Cuando cae la noche, Israel suele desatar con más violencia los bombardeos que apenas cesan en Gaza desde hace una semana, cuando Israel recrudeció sus ataques. La Franja ha sido de nuevo en la madrugada de este martes un infierno en el que las bombas israelíes se han cobrado decenas de víctimas: al menos 73 personas han muerto en los ataques, según fuentes sanitarias del territorio citadas por la cadena Al Jazzera.

Mujeres, niños y hombres han engrosado así una lista de muertos tan extensa —más de 53.500 en un año y medio de ofensiva— que la siempre relativa presión internacional contra Israel está empezando a subir un poco de intensidad. De momento solo con amenazas, pero incluso estas eran hasta hace poco impensables. Naciones Unidas ha alertado, mientras tanto, de que 14.000 bebés o niños de muy corta edad podrían morir “en las próximas 48 horas” si siguen sin recibir ayuda, ante el bloqueo a la entrada de suministros decretada por Israel hace dos meses y medio.

El ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean-Noël Barrot, ha declarado, por ejemplo, este martes a la emisora France Inter que París apoya una revisión del acuerdo de asociación de la Unión Europea con Israel, en razón de las violaciones de derechos humanos que comete ese país. Es un giro que da un espaldarazo a la propuesta de revisión de ese pacto presentada por España e Irlanda a la Comisión Europea en 2024, que hasta ahora dormía en el cajón en el que la había metido su presidenta, la alemana Ursula von der Leyen.

Más de un año después, con muchos miles de muertos más en Gaza —la mayoría, mujeres y niños—, los ministros de Exteriores de la UE tienen previsto discutir este martes en Bruselas esa propuesta, resucitada por una petición de Países Bajos. Aunque es improbable que salga adelante por la oposición de Alemania y otros Estados de la Unión, su mera discusión en el Consejo de Asuntos Exteriores es un varapalo para Israel. La UE es el mayor socio comercial de ese país y el destino del 28,8% de sus exportaciones, según datos comunitarios.

El jefe de la diplomacia francesa ha afeado también al Gobierno de Benjamín Netanyahu la mínima ayuda humanitaria que fue autorizada a penetrar en Gaza el lunes, al día siguiente de que el Gobierno israelí anunciara que suavizaba el bloqueo total impuesto en marzo: apenas cinco camiones, según la ONU, cuando se precisan entre 500 y 600 diarios. Y el jefe de la ayuda humanitaria de Naciones Unidas, Tom Fletcher ha advertido este martes: “Hay 14.000 bebés que podrían morir en las próximas 48 horas si no conseguimos llevarles la ayuda. Es terrorífico”. Preguntado por cómo se ha llegado a calcular esa cifra, ha aludido a los informes que les envían sus “equipos en el terreno”.

En declaraciones a la BBC, este responsable de la ONU ha coincidido con otras organizaciones humanitarias que describen la supuesta ayuda israelí como “una gota en un océano de necesidad”. Ni siquiera está claro cuándo van a entrar los camiones de ayuda. Fletcher ha dicho esta mañana que los vehículos, cargados con “comida para bebés y medicinas”, eran solo cinco y seguían en el lado israelí del paso fronterizo con Gaza de Kerem Shalom, aunque horas más tarde el portavoz de la agencia humanitaria de la ONU, Jens Laerke, ha precisado que ya habían recibido permiso para introducir en la Franja un centenar de camiones, y que la previsión es que puedan acceder al territorio hoy mismo.

Varios niños intentan conseguir comida en una cocina colectiva en Jabalia (Gaza) el lunes.

El domingo, el primer ministro israelí anunció un alivio muy limitado del bloqueo total de la entrada de suministros básicos en el enclave palestino, que ya dura más de dos meses y medio y que ha empujado a la población al borde de la hambruna. Lo hizo, sin embargo, tratando de aplacar al mismo tiempo a sus socios ultraderechistas de Gobierno, al asegurar que la comida que penetraría en la Franja lo haría en cantidades “básicas”. Netanyahu también reconoció, sin ambages, que esa medida se dirigía a aplacar la presión internacional, especialmente de Estados Unidos.

