Buenas noticias en el frente de la peor crisis de drogas de la historia de Estados Unidos. Las muertes por sobredosis cayeron en el país un 27% en 2024, el mayor descenso desde que hace 45 años se guarda registro. En total, fallecieron unas 80.000 personas, frente a las cerca de 110.00 del año pasado, según datos provisionales proporcionados este miércoles por la agencia gubernamental CDC (siglas en inglés para los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades). Los números quedan así en niveles previos a la pandemia.
El informe no aduce causas para ese descenso, pero los expertos en drogas señalan como posibles razones la toma de conciencia del peligro del fentanilo, potente opiáceo responsable de las tres cuartas partes de las sobredosis, las campañas para alertar a los jóvenes del riesgo de tomar drogas de dudosa procedencia o el éxito de las políticas de prevención de daños. En ese grupo se incluyen medidas como la distribución de jeringuillas entre los usuarios y de tiras reactivas para detectar sustancias como el fentanilo o la xilazina (conocida como tranq, o droga zombie) en la cocaína o la metanfetamina. Pero, sobre todo, la puesta a disposición sin receta de inhaladores de naloxona, el mejor antídoto contra las sobredosis de fentanilo.
Hay también otra explicación, que tal vez suene demasiado macabra: puede que sencillamente el opiáceo sintético haya matado tanto hasta ahora que ya no queden demasiados candidatos a caer en sus garras. También hay que tener en cuenta los acuerdos millonarios a los que han obligado los jueces a las farmacéuticas que provocaron con sus medicamentos y sus malas prácticas el inicio de la crisis de los opiáceos en los años noventa. Se calcula que en la última década esas indemnizaciones han ascendido a unos 50.000 millones dólares, que se han invertido en programas para luchar contra la adicción en las regiones más devastadas.
Caídas en todos los Estados menos en dos
La caída en el número de muertos es generalizada: hubo menos muertes en todos los Estados menos en dos, Nebraska y Dakota del Sur, que registraron pequeños incrementos. Lugares simbólicos como Ohio o Virginia Occidental, escenarios en los que empezó a mediados de la década pasada la crisis de fentanilo, registraron las mayores caídas.
Los buenos datos, que llegan después de que el año pasado se registrara la primera caída, del 3,7% en cinco años, aún son provisionales. Aquella estadística revirtió una tendencia que aún está lejos de ser contrarrestada: los muertos por sobredosis crecieron un 30% entre 2019 y 2020, y un 15% entre 2020 y 2021. En 2022, se registró el récord, con 111.029 fallecidos Los números conocidos este miércoles invitan a pensar que lo que parecía un aplanamiento de la curva podría ser el comienzo del fin de una epidemia que es la primera causa de mortalidad entre los jóvenes estadounidenses.
Está por ver cómo afectarán al combate de la drogadicción las políticas de la nueva Administración de Donald Trump, que prima frente a otras medidas de prevención la mano dura contra el tráfico de estupefacientes, con decisiones como designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, imponer aranceles para castigar a los países a los que culpa de la crisis de fentanilo (México, China y Canadá) o cerrar las fronteras. El recorte en el dinero público lanzado por el Departamento de Eficiencia Gubernamental de Elon Musk (DOGE) amenaza con revertir los avances en el frente de la mitigación de daños.
Trump, por otro lado, cuenta con un largo historial en sacar provecho político del fentanilo. Le gusta hinchar las muertes provocadas por esa droga (hasta asegurar que el número de bajas asciende a las 300.000 por año), y también presumir que cuando él estuvo en la Casa Blanca por primera vez había menos fallecidos. Lo cierto es que cuando perdió las elecciones en noviembre de 2020 la curva estaba creciendo exponencialmente, y siguió haciéndolo hasta alcanzar su pico a mitad del mandato de Joe Biden. Todos los expertos coinciden en señalar que, más que la ideología de quien estaba al mando, fue la pandemia una de las causas que más disparó por el lado del consumo la devastación del fentanilo y de otras drogas sintéticas.
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