El discurso que enardeció a las filas populares en el congreso del Partido Popular Europeo (PPE) en Valencia lo protagonizó el próximo canciller de Alemania, Friedrich Merz. El democristiano alemán convenció a sus colegas, según se escuchaba en las conversaciones en el amplio salón de la Feria Valencia, porque demostró “liderazgo” al exhibir ideas claras ante los principales desafíos que afronta la Unión Europea. Merz avisó en Valencia de que los europeos tienen que ser capaces de “defenderse solos”, instó a la Comisión a buscar nuevos acuerdos comerciales ante la nueva “era proteccionista” que ha inaugurado Donald Trump y urgió a “cambiar las leyes” para reducir “drásticamente” el flujo de inmigrantes irregulares. Su intervención, en clave europeísta, “movió a la tropa”, se escuchó en Valencia. Mientras, el político que ejercía de anfitrión, el líder del PP español, Alberto Núñez Feijóo, renunció a hacerlo porque apenas salió de los temas nacionales.

Feijóo utilizó sus dos discursos para hablar del apagón en España y para cargar contra el Gobierno de Pedro Sánchez, sin dedicar una sola palabra al desafío de la defensa europea o a los aranceles de Trump. Algunos veteranos del partido lamentan la “ocasión perdida” del presidente del PP, que contaba con la ventaja de que el congreso se celebraba en España, y desaprovechó la oportunidad de empezar a trabajar su influencia en la política europea.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante la apertura del Congreso del Partido Popular Europeo (PPE) celebrado en Valencia, el 29 de abril.

El congreso de los populares europeos, que se celebraba justo seis meses después de la dana que causó en Valencia 228 muertos, estuvo marcado por el apagón masivo que había azotado a España el día anterior al desembarco en Valencia de los principales líderes conservadores de la UE. Feijóo se disculpó ante sus colegas por haberse ausentado de la inauguración porque estaba pendiente de las consecuencias de la caída el día anterior del suministro. Su primer discurso lo dedicó íntegramente a hablar del apagón y a pedir al Gobierno español, ante media cúpula europea de su partido, que asumiera responsabilidades y a la UE, que colaborara para encontrar la “verdad” de las causas. Pero como anfitrión, Feijóo cerraba también el cónclave, y en sus 13 minutos de intervención ante los principales líderes conservadores de la UE apenas dejó dos ideas sobre Europa.

El líder del PP se refirió a la inmigración, para instar a que la UE “defienda sus fronteras” y “respete a quien llega y exija respeto a quien acoja”. Y planteó trabajar “para que Europa no se diluya ni en los EE UU ni en China”. Mientras el resto entró en la política de defensa, la respuesta a los aranceles de Trump, el cambio climático o los populismos, Feijóo soslayó todos esos retos para la UE.

El presidente de Generalitat valenciana, Carlos Mazón (derecha), la diputada popular Cuca Gamarra y el presidente autonómico de Murcia, Fernando López Miras, en el congreso del Partido Popular Europeo, en Valencia.

“Sánchez habla inglés, algo de francés, se sabe manejar en los ambientes europeos. Feijóo tiene que poner esfuerzo, tiempo y ganas para entrar en la política comunitaria”, analiza un dirigente popular con experiencia europea. “Tenía una ocasión única en Valencia para reunirse con todos, pero se nota que si no domina el escenario tiene una inseguridad tremenda”, reflexiona. El líder del PP fue de los pocos que no se expresó en inglés desde el escenario, como sí hicieron los alemanes, los griegos o los italianos. Al recibir al próximo canciller alemán se le escuchó un “Bienvenido a España” en español.

Cordón sanitario

Merz se presentó en Valencia el mismo día que los socialdemócratas alemanes aprobaron su contrato de Gobierno de coalición con la CDU y su partido hermano bávaro, la Unión Socialcristiana (CSU). Mientras los democristianos siguen pactando con los socialistas para preservar el cordón sanitario a la extrema derecha, como los polacos, el PP español ha gobernado con ella en seis comunidades autónomas. Uno de los participantes en el congreso, el presidente de Murcia, Fernando López Miras, confía en que Vox dé pronto luz verde a sus próximos presupuestos.

El presidente del CDU alemán, Friederich Merz, durante su intervención en el Congreso Popular Europeo de Valencia, el 29 de abril.

Teniendo en cuenta esas discrepancias, los populares europeos soslayaron uno de los debates más trascendentales que atraviesa a los conservadores, su relación con las extremas derechas. “No es que sea exactamente un tabú, pero se evita porque es incómodo”, señala un eurodiputado popular español, consciente de las distintas visiones en el seno del PPE. “Seguimos deshojando la margarita”, tercia otro. “Este tipo de debates sí los teníamos antes porque había liderazgos, ahora no los hay”, lamentan los más moderados del PP, pero en realidad a los españoles no les interesa una discusión que podría poner en problemas sus acuerdos con Vox.

El congreso de Valencia evidenció que, al margen de las alianzas con los ultras, los populares ya le han comprado a la extrema derecha gran parte de su agenda. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, tuvo que escuchar sentada en primera fila las arremetidas más o menos directas contra el pacto verde europeo que ella misma promovió en su primera legislatura. “Después de molestar a la gente con los tapones de las botellas o los coches que emiten sonidos, ahora pediremos a la gente que haga revisar sus vehículos cada año en lugar de cada dos años. ¿Estamos locos?”, clamó delante de ella el próximo canciller alemán. El PP español, en la misma línea, cuestiona las “políticas climáticas ideológicas” del Gobierno de Sánchez.

Deportación de migrantes

La retórica contra la inmigración ilegal fue otra constante. El PP español promovió una resolución que valida de forma tácita el modelo de la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, para crear centros de deportación de migrantes en países fuera de la UE, y que pretende modificar la normativa de asilo en Europa para que los trámites se hagan en terceros países no comunitarios y restringir así al máximo la entrada de extranjeros.

El giro hacia la derecha del PP europeo abre la pregunta de si, en el futuro, seguirá siendo posible reeditar la coalición centrista que gobierna Bruselas, que une a los conservadores con los socialistas, los liberales y los verdes. De hecho, el reelegido para los próximos tres años presidente del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, atacó en Valencia a los socialdemócratas, que “han dejado de representar a la clase trabajadora”, dijo, y a los verdes y los liberales, que “solo hablan a los bien educados y privilegiados”.

El presidente del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, saluda a José María Aznar en el el congreso de Valencia.

Weber, aliado del PP de Feijóo, apostó ante sus colegas por definir una “nueva narrativa” para evitar que los populistas “definan la agenda”, aunque la extrema derecha puede felicitarse de haberles ganado ya esa batalla.

Fuentes del PP europeo advierten de que el nuevo PPE puede seguir moviéndose todavía más hacia la derecha en esta nueva etapa. “Weber ha pactado con Antonio Tajani [vicepresidente de Meloni, de Forza Italia], que, a cambio de apoyarle, va a atraer a Meloni al Grupo Parlamentario Popular”, alerta un dirigente, que apunta que “el trato que Weber ha hecho con el PP español a cambio de su apoyo es que puedan pactar con Vox”. Feijóo ha logrado aupar a Dolors Montserrat a la secretaría general del PPE. La dirigente catalana tiene el reto de llenar de contenido su nuevo puesto, y dedicarlo a algo más que a los asuntos nacionales españoles.



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