Pol Pla descuelga el teléfono este lunes desde Los Ángeles con el cuerpo hecho trizas tras uno de los mejores fines de semana de su carrera. Porque España se ha colado por méritos propios en la fiesta de los grandes del rugby a siete: la final a ocho de las Series Mundiales, el evento que sirve como Campeonato del Mundo. No solo ha tuteado durante todo el año a Nueva Zelanda, Australia, Francia, Argentina o Fiyi, el primer escalón planetario, sino que vuelve a casa como subcampeona. Así que avisa: “Hay una selección nueva picando a la puerta”.
A diferencia del rugby XV, el tradicional, en el sevens no hay una competición estable de clubes, así que el calendario de World Rugby, la federación internacional, es cosa de las selecciones. Las Series Mundiales se componen de seis eventos (Dubái, Perth, Ciudad del Cabo, Hong Kong, Singapur y Vancouver) con 12 selecciones que se miden a lo largo del fin de semana desde la fase de grupos. Partidos con dos partes de siete minutos en unos días frenéticos. España ha sido un prodigio de regularidad: pese a que nunca ha ganado un evento, se ha metido en seis semifinales, incluyendo la que superaron en la final de Los Ángeles, y terminó tercera la fase regular.
Pla, futbolero desencantado hasta los 16 años, fue uno de los pioneros del sevens en un país donde la base empieza en el XV, como él, que siguió el ejemplo de sus dos hermanas, internacionales en ambas modalidades. “Viajaban a países exóticos y jugaban contra las mejores selecciones del mundo”. La rutina de medirse a Nueva Zelanda, algo inviable en el formato grande. Y la modalidad debutó en el programa olímpico en 2016, la puerta a la profesionalización. Aquel chaval fue a Río de Janeiro, una plaza conseguida en un preolímpico épico en Mónaco, ensayos con el tiempo cumplido en la semifinal y en la final. Se ganó la llamada por casualidad, tras destacar en la final por el ascenso a División de Honor, y se enganchó. “Es un juego mucho más rápido, explosivo, con espacios. Por mis cualidades físicas y técnicas, podía tocar mucho más balón. Si me lo curraba, quería ver hasta dónde podía llegar”. Ha sido elegido junto a Manu Moreno en el siete ideal de esta temporada.

Las becas ADO profesionalizaron a aquella generación, que completó estos ingresos con los que recibió la selección por ingresar en las Series Mundiales. Ese bloque que en los comienzos tenía 14 miembros hoy supera la veintena, más otros que llaman a la puerta en las concentraciones. Pla, de 32 años, entró como un cachorro y es ahora un veterano tras un periplo discreto, sin clasificarse para los Juegos de Tokio y París, lejos de los podios.
El análisis multifactorial del capitán hacia los frutos actuales parte del rodaje que ha tenido la nueva generación, incorporada desde la pandemia. “Son ya bastantes años de empaparse de torneos”. Sigue con la llegada de Paco Hernández como seleccionador y la profesionalización global que ha aplicado. “No significa dinero, sino dotar al jugador de mejores medios. Cuando nos podemos dedicar solo a entrenar, físicamente hemos dado un salto importante en estos dos años y medio. Se ha plasmado en el campo, hemos conseguido jugar con una intensidad mantenida y los equipos que han tenido bajones en la segunda parte lo han sufrido”. Y más horas de rugby para los jóvenes con una concentración permanente en Málaga. “Técnicamente han crecido”.
Así compite España contra países con más fichas y presupuesto. “Esas federaciones pueden poner mucho más dinero, tanto para el jugador como para su alrededor”. Ante esas cartas, Pla valora el trabajo concienzudo con los que hay. “Esto demuestra que si al jugador español le das los medios te puede rendir como en los países de primer nivel”. Con todo, no esperaba esto. “Nos hemos sorprendido todos con la temporada que hemos hecho. Teníamos el objetivo de mantenernos en las Series, es un músculo importante para la Federación, pero en los primeros torneos sacamos unos resultados que no habíamos hecho nunca”. Y con lesiones de por medio. Llegaron a la final con una plata y dos bronces, un hito para una selección que tenía como techo el cuarto puesto. “Estamos ahí, tenemos el nivel. Los otros equipos, por lo que sea, han tenido cambios o les hemos alcanzado. No tenemos nada que perder”. El ejemplo es Francia, que fue oro en París con Antoine Dupont, la estrella mundial del XV como héroe nacional, pero ya no cuenta con él. Su peor torneo fue el sexto puesto en Hong Kong. “Que hubiera sido un resultadazo otras temporadas. No ha sido suerte, hemos estado ahí una vez tras otra”. Ese es el gran legado, la regularidad. “Si coges un torneo, en sevens puede pasar de todo”.

En Los Ángeles apearon a Argentina, primer cabeza de serie, en una semifinal condicionada por una expulsión albiceleste (29-5) para perder la final contra Sudáfrica, que partía por detrás en el ranking, cuarta, y resolvió en la segunda parte: 19-5. Pla anotó el único ensayo español. El siguiente reto es ganar una de las Series. “Nos hemos quedado con la espinita, en este torneo son sentíamos bien. Tienes que picar mucho a la puerta y alguna vez se abrirá”. En el horizonte, la meta no solo de volver a los Juegos, sino aspirar a una medalla, en la misma ciudad de la que han salido segundos del mundo. “Este año nos ha hecho creer que podemos conseguirlo, no es algo descabellado. Antes lo veías como un sueño, ahora es un objetivo”.
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