Jon Rahm guarda unos segundos de silencio cuando el presentador de su rueda de prensa le recuerda que desde este jueves participa por novena vez en el Campeonato de la PGA, el segundo grande de la temporada que en esta ocasión se disputa en el campo de Quail Hollow, en Charlotte (Carolina del Norte). “No me puedo creer que lleve ya casi una década en los grandes. El tiempo pasa rápido”, dice el golfista vasco después de hacer memoria. Rahm debutó en una cita del Grand Slam en el US Open de 2016, todavía como amaetur, y desde entonces su palmarés incluye 33 majors disputados, 13 top ten y dos victorias, el US Open de 2021 y el Masters de Augusta de 2023.
“Hace 10 años pensaba que tenía que sacar mi mejor golf en cada aspecto del juego para ganar un grande. Ahora he aprendido a manejar mejor las emociones en el campo”, contaba Rahm antes de comenzar este jueves el torneo junto a otros tres españoles: Sergio García, David Puig y Eugenio López-Chacarra. “Estoy jugando bien, no tan genial como me gustaría, pero sí llamando siempre a la puerta. Mi juego va hacia esas mejoras, así que estoy muy esperanzado”, afirmaba el español.
Ese “bien pero no genial” se resume en siete clasificaciones entre los 10 mejores en los siete torneos de LIV, la Liga saudí, de esta temporada, aunque sin ninguna victoria todavía que echarse a la boca en 2025, y un 14º puesto en el Masters de Augusta que conquistó Rory McIlroy el mes pasado. En total son 19 top ten en 19 citas de LIV desde el terremoto que supuso su fichaje por la Liga saudí y su abandono del circuito americano. Ningún jugador iguala esta regularidad entre sus colegas de LIV, aunque la vara de medir sea más exigente en los grandes. Es ahí donde Rahm busca su mejor versión, y la siguiente parada es este Campeonato de la PGA que nunca ha conquistado un golfista español. Un cuarto puesto en Bellerive 2018 y un octavo en Kiawah 2021 son las mejores actuaciones del vasco en un grande en que ha fallado dos veces el corte, la última la campaña pasada.
La búsqueda del juego más afilado la centra Rahm en quitar algunos “malos hábitos del swing”, unos pequeños retoques que tienen que ver tanto con la parte técnica como la mental y en los que lleva tiempo trabajando. “Las dos cosas están relacionadas. A veces he fallado por malos swings y otras quizás por malas decisiones. Un mal swing también puede ser por una mala preparación mental”, afirma. El trazado de Quail Hollow pondrá a prueba unos ajustes necesarios para volver a coronarse.
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