La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) ha revisado este miércoles a la baja sus previsiones de crecimiento para España en los próximos años, y lo ha hecho marcando distancia con el diagnóstico que trazó el Gobierno hace un par de semanas, a finales de abril. La Autoridad Fiscal estima que el producto interior bruto (PIB) crecerá un 2,3% en 2025 y un 1,7% en 2026, varias décimas menos que en su último pronóstico. Es un escenario que se aleja de las tasas de avance del 2,6% y el 2,2%, respectivamente, que mantiene el Ejecutivo pese a la ofensiva comercial.
La rebaja que proyecta la Airef respecto a su último escenario, del mes de abril, se debe en buena medida al deterioro del saldo exterior provocado por la guerra comercial impulsada por la Administración estadounidense de Donald Trump, un riesgo que, según señala la presidenta de la institución, Cristina Herrero, no puede obviarse en los escenarios macroeconómicos.
Según el escenario que maneja la Autoridad Fiscal, el golpe de la incertidumbre arancelaria sobre la economía española será más profundo de lo que estima el Gobierno, que considera que la fortaleza de la demanda interna y la inversión bastará para compensar ese bache. “La diferencia con el Gobierno es que ellos piensan que la demanda interior podrá solventar esa caída, pero eso la Airef no lo comparte, al menos con la fuerza que prevé el Ejecutivo”, apuntó Herrero.
El Gobierno, en el informe de seguimiento del Plan Fiscal enviado a Bruselas el pasado 30 abril, explicó que la guerra comercial restaría una décima al crecimiento del PIB en 2025. Sin embargo, según sus estimaciones, ese agujero se compensaría de sobra gracias al consumo privado y a la inversión, por lo que la proyección de crecimiento, del 2,6%, se mantuvo inalterada. “Esa es una visión que nos parece muy optimista”, señaló Esther Gordo, directora de la División de Análisis Económico.
La Airef, por ello, proyecta un crecimiento más moderado, alertando de que los factores de incertidumbre externa pesan cada vez más sobre la economía española, a pesar del buen comportamiento reciente de consumo e inversión.
Más allá del crecimiento, la Airef también discrepa en parte sobre la evolución de las finanzas públicas. Aunque comparte que el déficit público se mantendrá por debajo del umbral del 3% del PIB durante el horizonte de proyección, es decir, hasta 2028, alerta de un empeoramiento de la senda a partir de 2026.
En los próximos dos años todavía se registrará una mejora del saldo presupuestario, pero luego comenzarán a sentirse las presiones estructurales: el aumento del gasto en intereses por el mayor coste de financiación, la inversión pública, el aumento del gasto en defensa y el impacto del envejecimiento de la población. Todo ello lastrará la capacidad de consolidación fiscal y ralentizará el descenso de la deuda pública, que aunque seguirá bajando, lo hará a un ritmo menor debido a la menor expansión del PIB nominal y a un déficit primario que se estabiliza cerca del equilibrio.
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