Israel ha desatado en las últimas horas una nueva noche sangrienta en Gaza al matar al menos a 125 personas durante la madrugada de este domingo, según fuentes médicas de la Franja citadas por el diario israelí Haaretz. Previamente, el director general del Ministerio de Sanidad de Gaza, Munir al Bursh, había calculado esa cifra en unos 106 fallecidos. De ellos, medio centenar han perecido en la capital, Ciudad de Gaza. En un único bombardeo en el campamento de refugiados de Al Mawasi, en la mitad meridional del enclave palestino invadido, han muerto decenas de personas —34, según la agencia Efe—, han informado fuentes palestinas.

Estos nuevos ataques se han producido horas después de que el ejército israelí confirmara este sábado el lanzamiento de una nueva ofensiva en Gaza, bautizada como Operación Carros de Gedeón, para tomar y retener nuevas áreas de la Franja, que el Gobierno de Benjamín Netanyahu había anunciado el pasado día 5.

También mientras la capital catarí, Doha, acoge desde el martes a sendas delegaciones de Israel y Hamás para negociar un nuevo alto el fuego sin que se haya informado de progreso alguno hasta ahora y mientras la población de Gaza afronta la nueva invasión militar exhausta y hambrienta. El pasado 2 de marzo, Israel impuso un bloqueo total a la entrada de ayuda humanitaria, incluidos los alimentos, el combustible y los medicamentos, que está empujando a los gazatíes hacia la malnutrición y el hambre y a su sistema médico “al precipicio”, explicó este viernes a este diario Isabel Grovas, coordinadora médica de Médicos sin Fronteras (MSF) en Gaza.

Palestinos trasladan los cuerpos de sus familiares muertos, en un ataque aéreo israelí, durante su funeral en Jan Yunis en la Franja.

Los bombardeos —aéreos desde aviones y drones y también de artillería— han golpeado especialmente las localidades más castigadas desde que el pasado martes Israel recrudeciera unos ataques que han matado desde entonces al menos a 500 personas: Yabalia y Beit Lahia en el norte; Deir al Balah en el centro, y Jan Yunis y la cercana franja costera de Al Mawasi, en el sur. Las autoridades de la Franja informaron este sábado por la noche en un comunicado de que 300.000 personas han huido de esas y otras localidades septentrionales hacia la capital para escapar de los ataques y siguiendo las órdenes de desalojo que las tropas israelíes empezaron a decretar en la víspera.

El bombardeo de esta madrugada del que se conocen más víctimas es el que ha matado al menos a 34 personas, según Efe, en el campamento de Al Mawasi, que alberga a cientos de miles de desplazados en tiendas de campaña. Las bombas, que han impactado en tiendas de campaña en las inmediaciones del hospital Kuwaití, han dañado también el servicio de cirugía del centro, que ha tenido que cerrar.

Durante muchos de los 19 meses que ya dura la agresión militar israelí a Gaza, y antes de que Israel rompiera el 18 de marzo el último alto el fuego con Hamás, el ejército israelí había ordenado a la población de la Franja que se dirigiera a la zona de Al Mawasi, que definía como “humanitaria”. Ello no evitó que la bombardeara en sucesivas ocasiones. Las tropas israelíes ya no mencionan esa supuesta condición de lugar seguro de esa estrecha franja costera. Bombardeos como el de la última noche confirman la creencia de muchos gazatíes de que en el enclave no hay ningún lugar en el que su población esté a salvo.

Este domingo por la mañana, Israel ha atacado también otro hospital de Gaza, ha denunciado el Ministerio de Sanidad del territorio: el Indonesio, en Beit Lahia. Sus instalaciones han sido asediadas con drones y tiroteos “contra todo lo que se mueve”, había dicho su director, Marwan al Sultan. Este sanitario ha asegurado que esos aparatos aéreos no tripulados tomaron como blanco la unidad de cuidados intensivos del centro.

Horas después, el Ministerio de Sanidad del gobierno de Hamás en Gaza ha anunciado el cierre de ese hospital, el último que seguía en servicio en la zona más al norte de la Franja. Vídeos difundidos por fuentes palestinos mostraban la difícil evacuación de pacientes encamados mientras se oye una lluvia de disparos.

Una mujer llora por los muertos de un ataque israelí, en el centro de la franja de Gaza.

Cuando Israel sigue sin permitir la entrada libre de los medios de comunicación internacionales en Gaza, fuentes palestinas han informado de que entre el centenar largo de muertos en los bombardeos de esta madrugada, hay al menos cinco periodistas locales,

La oficina de prensa del gobierno de Gaza denunció en su comunicado de este sábado por la noche que Israel ha convertido el norte del territorio en una “zona de masacres abiertas y sistemáticas” que se dirigen contra “todo lo que se mueve” “personas, vehículos y equipos de rescate”. El texto aseguraba que drones israelíes quemaron cientos de tiendas de desplazados en el campo de refugiados de Yabalia, en Beit Lahia y en otras zonas de Gaza, “en medio de un inquietante silencio internacional y complicidad de hecho en el genocidio en curso”.

La cifra total de víctimas de los ataques israelíes desde su inicio, en octubre de 2023, ha superado esta semana las 53.300, según el Ministerio de Sanidad de la Franja. La mayoría, mujeres y niños.

El “final de la guerra”

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha asegurado este domingo que el equipo enviado por su país a Doha el pasado martes para participar en las negociaciones de un alto el fuego con Hamás “está trabajando para agotar todas las posibilidades” de lograr esa tregua y la liberación de los 58 rehenes —en su mayoría ya cadáveres— que siguen retenidos en la Franja. Son los últimos de los 251 que el movimiento islámico y otros grupos palestinos secuestraron el 7 de octubre de 2023, durante los ataques en los que murieron casi 1.200 personas, en gran parte civiles, y a los que Israel respondió desencadenando esa ofensiva en Gaza que el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU investiga como posible genocidio.

Las declaraciones del primer ministro incluyen una alusión novedosa. Ha hablado de “un marco para poner fin a la guerra, que incluiría la liberación de todos los rehenes, la expulsión de los terroristas de Hamás y la desmilitarización de la Franja”.

Cientos de palestinos desplazados se reúnen frente a un comedor social en la ciudad de Gaza, este domingo.

Sin embargo, Netanyahu ha apostillado que esas negociaciones se producen “incluso en el marco de[l enviado estadounidense, Steve] Witkoff”; en realidad, el que lleva defendiendo meses y que no incluye una paz definitiva en Gaza. Esa es la razón por la que Hamás lo rechazó en su momento.

El plan presentado hace meses por Witkoff recoge como condición previa para negociar un alto el fuego de 45 días, la liberación de diez de los aproximadamente 20 rehenes aún con vida y la entrega de la mitad de los cadáveres por parte de Hamás.

Aunque el propio Witkoff considera que ese proyecto ya no es viable, el Ejecutivo israelí sigue defendiéndolo mientras su primer ministro ha seguido reiterando estos días que, en ningún caso, pondrá fin a los ataques hasta la “victoria total” sobre Hamás. Israel rompió unilateralmente en marzo el último alto el fuego para no tener que negociar la segunda fase del pacto, que abría la puerta a acabar con la guerra y también a la liberación de los rehenes.

La mera alusión de Netanyahu al final de la guerra ha suscitado una reacción inmediata de uno de sus socios ultraderechistas de gobierno, el ministro de Seguridad Nacional, Itamar BenGvir, que se ha apresurado a sentenciar que ese “marco para poner fin a la guerra sin derrotar a Hamás no se cumplirá”.



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