Ese supuesto alivio es “totalmente insuficiente”, ha aseverado este martes el jefe de la diplomacia francesa. “Se necesita ayuda inmediata y masiva”, ha remarcado. El Gobierno francés había firmado en la víspera, con el Reino Unido y Canadá, un comunicado en el que amenazaba a Israel con tomar “medidas concretas” si ese país prosigue con la nueva invasión militar Carros de Gedeón que lanzó el fin de semana. Solo los “preparativos” —según la expresión del ejército israelí— de la entrada de las tropas y tanques por tierra consistieron en matar con ataques aéreos a unos 600 gazatíes la semana pasada, según fuentes sanitarias del territorio.

“No nos quedaremos de brazos cruzados mientras el Gobierno de [Benjamín] Netanyahu continúa con estas acciones escandalosas. Si Israel no pone fin a la nueva ofensiva militar y no levanta las restricciones a la ayuda humanitaria, tomaremos otras medidas concretas en respuesta”, señalan los tres países firmantes del documento.

Aunque el aliado que más le importa a Israel —su principal valedor, Estados Unidos— no se ha sumado esta semana, al menos públicamente, al coro de críticas, el hecho de que dos potencias con poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, Francia y el Reino Unido, hayan afeado en ese texto a Israel incluso su “lenguaje odioso” sobre Gaza es una desagradable novedad para el Gobierno de Netanyahu.

Bombardeos

La ciudad de Beit Hanoun, en el norte de Gaza, destruida por los bombardeos de Israel, este martes.

La población de Gaza carece de lo más básico y sigue además siendo bombardeada. En la madrugada de este martes, nuevos ataques han matado al menos a 73 personas, según fuentes sanitarias palestinas. Como de costumbre, las bombas golpearon blancos civiles: entre ellos, la casa de una familia y una escuela que alberga a desplazados, donde hay 22 fallecidos, más de la mitad mujeres y niños, de acuerdo con el Ministerio de Sanidad de la Franja.

Otro ataque en Deir al Balah, en el centro del enclave, mató a 13 personas, mientras que un bombardeo en el cercano campamento de refugiados de Nuseirat provocó otras 15 muertes, siempre según fuentes sanitarias. También en Jan Yunis, donde el ejército israelí ordenó el lunes el desalojo de la población, murieron 10 personas. Y hay otra quincena de víctimas mortales en ataques similares.

Para los gazatíes, la ya lejana esperanza de un nuevo alto el fuego se desvanece. Las negociaciones que transcurren en Doha (Qatar) entre Israel y Hamás no han dado fruto, a causa de “diferencias fundamentales entre las partes”, ha dicho hoy el primer ministro de ese país, Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, en un foro económico celebrado en la capital catarí.

En una rueda de prensa celebrada el lunes, el director general de Ministerio de Asuntos Exteriores israelí, Eden Bar Tal, afirmó que su país negocia sobre la base del plan presentado hace meses por el enviado especial del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a la región, Steven Witkoff.

Incluso para su propio promotor, Witkoff, ese plan ya no es viable a causa del rechazo frontal de Hamás. La propuesta exigía al movimiento islamista que liberara a la mitad de los 58 rehenes aún en su poder —secuestró a 251 en sus ataques del 7 de octubre de 2023— como paso previo para que Israel negociara un alto el fuego de 45 días. Hamás rechazó el plan porque ese cese temporal de las hostilidades ni siquiera abría la puerta a discutir el final de la guerra.

Netanyahu rompió la anterior tregua el 18 de marzo, cuando precisamente vencía el plazo para pasar a la segunda fase en la que Israel estaba ya obligada a negociar su retirada de Gaza y el final de los bombardeos. Netanyahu y sus socios ultraderechistas de Gobierno aseguran que su objetivo en Gaza es “una victoria total” sobre Hamás.



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