La Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha confirmado que los trabajos de conservación en la Pirámide de la Luna han terminado, por lo que se ha reanudado el ascenso a esta estructura de la Zona Arqueológica de Teotihuacán.

Desde este lunes los visitantes pueden subir a la pirámide, aunque las autoridades han especificado que el acceso está limitado únicamente al primer cuerpo de la edificación, para no comprometer la integridad estructural ni el valor patrimonial del monumento. “Se exhorta a las personas que acuden a visitar este sitio a respetar las medidas de seguridad establecidas. De igual manera, se recomienda usar calzado cómodo, evitar correr, saltar o jugar tanto en la escalinata como sobre el monumento. El ascenso requiere esfuerzo físico, por lo que si se tienen problemas de salud es preferible no subir”, señaló el INAH en un comunicado.

El cierre se implementó en 2020, cuando comenzó la pandemia del covid-19, para evitar posibles contagios por aglomeraciones en la zona turística ubicada en el Estado de México, por lo que especialistas aprovecharon este tiempo para realizar labores de restauración, que se prolongaron hasta este año. En 2024, un visitante causó conmoción por subir a los primeros escalones de la Pirámide de la Luna para tomarse una foto, aunque las personas que estaban ahí le gritaron que se bajara, los guardias no llegaron a tiempo para ponerle la sanción correspondiente. Hasta el momento sigue prohibido subir a la Pirámide del Sol y al Templo de Quetzalcóatl.

La importancia de la Pirámide de la Luna

Teotihuacán fue una de las ciudades más grandes del mundo antiguo y llegó a tener más de 100.000 habitantes en su época de mayor esplendor. Ubicada en un valle con abundantes recursos naturales, esta metrópoli fue el centro de una civilización que dejó huella en muchos aspectos de la vida mesoamericana: desde la política y la economía, hasta la religión y el arte. Desde 1987, forma parte de la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco.

En los últimos años, investigaciones del INAH y la UNAM han permitido conocer más sobre la Pirámide de la Luna. Entre 2017 y 2018, se descubrió un túnel a ocho metros de profundidad que conecta la plaza principal con esta estructura. Los arqueólogos creen que ese espacio subterráneo tenía un sentido simbólico y representaba el inframundo. En esta pirámide hay murales con representaciones de jaguares, serpientes y águilas. También se han encontrado restos de ofrendas que podrían confirmar la práctica de sacrificios humanos, lo que reafirma el papel ceremonial que tenía para sus antiguos habitantes.



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