Metódico, serio, conciso pero eficaz. Así describe Míchel el estilo de narración de José Ángel de la Casa, al que acompañó en sus transmisiones durante ocho años, y nadie podría decirlo mejor. Compañero alegre, jefe justo con los que tuvo a su mando y magnífico aficionado al atletismo y al fútbol. Le recordamos sobre todo como la voz de este deporte, porque por esa vía llegó sobre todo a nuestros hogares, pero también fue un especialista de pulcro conocimiento en atletismo, que nos contó en seis Juegos Olímpicos, tantos como Mundiales, aparte de otras muchas ocasiones. El periodista, que padecía párkinson, ha muerto este lunes a los 74 años.

Curioso y estudioso, se informaba con entrenadores y deportistas frecuentando su trato y compartía conocimientos con los compañeros. Coleccionaba sus grandes cuadernos de hojas cuadriculadas y espiral en los que, a página completa, colocaba los nombres de los jugadores con sus corrientes números según su disposición táctica, con las flechas correspondientes para los más móviles, y anotaciones sobre la marcha con las sustituciones, minutos del gol o precisiones identificativas del tipo de “calvo”, “rubio”, “gordo”, “bajo”, “botas rojas”, “medias caídas” o cosas así, de las que se ayudaba para la narración.

Vino de una escuela de narración sobria, que hoy chocaría, evolucionados como estamos a transmisiones de tono y nervio radiofónicos en la televisión. En origen se optó en este medio por un modo que más de subrayar que de narrar, puesto que el hecho se contemplaba en sí, más de explicar que de emocionar. Tiempos, costumbres y escuelas. Y temas para discusión, porque hay quien añora aquello. Solo una vez se apeó de aquella formalidad que le caracterizaba, cuando en el gol de Señor a Malta, que hacía la docena, la emoción compartida con todos los españoles le trepó por las cuerdas vocales y le coló un gallo en la “O” de Señor. Una feliz anomalía que vino a confirmar para toda la historia la importancia de aquel gol.

El periodista y comentarista José Ángel de la Casa (primera fila, tercero por la izquierda), posa en 2023 junto a los ex futbolistas Francisco Güerri, Paco Buyo, Lobo Carrasco, Juan Señor, Gordillo, Andoni Zubizarreta, en el estadio en el que se disputó el partido España-Malta, el Benito Villamarín de Sevilla.

Hace tres años, Paco Grande tuvo la feliz idea de meter los perros en danza en RTVE para celebrar el cuarenta aniversario de aquello con un homenaje en Sevilla, escenario del partido, al equipo completo y al narrador, José Ángel. El párkinson, que le visitó antes de cumplir 50 años, le tenía ya arrumado en una silla de ruedas, casi incapaz de andar unos pocos pasos y con la ayuda de su hijo, pero lúcido todavía, y visiblemente feliz. Para todos, jugadores y colegas, fue una alegría ese encuentro, del que quedó memoria feliz con una foto de grupo en el césped del Villamarín. Luego regresó a su pueblo toledano, Los Cerralbos, donde le visitaban periódicamente los buenos amigos que hizo, entre los que Roberto Gómez quizá haya sido el mejor y el más preocupado por él. En su adiós deja una vida colmada, dos hijos periodistas y un recuerdo ejemplar para toda la profesión.



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