No les quedan tan lejos: las pachangas junto a su hermano con cajas de plástico por porterías en casa de la abuela, a Ona Batlle (Vilassar de Mar, Barcelona, 1999); los partidos en el patio del colegio contra los mayores, jugados con la intensidad de quien disputa la final de un gran trofeo, a Vicky López (Madrid, 2006). Son jovencísimas, pero son el testimonio vivo de que el mundo ha cambiado: España es campeona del mundo, el fútbol femenino llena estadios y su club, el FC Barcelona, reina con autoridad en Europa y acaba de proclamarse campeón de Liga F. “Si me lo hubieran dicho hace 15 años, no lo habría creído”, confiesa Vicente Jiménez, director del Diario AS, que modera este episodio de la serie de videopódcast LALIGA VS, durante el que las jugadoras enseñan su cara más personal y repasan su deporte, que presume de una grada más libre de esos vicios que nadie quiere ver ya en ningún campo: “Yo creo que en el fútbol femenino no hay tanto odio”, afirma Vicky López.
Ona Batlle fue titular en aquel partido que cambió el rumbo de todo un país, la final del Mundial contra Inglaterra. “La noche antes me costó mucho dormir, intentaba pensar en otra cosa pero a mi cabeza no paraba de aparecérsele lo mismo: partido, partido”, recuerda. Jiménez, que estuvo allí durante el acto que la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) organizó con sus familias, le cuenta que él se asombró por la tranquilidad que traslucían; “Aún siento nervios cuando salto al campo”, admite en cambio Ona. “Pero me gusta. Son buenos. Me hacen sentirme dentro del partido, concentrada”.
Ambas, con el FC Barcelona, ganaron el curso pasado todos los títulos a los que optaban, incluida la UEFA Women’s Champions League, esa competición con la que Vicky López fantaseaba en el recreo: “Éramos buenísimos. Unos defendían muy bien, teníamos al típico chupagol…”. Al principio era la única chica, y en cuanto otras se animaron a jugar las acogió bajo su ala. Y, en un parpadeo, lo que soñó se volvió realidad: el Spotify Camp Nou aclamándola, la Champions, el premio Golden Girl, que la reconoce como mejor jugadora sub-21 de Europa… “¿Cómo te sentiste?”, le pregunta Jiménez; “No lo puedo ni explicar”, responde ella.
Valores y educación
De niña, cuando Vicky López y su equipo de chicas competía en una liga masculina (y arrasaba a los rivales), tuvo que luchar con hechos (y goles) contra el escepticismo instalado en el césped y la gradas: “Sí notaba que antes de los partidos se reían algunos padres, que creían que su equipo iba a ganarnos fácil, pero después, ahí ya venían a darnos la mano y felicitarnos”. Vicky sonríe al recordar aquellos cambios de actitud. Y apenas muda el gesto con la siguiente pregunta: “¿Has recibido insultos racistas?”. “En algún encontronazo, siempre hay quien te insulta por el físico o por la nacionalidad o suelta un comentario inapropiado. Pero a mí me da igual porque quien actúa así no tiene valores”, responde Vicky, que en cualquier caso afirma que apenas ha sufrido episodios de esta índole y que ella “está muy bien educada”, como para permitir que le afecten.

El ambiente del fútbol femenino, concuerdan ambas, es distinto, más sano. Y si algo de esa toxicidad se cuela en sus vidas por las rendijas de las redes sociales, también en ese campo han aprendido a manejarse: “No tengo X [antes Twitter], afirma Ona Batlle, a la que tampoco le gusta ni exponer demasiado su vida privada ni “perder el tiempo” delante de la pantalla. Una costumbre de la que ha aprendido su compañera: Vicky López sí reconoce que en algún momento la tentación de pasar horas en TikTok pudo con ella.
Predicar con el ejemplo
Si el fútbol femenino demuestra no haber perdido de vista las virtudes que están en las raíces del deporte, Ona Batlle y Vicky López no quieren ser menos. La Fundación del FC Barcelona imparte talleres y charlas contra el bullying y otras manifestaciones de odio en escuelas o equipos de fútbol base, y las jugadoras se involucran cada año en acciones con niños enfermos en hospitales, entre otras muchas. “Creo que está muy bien la posibilidad de expresar nuestros valores, de visibilizar con el ejemplo”, lo resume Batlle. Por eso, también, han querido protagonizar este videpódcast, con el que LALIGA y sus clubes tratan de erradicar el odio dentro y fuera de los estadios.
Y, como no podía ser de otra manera en la conversación de dos amigas, de dos jóvenes extraordinarias en el campo y fuera, la charla transita por alegrías y penas, y por momentos descacharrantes. Así se despiden: “Además de fútbol, ¿qué otro deporte —más allá del pádel— practicarías?”, le pregunta Vicky a Ona; “Yo te veo como boxeadora, estás muy fuerte”; y ambas rompen a reír. Tanto como cuando Ona le pide a Vicky el secreto de su receta infalible: “Yo es que creo de verdad que mi carbonara está mejor que la de muchos restaurantes”.
La herramienta que mide el nivel de odio en las conversaciones en torno al fútbol jornada a jornada
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