Playoffs NBA – playoffs – jornada 31

New York Knicks

New York Knicks
Boston Celtics

Boston Celtics

Un cuarto de siglo ha pasado desde la última vez que los New York Knicks jugaron la final de la Conferencia Este de la NBA, cuando Pat Ewing era la estrella del equipo. Este viernes lograron su pasaporte para volver a hacerlo. Se encontrarán en ella con los mismos rivales del año 2000: los Indiana Pacers. El hito del equipo neoyorquino llega tras eliminar a los vigentes campeones, los Celtics de Boston, en el sexto partido de la eliminatoria (119-81, la mayor victoria del equipo en los playoffs en su historia, y 4-2 en la serie). Los de Boston se despiden así del sueño de ser el primer equipo que gana dos anillos consecutivos desde 2018.

Los Knicks han sido superiores de principio a fin de las semifinales. Para los de Boston sería tentador culpar de la derrota a la lesión de su estrella, Jayson Tatum, que sufrió una rotura del tendón de Aquiles al final del cuarto partido. Lo cierto, sin embargo, es que tres de las cuatro derrotas de los Celtics se han producido con Tatum sobre la pista. A los campeones les ha faltado el hambre de título que han demostrado los neoyorquinos y el acierto en los momentos clave.

Los Celtics desperdiciaron amplias ventajas en los dos primeros partidos de la eliminatoria. Jalen Brunson, mientras, demostró por qué se ha llevado este año el premio al mejor jugador de la NBA en los momentos decisivos. A su lado, además, ha contado con Karl-Anthony Towns. El dominicano estadounidense, procedente de los Minnesota Timberwolves, fue el fichaje estrella de los Knicks para esta temporada. Con su llegada, los neoyorquinos se convencieron de que podían aspirar a cualquier cosa.

Tom Thibodeau ha conseguido encajar las piezas de modo que también OG Anunoby, Mikal Bridges y Josh Hart han rendido a alto nivel. Consciente del gran salto de calidad que había con los suplentes, el entrenador ha apostado por mantener el máximo de minutos posible sobre la pista a su quinteto titular y la estrategia le ha dado resultado.

El partido de este viernes fue toda una fiesta en el Madison Square Garden. Los Celtics se sobrepusieron a la ausencia de Tatum en el quinto partido de la serie y ganaron en el TD Garden de Boston el miércoles por una amplia ventaja. En su casa, sin embargo, los Knicks no dieron opciones a unos Celtics con la pólvora mojada que lograron cifras ridículas de anotación. No superaron los 20 puntos en ninguno de los tres primeros cuartos. En el último, ya no importaba.

Los de Boston resistieron a duras penas el primer cuarto (26-20) gracias a la aportación de Jaylen Brown, pero se hundieron irremisiblemente en el segundo. En las calles que rodean el mítico estadio neoyorquino, donde se habían instalado pantallas para seguir el partido, ya se celebraba la clasificación en el descanso, cuando el electrónico marcaba un 64-37 para el que no se veía solución alguna. Derrick White, que hizo olvidar a Tatum en el quinto partido, llegó al intermedio con solo dos puntos en una serie de una canasta en siete tiros de campo. Los triples, el arma preferida de los Celtics, no entraban: solo 4 de 19 en toda la primera mitad.

Los Knicks no solo tenían mejor porcentaje de acierto, sino también una defensa más intensa, mejores combinaciones de ataque y una mayor agresividad en el rebote. Dominaban todas las facetas del juego. Solo un milagro podía salvar a los Celtics, pero no se produjo. Tras la reanudación, los Knicks pusieron 36 puntos de distancia y gestionaron con comodidad su ventaja hasta el final del partido. Cuando a falta de 1:49 para el final del tercer cuarto la diferencia superó los 40 puntos (92-51), ya ni siquiera el milagro era posible.

Jalen Brunson vota ante Jrue Holiday en el partido de este viernes.

Para los Celtics se trata de una amarga despedida. El equipo de Boston mantenía intacto el bloque que le permitió el año pasado conquistar el anillo de campeones y alzarse como el equipo más laureado de la NBA con su 18º título. Partían como los favoritos y aspiraban a abrir un ciclo triunfal tras romper su sequía. Durante la temporada regular batieron récords de triples y fueron el mejor equipo visitante, pero se notaban algunos signos de relajación que les llevaron a ser los segundos de la Conferencia Este.

En los playoffs han naufragado. Su objetivo mínimo era alcanzar la final de la Conferencia Este, como habían logrado en seis de los últimos ocho años, incluidos los tres últimos de forma consecutiva. La propensión a las lesiones de Kristaps Porziņģis, la edad de Al Horford y Jrue Holiday y la lesión de Tatum nublan su futuro. La derrota también hace caer la cotización de Joe Mazzulla, pues el técnico se ha visto impotente a la hora de encontrar variantes en su juego de ataque más allá del bombardeo de triples.

Los Knicks, en cambio, disfrutan su momento. No solo llegan a la final del Este sino que lo hacen contra un equipo teóricamente asequible, al que ganaron en dos de los tres partidos de la temporada regular, aunque con Tyrese Haliburton inspirado resultan también temibles. Curiosamente, las tres últimas finales de conferencia de los Knicks han sido contra los Pacers. Ganaron en 1994 y 1999, pero perdieron en 2000.

Los neoyorquinos, además, cuentan con ventaja de campo, pues cerraron la liga con 51 victorias frente a las 50 de los Pacers. La final del Este comenzará el miércoles en un Madison Square Garden que, a buen seguro, lucirá un lleno como el de este viernes, con decenas de famosos incluidos.

Las jugadoras del New York Liberty ganaron en octubre su primer título de la WNBA y acabaron con casi medio siglo de sequía para el baloncesto de Nueva York. Los Knicks aspiran ahora a seguir su camino.



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