La pesadilla de violencia que sufre Puerto Príncipe, la capital de Haití, ha llevado al límite a su sistema sanitario. La ONU ha alertado de que más del 60% de los hospitales de la ciudad no están operativos, mientras que la organización Médicos Sin Fronteras ha informado este martes de que su hospital de traumatología de Tabarre —uno de los últimos de la capital— ha superado su capacidad. En Tabarre, al norte de la capital, habitan más de 130.000 personas y es una de las comunidades más golpeadas por la violencia que desangra Puerto Príncipe, lo que ha hecho que aumenten los heridos graves que requieren tratamiento médico. “Esto crearía una situación aún más desesperada para los habitantes de la ciudad, cuyo acceso a la atención quirúrgica se reduciría considerablemente”, alerta MSF.
Esta organización internacional decidió cerrar a inicios de abril dos centros de atención sanitaria en Puerto Príncipe debido a la violencia que enfrenta su personal. Gabriel Mayorga, responsable de Asuntos Humanitarios de MSF en Haití, explicó a este diario que cuatro de sus vehículos fueron atacados mientras se trasladaban en un convoy y tres de ellos recibieron 15 impactos de bala, lo que demuestra el acoso que la organización sufre en el país.
La violencia no da tregua en la pequeña nación caribeña. Desde MSF informan de que los grupos armados que combaten por el control de la capital “coordinan ataques en varias zonas de la ciudad que antes quedaban fuera de su control”. La violencia ha aumentado la presión sobre el personal médico de esta organización, que ha decidido incrementar el número de camas en el hospital de Tabarre, al límite desde febrero por el creciente número de heridos graves. “Si bien el número de camas oficiales para traumatología es de 50, el hospital cuenta con 70 pacientes ingresados. Si se supera el límite de 75, será prácticamente imposible aceptar nuevos casos”, advierte MSF.
“El número de heridos graves no ha dejado de aumentar en las últimas cuatro semanas. Casi el 40% de ellos son mujeres y niños”, ha informado el doctor Seybou Diarra, coordinador del hospital, en declaraciones hechas a la organización. “Estamos desbordados, hemos pasado a crear salas de hospitalización en las salas de reuniones. Los equipos médicos están agotados y la intensificación de la violencia complica el desarrollo de nuestras actividades, ya que estamos situados junto a zonas que son atacadas regularmente, con un alto riesgo de balas perdidas”, ha explicado el médico.
La ONU ha alertado de que más del 80% de la capital, Puerto Príncipe, está bajo control de grupos armados, organizaciones criminales que han aprovechado el vacío de poder dejado tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021 para implantar un estado de terror: hay más de un millón de desplazados y las muertes ascienden a más de 5.000. Esta pesadilla ha generado la peor crisis humanitaria del Hemisferio Occidental. “Cada vez es más difícil para la población acceder a los centros sanitarios, y para quienes requieren atención traumatológica resulta imposible”, ha advertido Diarra. “Si la situación no se calma, temo que muchos de los heridos mueran por falta de tratamiento disponible”, alerta.
Marisela Silva Chau, jefa de la delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en el país caribeño, advirtió en una entrevista concedida a este diario en abril de que los servicios de salud están al borde del colapso y que la inseguridad alimentaria casi llega a niveles de hambruna. “Las organizaciones humanitarias tienen hoy en día un trabajo sumamente difícil en Haití. Estas se ven confrontadas con la necesidad de evaluar un sin número de riesgos de seguridad y adoptar medidas de mitigación a efectos de preservar la seguridad de sus equipos”, dijo Silva Chau, que ha pedido a la comunidad internacional poner los ojos en el pequeño país caribeño que se desangra en silencio: “Hay que prevenir un colapso humanitario”.
La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) ha informado de que más del 60% de las instalaciones sanitarias de Puerto Príncipe están cerradas o no funcionan y que las que permanecen abiertas se enfrentan a una grave escasez de recursos humanos, equipos y servicios especializados. “En medio de este contexto, MSF reclama protección para los civiles y respeto para las instalaciones sanitarias en las zonas de combate”, ha exigido el organismo en un comunicado publicado este martes.
Comentarios