El Gran Teatro del Liceo pondrá el foco la próxima temporada en dos nuevas producciones lideradas por sendas directoras de escena: Bárbara Lluch dirigirá Tristán e Isolda, con el estreno mundial en ese rol de la soprano wagneriana Lise Davidsen, y Marta Pazos, ahora con Orlando en Madrid, hará lo propio con Las Bodas de Figaro. La temporada tiene un ineludible aroma de nostalgia con la despedida en verano de 2026 del director de orquesta Josep Pons, que cumple 14 años en el teatro de La Rambla barcelonesa y dirigirá la Deutsche Radio Philharmonie. Su sucesor o sucesora —“lo importante es que sea muy bueno o muy buena”, ha dicho— sigue siendo una incógnita. El Liceu premiará a Pons con el título honorífico de director emérito.

Con tendencia a abrir la temporada siempre mirando al este, el Liceu alzará el telón el 22 de septiembre con La zorra astuta, del compositor checo Janácek, bajo la batuta precisamente de Pons. El Petit Liceu cumple este año 25 años y las entradas para esas funciones se han puesto a mitad de precio. Pero dos semanas antes la Gran Orquesta del Liceu y el coro habrán abierto simbólicamente el curso de forma muy especial: vuelven a Montserrat cinco años después, con motivo del festival de música del milenario, para interpretar en la basílica la segunda sinfonía de Gustav Mahler, conocida como Resurrección. Pons cerrará su larga trayectoria dirigiendo el Falstaff de Verdi y el día de la “lagrimita final”, como él mismo ha bromeado, con la octava sinfonía del mismo compositor austriaco.

Bajo el lema de “imprevisibilidad”, el Liceu ha programado 116 espectáculos (88 funciones de ópera, 16 de danza y 12 conciertos) en un temporada en la que Marina Abramovich parte como artista invitada y donde pondrá en escena su Balkan erotic epic. La institución dispone de un presupuesto de 58 millones de euros, 3,5 millones más que hace un año procedentes de las administraciones (dos millones), venta de entradas (700.000) y mecenazgo (otros 700.000). La inversión artística alcanza los 19 millones. “El equilibrio entre lo artístico y lo económico es esencial para seguir creciendo”, ha afirmado el presidente del patronato, Salvador Alemany.

La gran apuesta del curso será el Tristán e Isolda de Wagner bajo la dirección de Lluch, que cuenta por éxitos todas sus obras en el Liceu, desde la última versión de Turandot de su abuela, Nuria Espert, o la más reciente La Sonnambula. Víctor García del Moral, director general artístico, ha remarcado que espera que ese estreno será uno hito no solo de la temporada “sino”, ha dicho, “de la década”. Posiblemente, el teatro aspira a abrazar un nuevo título wagneriano que eclipse la amarga experiencia este curso con el Lohengrin de Katherina Wagner. Con la dirección de orquesta de Susanna Malkki, Davidsen quería debutar en el rol de Isolda con una nueva producción. “Será un debut muy esperado y lo hará antes de que el Metropolitan la pueda presentar”, ha afirmado. Irene Theorin forma parte del elenco.

Valentí Oviedo, director general del Liceu, ha explicado este lunes que la voluntad de la dirección es rescatar el “engranaje de institución productora”. Y en ese capítulo hay que inscribir la nueva producción de La nozze de Figaro, de Marta Pazos, que ya dirigió Alexina B y que se define a sí misma no como una artista transgresora sino que ejerce un activismo delicado buscando la honestidad total. La inversión en las nuevas producciones asciende a 1,8 millones (hace un curso fue de 1,1). Este año, del fondo de armario el Liceu ha rescatado solo L’Elixire de Amore, de Mario Gas con la actuación de Javier Camarena que participa activamente en el vídeo promocional del curso.

Del total de la decena de óperas previstas, el Liceu coproduce tres: La zorra astuta, La Gioconda (Ponchelli) y Els Stuntment (Fernando Velázquez). En régimen de alquiler figuran Akhnaten (Glass, que estrena en España la tercera parte de la trilogía sobre figuras revolucionarias, en este caso un faraón); Manon Lescaut (Puccini y con la producción del artista residente Àlex Ollé); Werther (Massenet) y Falstaff (Verdi). El teatro volverá a recuperar la plataforma Opera Plus para que los abonados puedan ver las funciones por streaming. La temporada incluye grandes voces como las de Roberto Alagna, Renne Fleming y Juan Diego Florez con la posibilidad de que Nadine Sierra ofrezca un espectáculo en 2026 tras su éxito clamoroso esta temporada donde ha participado en cuatro obras diferentes.

Toda la temporada estará pendiente de quién asume al final la batuta que dejará huérfana Pons, que se va feliz y sin perder el humor. “Yo aquí inicio el final de etapa. Catorce años son muchos. Todos tenemos una fecha de caducidad como los yougures y hay que saberla leer”, dijo satisfecho del regalo de haber participado en el Liceu tantos años y del trabajo hecho con la orquesta a la que sitúa entre las punteras de España. “He tenido tiempo de explicarme y me han dejado trabajar. Quien venga tiene que superarme y hacer un trabajo magnífico”, ha dicho. Solo pide que quien venga sea o muy bueno o muy buena y que la química y la cocina funcionen. Alemany, exdirectivo del Barça, recurrió a un símil deportivo para explicar lo que quieren. “Los equipos pequeños cambian a menudo de entrenador y los grandes no”, ha dicho para dejar claro que buscan una apuesta que sea estable ahora reducida a entre cinco o seis nombres.

SERGI PANIZO / liceu



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