Nuevo golpe al Cártel de Sinaloa. Pam Bondi, la fiscal general de Donald Trump, ha anunciado este martes la incautación de 11,5 kilos de fentanilo y tres millones de pastillas del opiáceo sintético. “Es el mayor decomiso en la historia de nuestro país”, ha asegurado Bondi en una rueda de prensa junto con los agentes federales de la oficina antidrogas que planearon durante seis meses el operativo. Como parte de este fue capturado Heriberto Salazar Amaya, supuesto integrante del grupo criminal mexicano, que fue designado como organización terrorista por el mandatario republicano. “Vendrán nuevos decomisos y nuevos arrestos”, dijo Bondi, quien encabeza la cruzada para frenar la epidemia que acaba con la vida de 75.000 estadounidenses cada año.

Los agentes de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) dedicaron unas 55.000 horas a rastrear la droga desde México, registrar su cruce por la frontera y su llegada hasta los puntos de venta en Arizona, Nuevo México, Nevada, Oregón y Utah. “Infiltramos a la organización en todos los niveles. Sabemos por donde pasó la droga a Estados Unidos y hemos identificado a los miembros del cartel en México”, aseguró Rob Murphy, el director interino de la agencia antidrogas.

Los agentes infiltrados lograron localizar como parte del operativo, además de los 11,5 kilos del opiáceo sintético, 35 kilos de metanfetaminas, 7,5 kilos de cocaína, 4,5 kilos de heroína y 49 armas de fuego. Fueron detenidas 16 personas, todas de ellas “ilegales”, subrayó Bondi. El tráfico de fentanilo al norte ha sido clave para que Trump imponga aranceles a sus dos principales socios comerciales, México y Canadá.

Salazar Amaya, un ciudadano mexicano que había sido deportado en dos ocasiones anteriores, operaba desde Salem, Oregón. Este fue detenido sin posesión de drogas, pero con “millones de dólares” en efectivo. Bondi ha adelantado que el detenido enfrentará cargos federales, pero no los ha detallado. La fiscal dijo que no tiene interés en deportar a México a este sujeto, pues “ya cruzó de forma ilegal más de una vez”. “No vamos a negociar con quienes estén matando estadounidenses. Los vamos a encerrar el mayor tiempo humanamente posible”, añadió.

Los kilos de fentanilo estaban en forma de polvo concentrado. La gran mayoría de las pastillas azules, 2,7 millones, fueron halladas en Albuquerque, Nuevo México. Esta ha sido una popular presentación de los traficantes para el público estadounidense. Cada una de las píldoras estaba marcada como si fueran dosis de oxicodona, un analgésico derivado de los opiáceos que se utiliza para los dolores muy fuertes y para el tratamiento del cáncer. “Estas píldoras iban a salir a nuestras calles envenenadas con fentanilo, imagínense”, señaló Bondi. Ryan Ellison, el agente especial encargado del sector de Nuevo México, aseguró que la cantidad de droga decomisada es suficiente para “matar a un incalculable número de estadounidenses”.

La fiscal ha abrazado la misión del combate a las drogas ilícitas, en especial el fentanilo. A finales de abril visitó un laboratorio en Washington en el que las autoridades federales intentan comprender el siempre cambiante tráfico de esta sustancia mortal. Durante la visita presenció como funcionaba una prensa de pastillas que fue incautada al crimen organizado. Esta era capaz de producir 15.000 píldoras en una hora. “Así de fácil se puede matar a una persona”, dijo frente a las cámaras.

¿El mayor decomiso de la historia?

Bondi, quien encabezó el anuncio en Washington, insistió que este fue el mayor decomiso de la historia de Estados Unidos. La prensa estadounidense, no obstante, ha resaltado la tendencia a la exageración de la fiscal general de Trump.

Bondi dijo recientemente que en tres meses el Gobierno republicano se ha incautado de 21 millones de dosis de fentanilo, suficientes “para salvar la vida a 21 millones personas”. Horas después, en una entrevista con Fox News, corrigió afirmando que eran 22,5 millones de dosis las que se retiraron de las calles y 119 millones de vidas salvadas. El 30 de abril, en una reunión con el Gabinete, la fiscal fue más allá al decir que el decomiso de 22 millones de dosis puso fuera de peligro 258 millones de vidas.

Las autoridades aduaneras se hicieron en agosto del año pasado de cuatro millones de pastillas de fentanilo en Arizona, con un peso de 450 kilos. La Oficina de Control de Aduanas, entonces en la Administración del presidente Joe Biden, la calificó como el mayor decomiso individual del opiáceo sintético. Las drogas tenía un precio de venta en las calles superior a los 12 millones de dólares.

En octubre de 2018, durante la primera presidencia de Trump, la DEA informó de la incautación de 32 kilos de fentanilo. La droga estaba en posesión de dos ciudadanos dominicanos, quienes enfrentaron delitos federales en los tribunales de Boston. Los agentes federales estimaron entonces que la sustancia tenía un valor de venta que podía alcanzar los 28 millones de dólares.

Los encargados de la DEA que acompañaron a Bondi matizaron el anuncio señalando que se trataba, en palabras del agente Ellison, de “uno de los más grandes” en la historia de la agencia.



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