Hay líderes que no necesitan autoproclamarse líderes. Guías que no hacen política ni embaucan a seguidores en redes sociales. Básicamente: rara avis en los tiempos modernos. “Hasta cuando jugamos un partido en los entrenamientos es un ganador. Siempre positivo. Anima a sus compañeros de la manera correcta. Es un luchador absoluto y un gran líder”, lo describe Hansi Flick. Habla de Iñigo Martínez.
El central vasco se ha convertido en una pieza clave en la táctica de Flick, pero también en la gestión de un vestuario joven —23,4 años de media, el más novato de LaLiga—, sin más mentores que el propio Iñigo Martínez. El quinteto de capitanes del Barça está formado por Ter Stegen (33), Raphinha (28), De Jong (27), Araujo (26) y Pedri (22). Ocurre, sin embargo, que Ter Stegen acostumbra a ir a su bola —en Miami, Messi y compañía todavía recuerdan cuando negoció su contrato al margen de sus compañeros durante la pandemia—, mientras que Raphinha, De Jong y Araujo no cuentan con tanto bagaje. Sí, en cambio, son queridos por sus compañeros, al igual que Pedri.
Podría tener ascendencia Lewandowski, pero su actitud espanta: solista en un deporte colectivo. Fue precisamente Iñigo quien, la temporada pasada, según explicaron en el staff de Xavi, se encargó de bajarle los humos al delantero polaco durante un entrenamiento. El Barcelona no echó en falta el liderazgo de Lewandowski, pero sí su experiencia en Milán. Un problema para Flick que se extenderá en el clásico de este domingo en Montjuïc.
“De inicio, no creo que cuente con ellos”, expuso el técnico sobre la posibilidad de que Lewandowski y Balde (recibió el alta médica) salten al campo. “Ferran lo está haciendo muy bien”, añadió el preparador azulgrana, que reafirmó a Szczesny como titular en la portería del Barça para el clásico. “Es más tranquilo, a veces fuma un poco, pero él es así”, destacó Flick sobre el guardameta polaco.
Tranquilidad en la portería con Szczesny; en la zaga, con Iñigo. Cuando el Barça pensaba en la defensa para la temporada 2024-2025, el rol del vasco se visualizaba como secundario. “Al principio de la temporada, quizás era otro tipo de jugador. Estaba acostumbrado a jugar más atrás”, describió Flick.
La dupla central que pretendía el Barça era la de mezclar a Araujo con Cubarsí. “Son el futuro del club y tienen características complementarias”, aseguraban desde la dirección deportiva. Resultó que, como Araujo se lesionó en la Copa América, a Flick no le quedó más alternativa que apostar por Iñigo.
“Es increíble si comparas lo que vimos al principio de la pretemporada con lo que vemos ahora. ¡Cómo ha mejorado!”, insistió el preparador alemán. La presencia de Iñigo potenció a Cubarsí. “Está más cómodo con Iñigo”, explica uno de los líderes del juego. El Barça, en cualquier caso, le cerró la puerta de salida a Araujo. “El nuevo contrato le funciona a las dos partes”, explicaban en su momento desde Sant Joan Despí, sobre la cláusula a la baja del uruguayo, hoy consciente, según le explicó a su entorno, de que su nivel está por debajo del de Iñigo y Cubarsí.
Deco no solo se aseguró la continuidad de Araujo: también ató a Iñigo hasta 2026. “¿Cuántos años tiene?”, preguntó Flick. “33 y está haciendo la mejor temporada de su carrera. Estoy muy contento con él”. Iñigo es el encargado de marcar la línea del fuera de juego y hasta se animó a recostarse como lateral izquierdo en el último clásico en la final de la Copa. Quería el título.
Hasta aterrizar en el Camp Nou, solo había levantado la Supercopa de España con el Athletic (2021). Este año, volvió a coronarse en la Supercopa, ganó la Copa y aspira a quedarse con su primera Liga, después de ver cómo se le escurrió la Champions en Milán, según analizan en los despachos del club, “por falta de oficio”, justo lo que le sobra a Iñigo Martínez. El líder contracultural del Barcelona.
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