Netflix México ha respondido en el litigio que lleva desde hace más de dos años con la actriz mexicana Issabela Camil, después de que en 2023 ella solicitara que las escenas de contenido sexual que aparecen aludiendo a su persona en la producción Luis Miguel, la serie, fueran retiradas por violar su derecho a la intimidad sexual y por la representación que se hace de ella sin su consentimiento. Un juez federal de control dictó en febrero pasado medidas de protección y solicitó a la compañía responder a la denuncia, retirando el contenido solicitado. Sin embargo, la filial mexicana ha argumentado que no es responsable de revisar los contenidos que llegan a su plataforma y que la empresa estadounidense Netflix Inc, con sede en Estados Unidos, es la que decide el contenido que sube a las plataformas. “Esto obstaculiza a las víctimas a proteger sus derechos y hace que la Ley Olimpia sea prácticamente inaplicable a la plataforma de streaming”, señalan los abogados de la actriz.
El derecho a la intimidad sexual recogido en el Código Penal Federal forma parte de las reformas que se implementaron hace unos años como parte de la Ley Olimpia. En ellas se considera a la violencia digital como toda acción dolosa realizada mediante el uso de tecnologías de la información y la comunicación, por la que se exponga, distribuya, difunda, transmita, comercialice, oferte, intercambie o comparta imágenes, audios o videos reales o simulados de contenido íntimo sexual de una persona sin su consentimiento. También plantea que se comete un delito cuando las imágenes divulgadas de contenido sexual son representadas por una tercera persona, pero la víctima es plenamente identificable, como es el caso de Camil en la serie.
Sus abogados aseguran que el que se use el criterio de la ubicación del servidor para determinar la ley y autoridad responsable de su aplicación “impide el acceso a una tutela judicial efectiva”. La legislación estipula, además, que la pena será mayor cuando quien publique y comparta el contenido, lo haga con fines lucrativos, como ocurre con la plataforma de contenidos Netflix.
Hace más de dos años que Camil no hace más que tratar de esquivar —visiblemente incómoda— las preguntas de la prensa de espectáculos sobre el proceso legal que comenzó en 2023 y que, ha insistido públicamente, no abandonará tan fácilmente. Camil, actriz de una decena de telenovelas, obras teatrales y series, denunció la violación de su derecho a la intimidad sexual ante la Fiscalía General de la República (FGR) por la representación que se hace de ella en Luis Miguel, la serie que tuvo una gran difusión y éxito en México y el resto de América Latina.

Ellice Sotres Starr, a quien su familia y amigos siempre han conocido como Erika, ha sido interpretada por la actriz Camila Sodi en la producción estrenada en 2018 en México, que mantuvo al público nacional anclado a la pantalla durante los primeros meses desde su estreno. Pese a que en la serie la identifican como Erika y toda la información sobre ella y su vida personal queda reflejada, Camil ha reiterado que no dio su consentimiento para ser retratada de esa manera, y sobre todo, ha declarado sentirse afectada por esas partes de su vida íntima —la relación que sostuvo durante siete años con el cantante Luis Miguel— que han salido a relucir pese a que su vida personal la ha mantenido siempre en completo hermetismo.
Dos de sus abogados, Adrián García Barragán y Carlos Olvera, aseguran que este proceso no ha hecho más que desgastar y revictimizar a Issabella Camil, a quien medios de comunicación y personalidades del espectáculo han acusado de tener “otros intereses” o de buscar ventajas ante la empresa de streaming. A este señalamiento público, se suma el actuar del juez de control Roberto Posán Tornero, quien en febrero pasado confirmó las medidas de protección impuestas por la FGR por considerarlas violatorias del derecho a la intimidad sexual de la actriz. Sin embargo, una vez recibida la respuesta de la empresa, Posán Tornero liberó de responsabilidad a Netflix México.
“La medida de protección señala que Netflix México debe hacer las gestiones necesarias con quien pueda suspender ese contenido, pero la empresa señala que tiene imposibilidad de cumplir, pues solo dan acceso a sus usuarios a la plataforma con el contenido, pero no la alojan ni la administran, así eluden la ejecución de las medidas de protección con base en una fragmentación corporativa que genera impunidad digital y deja a la víctima en un estado de indefensión”, explican Olvera y García Barragán.
Los abogados de Netflix México han dado declaraciones en El Heraldo de México, a través de una columna de opinión del periodista Darío Celis, en la que dicen que una obra de ficción no viola la intimidad sexual y se amparan en la defensa de una “robusta protección a la libertad de expresión”: “Aseguran [los abogados de Netflix] que la actriz Camila Sodi interpreta a un personaje, pero en ningún momento la serie sugiere que se trate de Issabela Camil en la vida real. No hay engaño, ni simulación, ni uso de contenido íntimo real”, dice el texto que cita a los letrados de la filial mexicana, publicado el pasado 1 de mayo. “La orden es de imposible cumplimiento y refleja una ignorancia jurídica preocupante por parte de las autoridades”.
Los representantes de Camil han tachado de “absurda” la respuesta de Netflix México ante un caso que pone en la mesa el alcance de la Ley Olimpia cuando se hace una representación que no deja lugar a dudas de la persona a la que alude. “Es absurdo que digan que no es ella, que solo es ficción. Si tuviéramos influencias políticas, no llevaríamos dos años y medio tratando de ejecutar una medida. No hemos tenido apoyo político de ningún tipo, de hecho la investigación en la Fiscalía ya lleva más de dos años, más bien sentimos que es todo lo contrario”, dicen Olvera y García Barragán. Parte de esos señalamientos que mencionan tiene que ver con que la actriz está casada con el actor, productor y político de Morena, Sergio Mayer.

La vida personal de Issabela Camil —esa que siempre cuidó y que mantuvo en privado como una decisión de vida— ha sido afectada profundamente por este proceso y la exigencia a la que se enfrenta todos los días de hablar sobre un pasado que es íntimo y que no debió de ser expuesto sin su consentimiento.
Sus abogados han asegurado que durante estos años, la actriz ha pasado por momentos difíciles en los que se le vuelve a plantear una y otra vez un asunto personal de hace más de 20 años y cuya proyección en las pantallas de miles de personas la han hecho sentir vulnerable y violentada. Sin embargo, pese a lo complejo de la situación, Camil ha asegurado en diversas entrevistas que no renunciará a su derecho de ser escuchada y que confía en las autoridades y en las leyes: “Hay que alzar la voz, a veces cuesta, a veces no te quieren escuchar. Siempre he creído que la verdad y la justicia caen por su propio peso, y ante eso, no hay nada más poderoso”, dijo, en febrero pasado.
“Si la medida no se logra imponer, ni es posible imputar a los funcionarios de Netflix México, la consecuencia será un precedente de impunidad que podrá replicarse por cualquier creador y distribuidor de contenidos que tenga el cuidado de alojarlos en servidores ubicados fuera de México, incluso si una empresa del mismo grupo económico constituida conforme a las leyes de nuestro país cobra y se enriquece por otorgar acceso a dichos contenidos. La Ley Olimpia y la regulación de las medidas de protección en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una vida Libre de Violencia, serán letra muerta”, concluyen los abogados.
El pasado 6 de febrero, en su cuenta de X, la activista Olimpia Coral Melo escribió sobre el caso de Issabela Camil: “La violación a la intimidad sexual en cualquiera de sus modalidades es violencia. Vulnerar la vida íntima de una persona es reprobable. Esperamos que Netflix haga lo propio y elimine los contenidos sexuales no autorizados”.
Consultados por este diario, los representantes legales de Netflix México han declinado hacer declaraciones.
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