Jorge Humberto Figueroa Benítez en una foto sin datar.

El Gobierno mexicano sigue tras los pasos de Los Chapitos en Sinaloa. El Ejército emprendió la tarde del viernes un operativo en el municipio de Navolato para capturar a Jorge Humberto Figueroa Benítez, alias El Perris, jefe de seguridad del Cartel de Sinaloa, quien murió en el enfrentamiento con los soldados. “Elementos de Defensa fueron fuertemente atacados por hombres armados, por lo que tras repeler la agresión, en legítima defensa, perdió la vida dicho sujeto identificado como uno de los principales generadores de violencia en la entidad“, confirmó el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch.

Figueroa Benítez se encargaba de la protección de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán y desde 2023 estaba al mando de diversas operaciones de tráfico de droga del grupo de los vástagos del capo. La agencia antidrogas estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés) ofrecía una recompensa de un millón de dólares por su captura y el Departamento de Justicia de EE UU le acusaba de ser una parte fundamental en la organización para el tráfico de fentanilo.

El Perris heredó el liderazgo en el grupo de Los Chapitos en 2023, cuando su antiguo jefe de seguridad, Néstor Isidro Pérez Salas, alias el Nini, fue capturado por las fuerzas de seguridad. Desde entonces, el Gobierno mexicano lo considera una pieza clave en la organización criminal e incluso le atribuye como uno de los responsables del Culiacanazo –el violento enfrentamiento de las Fuerzas Armadas y el Cartel de Sinaloa en un operativo fallido para capturar a Ovidio Guzmán–. “A esta persona se le identifica como uno de principales orquestadores de las agresiones a las autoridades en 2019 en Culiacán además de relacionarse con homicidios y secuestros que afectaban la paz y tranquilidad de la sociedad sinaloense”, añadió García Harfuch.

El Gobierno mexicano había buscado su captura en los últimos meses sin éxito. La guerra entre las dos principales facciones del Cartel de Sinaloa –Los Chapitos y La Mayiza– se ha profundizado en el último año en una guerra que no parece tener fin. Los ataques armados entre ambos grupos ocurren casi a diario desde julio de 2024, cuando Joaquín Guzmán López, hijo del Chapo, obligó a Ismael El Mayo Zambada a subir a un avión que los llevó a entregarse a las autoridades estadounidenses. En ese episodio inverosímil del narco mexicano, también participó El Perris en la construcción del plan para llevar por la fuerza a Zambada a Estados Unidos.

Mientras Zambada y los hermanos Guzmán –Ovidio y Joaquín– se encuentran en Estados Unidos enfrentando los cargos por narcotráfico que el Gobierno estadounidense les atribuye, en Sinaloa la violencia refleja la profunda división dentro del Cartel de Sinaloa y la intensa lucha por el territorio de cada uno de los grupos. Esta semana, una serie de enfrentamientos revelaron una presunta alianza entre Los Chapitos –liderados por Iván Archivaldo Guzmán– y el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en la región serrana del Estado de Sinaloa.





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