El logo de la Liga estadounidense de béisbol, MLB, adorna la parte izquierda de su polo. Es parte de un acuerdo de patrocinio para publicitar este deporte a través de figuras de otras disciplinas, como en este caso el golfista venezolano Jhonattan Vegas. La jugada le está saliendo redonda a la MLB puesto que Vegas brilla en la zona noble del Campeonato de la PGA, el segundo grande de la temporada en el campo de Quail Hollow, en Charlotte.

El jugador nacido hace 40 años en Maturín se convirtió el jueves en el primer venezolano líder de un grande después de una jornada (-7) y este viernes resistió en lo más alto pese a un cruel doble bogey en el 18, meta de la temible Milla Verde: -8 y líder con dos golpes de ventaja sobre Matthieu Pavon, Matt Fitzpatrick y Si Woo Kim (-6; el coreano firmó en el 6 el hoyo en uno más largo en la historia de los grandes, 228 metros) y tres sobre Scottie Scheffler y Max Homa (-5). DeChambeau escaló hasta el -3, uno por delante de Jon Rahm (-2). Sergio García y David Puig superaron el corte con +1, igual que un Rory McIlroy enredado en el 17 y el 18 y que el campeón vigente, Xander Schauffele. Este sábado (19.00, Movistar Golf) espera el día del movimiento.

“Envejecer, ser más sabio, no poner tanta presión sobre mí mismo. Ese es el enfoque. He trabajado para priorizar y jugar bien los grandes”, receta Vegas sobre su buen momento de forma, autor de un golf muy fiable ante la presión de encabezar la competición.

Vegas está habituado a romper barreras, también convertido en su día en el primer jugador venezolano en el circuito americano, el PGA Tour. Curiosamente de niño no quería jugar al béisbol, el deporte nacional, sino convertirse en golfista. Su padre cuidaba de un campo de nueve hoyos junto a un campamento petrolero en Monagas, a orillas del río Orinoco, al que acudían los empleados de la empresa y donde el señor Vegas también vendía comida. Ahí se criaron Jhonattan y sus tres hermanos, y el golf fue el modo de competir entre ellos. Otro cuento muy diferente fue acceder el mundo profesional. “Yo tenía pocos recursos y en nuestro país se encargan de que el golf sea elitista. Siempre fue difícil jugar, pero me fui abriendo puertas”, contaba el venezolano a EL PAÍS en un Open Británico de hace unos años sobre sus orígenes.

Esa etiqueta de deporte para ricos también venía de arriba. “El golf no es del pueblo. Solamente un pequeño grupo de burgueses puede jugar a este deporte. Treinta hectáreas para que un grupito vaya a jugar al golf. Y, además, con un carrito. Porque son tan flojos que ni siquiera caminan, van en un carrito”, comentaba Hugo Chávez durante su presidencia, una época en la que cerraron varios campos. Vegas emigró a Estados Unidos, se graduó en quinesiología en Texas y hoy es el 70º del mundo y suma cuatro victorias en el PGA, aunque muy espaciadas en el tiempo: 2011, 2016, 2017 y 2024.

Ahora su gran actuación en este PGA ha puesto a Venezuela en el mapa más allá de la situación social y política del país. Vegas no se ha cansado de atacar el mandato de Nicolás Maduro: “Es triste que un país tan bonito tenga un gobierno que se encarga de destruir en lugar de construir. Como venezolano alzo la voz. Le digo al mundo que nos merecemos algo mejor. Por eso luchamos. No nos quedaremos callados. Hemos llegado a un nivel en el que a la gente le da igual vivir o morir”.

A la caza de Vegas andan los lobos, con Scheffler a la cabeza y Rahm (-2) en el pelotón. El vasco completó otra ronda de golf sólido, un bogey en el 2 y birdies en el 7 y el 8 para coleccionar pares desde entonces, sin tirar cohetes y sin meterse en líos, con opciones de descontar golpes por el camino y varias buenas recuperaciones. Rahm se mantiene en posición de atacar la victoria y pasó los dos días por La Milla Verde de par en par.

Sergio García remó para pasar el corte después de un brillante -3 en el día y +1 en el global, y jugar el fin de semana por primera vez en el PGA Championship tras siete patinazos consecutivos. El castellonense no pasó el corte en el Masters de Augusta, su 100º grande, y este torneo es una cita mayúscula de cara a su objetivo de clasificarse para la próxima Ryder y convencer al capitán de Europa, Luke Donald, que también juega en Quail Hollow. García tiene dos días más de competición por delante para hacer méritos pese a que al acabar su ronda no contaba con ello: “Hay un 99,9 por ciento de posibilidades de que no pase el corte. Estoy seguro. Me he quedado unas 300 veces fuera del corte por una en los grandes y esta semana va a pasar lo mismo”. El español tiene el reto de resurgir después de un último mes de mal juego, desde Augusta hasta dos flojos resultados en LIV en México (50º clasificado) y Corea (42º).

Sergio García, en la segunda jornada del PGA.

También se aferró a la vida David Puig (+1) en otro ejercicio de resistencia, como el jueves en que soportó el dolor de espalda que casi le deja sin poder competir en su quinto grande. El barcelonés cargó con cinco bogeys entre los hoyos 17 y 5, y parecía entonces despedirse de superar el corte. Hasta que apretó una vez más los puños y, contra las cuerdas, cazó dos birdies en el 7 y el 8 para colarse entre los mejores.

Y entre los 16 hombres de LIV presentes en el torneo, algunos hundimientos sonoros: Cameron Smith (+7), Phil Mickelson (+9), Brooks Koepka (+9) y Dustin Johnson (+12). También se despidió con +9 Justin Rose después de ser segundo en el Masters de Augusta.

Clasificación del Campeonato de la PGA.



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