Israel ha convocado a la embajadora española en el país, Ana María Salomón Pérez, a una reunión este jueves para amonestarla por unas declaraciones del presidente del Gobierno durante la sesión de control del Congreso este miércoles, por las que Israel se ha sentido aludido pero en las que Sánchez no ha mencionado su nombre.
“Tras las duras declaraciones del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, la embajadora española en Israel ha sido citada a una reunión de amonestación en el Ministerio de Asuntos Exteriores en Jerusalén mañana [por este jueves]”, ha indicado a la agencia EFE un portavoz de este departamento.
Varios diarios israelíes aseguran que esa convocatoria ha estado motivada por una respuesta del presidente a una pregunta del diputado de ERC, Gabriel Rufián. Durante su intervención, Rufián había dicho que el Gobierno “comercia con un Estado genocida, como Israel”. Minutos después, sin citar al país, Sánchez ha contestado. “Le puntualizo una cosa. Nosotros no comerciamos con un estado genocida. No lo hacemos”.
El presidente puntualizó luego “el otro día desde esta tribuna, especifiqué específicamente de qué estábamos hablando cuando se hablaba de algunas cosas que no se ajustan a la verdad”, recalcó Sánchez.
El presidente aludía a la sesión del pasado 7 de mayo en el Congreso en el que los socios parlamentarios del Gobierno le reprocharon a Sánchez el ser “cómplice de un genocidio” cometido por Israel en Gaza, después de que un informe del Centro de Delàs revelara que España había vendido armas a ese país por valor de más de cinco millones de euros desde el 7 de octubre de 2023. Ese día se produjo el ataque de Hamás que desencadenó la ofensiva del Ejército israelí sobre Gaza en la que ya han muerto 52.900 palestinos, la mayoría mujeres y niños.
La respuesta de Pedro Sánchez a esas acusaciones consistió en asegurar que esas informaciones contenían “innumerables imprecisiones, repeticiones e interpretaciones erróneas”.
Una relación tensa
La relación de Pedro Sánchez con el Gobierno de Benjamín Netanyahu, considerado el más derechista de la historia de Israel, ha sido especialmente tensa desde el inicio de la ofensiva israelí en Gaza. Esa tensión se palpó ya durante la primera y única visita del presidente del Gobierno a Israel tras el inicio de la invasión israelí de Gaza, en noviembre de 2023, cuando Sánchez afirmó ante Netanyahu que el “mundo entero estaba impresionado por las imágenes que vemos a diario en Gaza. El número de palestinos muertos en Gaza es realmente insoportable”.
El malestar provocado en el Ejecutivo israelí por estas declaraciones fue el punto de partida de una crisis que se ha plasmado en sucesivos desencuentros y que ha tenido como uno de sus hitos el reconocimiento por España del Estado de Palestina, en mayo de 2024, y la prohibición al consulado español en Jerusalén de prestar servicios a los palestinos, bajo amenaza explícita de cierre. Un mes después, España se sumó formalmente a la causa presentada por Sudáfrica contra Israel por genocidio en el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU.
Otro episodio de tensión sucedió a raíz de unos vídeos y unas imágenes creadas por inteligencia artificial, parodiando a España y a miembros del Gobierno, incluido el propio Sánchez, difundidos en redes sociales desde la cuenta oficial del entonces ministro de Exteriores y ahora ministro de Defensa, Israel Katz. En las imágenes, se mezclaban el baile flamenco con imágenes de milicianos palestinos y el mensaje “Pedro Sánchez, Hamás te agradece tus servicios”. En un comunicado divulgado días después, Katz acusó a “líderes” españoles “de grave incitación antisemita contra la existencia del Estado de Israel”.
Hace también justo un año, la ministra de Defensa, Margarita Robles, se convirtió en el primer miembro socialista del Gobierno en calificar “lo que está pasando en Gaza” de “auténtico genocidio”. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, evitó horas después usar la misma expresión y se limitó a responder que será la justicia internacional la que dictamine si Israel lo está cometiendo. “Hay una demanda de Sudáfrica [en el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya] para analizar y dilucidar exactamente eso”, señaló.
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