Unas elecciones sin ambiente electoral. Cuando falta una semana para que se celebren los comicios parlamentarios y de gobernadores, la campaña y las expectativas son casi inexistentes en las calles de Venezuela. Los sondeos de opinión informan de que aproximadamente el 35% de la población manifiesta estar decidida o considera la posibilidad de votar. Algunos analistas políticos que prefieren no identificarse calculan que acaso la mitad de ellos, o poco más, podría terminar acudiendo finalmente a las urnas el próximo domingo 26 de mayo.
La crisis económica, agravada por las sanciones internacionales al país, ha disparado de nuevo los precios y afectado el consumo, enfriando aún más el ánimo de la población. Muchos votantes no olvidan lo que sucedió en las pasadas elecciones presidenciales del 28 de julio y las denuncias de la candidatura de Edmundo González, que demostró su triunfo mostrando el 80% de las actas.
La represión postelectoral, un hecho poco comentado, más bien evadido, en las conversaciones de la política y en la vida cotidiana, sigue presente en la memoria de todo el mundo. Las perspectivas de cierre de las salidas negociadas a un cambio político han hecho crecer de nuevo el interés en emigrar tras años de éxodo masivo. Un 22% de la población vuelve a pensárselo, de acuerdo con lo que divulgan las encuestadoras más reputadas.
El plazo para la campaña electoral ha sido muy corto, como buscaba el chavismo, con poco espacio para debatir, hacer publicidad o mitines. Se sabe poco de las condiciones y los candidatos que se disputan las plazas a ser electas. Escasean los spots publicitarios de carácter electoral en la televisión y los medios abiertos. “El 38% de la población consultada en nuestros estudios tiene intenciones de votar”, señala Jesús Seguías, analista político y presidente de la firma Dataincorp. “Hay un campo de indecisos del 36% en relación con el tema de votar en nuestras mediciones. El abstencionismo tiene una composición orgánica del 27% en el país”. Seguías opina que las posibilidades de victoria del chavismo guardan relación directa con el llamado a la abstención hecho por María Corina Machado. “La oposición es una mayoría robusta en Venezuela desde 2015, cuando ganó aquellas elecciones parlamentarias, no ahora. Eso lo sabe el Gobierno. Las dos corrientes van a estar elecciones muy lastimadas, pero en el caso opositor es por el llamado a la abstención. Pesará mucho la falta de unidad en las elecciones”. Seguías considera “definitiva” la ruptura entre las dos tendencias de la oposición.
“No voy a votar, esta vez no me he involucrado en el tema de la política. Ya voté el año pasado. El domingo estaremos en familia, descansando, ni siquiera sé quiénes son los candidatos donde vivo”, manifiesta Griselda Souto, administradora de un negocio de comida en la urbanización La Campiña. Machado, la líder antichavista con mayor proyección, ha llamado a no participar en los comicios, desautorizando a los opositores que buscan, en cambio, animar a la población. La gran mayoría de los partidos y corrientes opositoras siguen alineados con ella, reclamando la victoria de las pasadas elecciones presidenciales. En paralelo, los líderes del campo democrático que están decididos a participar, como Henrique Capriles, tienen menos arrastre en este momento.
“Ni siquiera sabía que la semana que viene hay elecciones, me estoy enterando”, afirma Wilmer Durán, residente en Artigas, una zona popular del oeste de Caracas, y empleado en una panadería en el este de la ciudad. “No he escuchado hablar de elecciones en ninguna parte. Claro que no voy a votar, no tengo por quién votar”.
En la votación de la semana que viene, el oficialismo chavista, que coincide de facto desde hace años con el entramado estatal, parte como favorito. El chavismo duro, agrupado incondicionalmente en torno a Nicolás Maduro y la revolución bolivariana (aproximadamente un 1% o 20% de la población) es el único segmento de la sociedad en el que la decisión de votar es casi total.
Jorge Rodríguez, actual presidente de la Asamblea Nacional y líder del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), se ha mostrado, de nuevo, optimista con lo que pueda lograr el chavismo: “Estamos dándolo todo para lograr las 24 gobernaciones y consolidar una clara mayoría parlamentaria. De lo que estamos seguros es que ganaremos nuevamente”.
Mientras, la facción de la oposición que ha decidido acudir a estas elecciones (integrada por el partido Un Nuevo Tiempo y la tendencia que acompañó a Henrique Capriles en la división de Primero Justicia) se ha fijado unas metas que, si bien a muchos lucen excesivamente óptimas, son más bien modestas: unos 40-60 diputados (de un total de 277), y acaso cuatro gobernaciones, incluyendo la del estado Zulia, la plaza electoral más importante del país después de Caracas, y que tiene como candidato a Manuel Rosales.
Además de ellos, en el campo opositor están participando pequeños partidos de línea muy moderada que están fuera de la Plataforma Democrática, y que tienen con el oficialismo acuerdos parciales y zonas de interés común, como Avanzada Progresista, Cambiemos, Soluciones y grupos disidentes de Acción Democrática.
“No voy a votar, no le creo nada a este gobierno y no me interesa mucho la política”, dice José Luis Bohórquez, administrador comercial, residente en Maripérez, al norte de Caracas. “Ya fuimos a votar y lo que hicieron fue burlarse de nosotros el año pasado, salir a reprimir a todo el mundo. El gobierno sabe lo que dicen las encuestas. Si no les gusta saber lo que la gente opina de ellos, pues no pregunten, no hagan elecciones, no votamos y ya”.
Las últimas elecciones parlamentarias en Venezuela, organizadas en 2020, presentaron características similares a las actuales: el chavismo organizó la consulta en sus términos, vetó la participación de todos los partidos opositores importantes y permitió la de formaciones minoritarias para evitar la unanimidad en el hemiciclo. La abstención de aquel proceso fue del 70%, y el PSUV, con el 69% del total de votos válidos, obtuvo 253 de 277 escaños en el Parlamento. La bancada no chavista del parlamento actual es de unos 20 diputados.
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