En el sur de Argentina, limítrofe con Chile, está el glaciar más famoso de Sudamérica: el Perito Moreno. En 2024, cerca de 700.000 personas se asomaron a las pasarelas del Parque Nacional de los Glaciares desde las que se vislumbra el final de ese imponente gigante de hielo de 260 km2. Este año, los visitantes se sorprendieron con el derrumbe de témpanos de un tamaño superior al habitual, que incluso llegaron a bloquear temporalmente el muelle desde el que salen las embarcaciones. Son una señal, pero no la única, de la progresiva pérdida de masa que experimenta el Perito Moreno desde 2018, cuando dejó de estar en equilibrio para comenzar un retroceso que los científicos consideran “irreversible”. En los últimos siete años, sus márgenes se han recortado casi 2.000 metros y las paredes pierden altura a cada vez más velocidad.
Uno de los primeros en dar la voz de alarma fue el ingeniero geodésico-geofísico Pedro Skvarca, de 81 años, quien supervisa desde hace más de tres décadas la evolución de este monumento natural. “Existe un notorio y acelerado retroceso del glaciar”, dijo Skvarca durante una charla pública la semana pasada. El científico señaló que el aumento de la temperatura ocasionado por el cambio climático ha sido determinante para la reducción de la masa de hielo. “El clima es más cálido, hay más fusión y más agua en la base. Como resultado el glaciar se acelera y adelgaza”, señaló.
El geólogo especializado en glaciares Lucas Ruiz confirma que el Perito Moreno ha roto el equilibrio excepcional que mantuvo durante al menos un siglo y que lo diferenciaba de la tendencia general que afecta a otros glaciares como el Upsala o el Viedma. Eso significa que la cantidad de hielo que acumula anualmente en sus nacientes es hoy menor a la que pierde.
El Perito Moreno parte del Campo de hielo patagónico sur y avanza, como si se tratase de una cinta transportadora, a una velocidad de unos dos metros por día en su zona central hasta el lago Argentino.
Según Ruiz, la pérdida de masa comenzó entre 2017 y 2018 y es cada vez más rápida. “En el frente, los signos evidentes comenzaron un poco más tarde, a partir de 2020”, dice este investigador del Conicet y consultor de Geo Estudios al referirse a la pared de cinco kilómetros de extensión y de más de 60 metros de altura sobre las aguas del lago al que se asoman los turistas.

Rupturas cada vez más improbables
Uno de esos signos tiene que ver con la estruendosa ruptura del Perito Moreno, que solía ocurría cada dos o tres años. El glaciar avanzaba hasta la península y cerraba por completo uno de los brazos del lago, convirtiéndolo en un dique natural. El nivel del agua comenzaba a subir y presionaba cada vez más sobre la masa de hielo. Pasadas varias semanas, el agua lograba perforar un túnel para abrirse paso y, cuando la erosión avanzaba, terminaba por derrumbar la bóveda.
“El último cerramiento importante fue en 2018, el nivel del agua del Brazo Rico subió nueve metros”, señala Ruiz. En 2022, hubo un pequeño cierre de solo una semana. “Es improbable que vuelva a ocurrir. Podemos mantener un poco de esperanza hasta que no se pierda del todo el contacto con la península, porque hay otros procesos que influyen y el cerramiento se produce en un pequeño sector. Pero cada vez la probabilidad es más baja”, advierte.
El aumento de temperatura provocado por el cambio climático está detrás del retroceso de este y de gran parte de los más de 16.000 cuerpos de hielo censados en Argentina. Sin embargo, aquellos que terminan en cuerpos de agua como el Perito Moreno tienen un comportamiento particular, que está determinado por un valor entre el espesor del hielo y la profundidad del lago. “Cuando ese valor supera cierto umbral, lo único que puede hacer es retroceder. El Perito Moreno en algunos lugares ya lo cruzó y en otros no”, señala Ruiz. En promedio, la superficie total se derrite un metro de agua equivalente por año, pero en el frente el adelgazamiento es de cerca de ocho metros.
“Decimos que el retroceso es irreversible porque en el momento en que comienza no frena. No significa que no vaya a frenar nunca, sino que va a perder esa posición de equilibrio que mantuvo y va a buscar otra”, aclara Ruiz.
Este glaciólogo lamenta que los recortes presupuestarios impuestos por el Gobierno de Javier Milei a la ciencia argentina desde finales de 2023 han frenado el trabajo de recolección de datos incluso sobre este glaciar icónico y provocado una nueva fuga de cerebros. La retirada del Perito Moreno ya es visible a simple vista, aunque su tamaño descomunal continúa dejando boquiabiertos a los turistas que lo contemplan por primera vez. De seguir así, lo verán cada vez desde más lejos.
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