la Caja Mágica el título de Rouen y advierte: “No solo estoy ganando los partidos, sino que me siento dominadora en la pista”.

No llegaron especialmente inspirados Daniil Medvedev ni Casper Ruud, el uno alérgico a la arcilla y el otro en horas bajas, pero también pugnarán (13.00) por una plaza en la penúltima ronda. Otro aspirante será Gabriel Diallo, verdugo de Grigor Dimitrov (5-7, 7-6(7) y 6-4). El canadiense se topará con el italiano Lorenzo Musetti, artífice, ya de madrugada, del último ko entre los favoritos: el 6-4 y 6-2 borra al australiano Alex de Miñaur y sitúa al italiano en la franja caliente de la competición. Superado por Carlos Alcaraz en la final de Montecarlo, entonces lesionado en el segundo de los tres sets, subraya su hambre: “Me espera un partido duro, pero no quiero parar aquí”.



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