El castigo a los bonos del Tesoro de Estados Unidos se agudizó este miércoles tras una subasta de deuda que atrajo una débil demanda y en medio de los preocupaciones sobre el posible agravamiento de la crisis fiscal que atraviesa Estados Unidos. La rentabilidad de los bonos del Tesoro a 30 años alcanzó el 5,096%, muy cerca de los máximos que tocó brevemente en 2023 y que, a su vez, eran los máximos desde 2006. Esa subida de los tipos de interés a largo plazo arrastró a las Bolsas y provocó una caída del 1,61% en el índice S&P 500.

La agencia Moody’s arrebató el viernes pasado a la deuda estadounidense la última triple A o calificación de máxima solvencia que le quedaba entre las grandes agencias de rating. Su rebaja sirvió de detonante de un castigo a los activos estadounidenses que se agudizó este miércoles. Los inversores exigieron una rentabilidad superior a la esperada en una subasta de deuda a 20 años, pero el caldo de cultivo de la desconfianza contiene más ingredientes.

A la incertidumbre generada por la errática política comercial de Donald Trump, que ha lastrado el crecimiento de la economía estadounidense, se suma ahora una ley de rebajas fiscales y recorte del gasto que contribuirá a aumentar el déficit y la deuda federal, que ya se encuentran disparados.

La subasta de deuda a 20 años, en la que se colocaron títulos por 16.000 millones de dólares, se saldó con un tipo marginal del 4,047%, según informó el Departamento del Tesoro. Tras conocerse los resultados, los tipos de la deuda a ese plazo superaron el 5,10% en el mercado secundario. Que el resultado de las subastas de deuda genere tanta atención ya es un indicio de lo que preocupa la situación fiscal de Estados Unidos a los inversores.

El mercado de bonos está lanzado señales de alerta sobre la insostenible trayectoria de la deuda pública, lo que a su vez está dando argumentos al ala dura republicana para oponerse a una ley que agravará el problema. Trump aseguró el martes en el Congreso que él es el mayor “halcón fiscal”, pero sus palabras tienen muy poco credibilidad, tomando en cuenta que el déficit y la deuda se dispararon durante su primer mandato.

Algunos de los congresistas díscolos que exigen mayores recortes para dar luz verde a las rebajas de impuestos que propone Trump resaltaron el mal resultado de la subasta, como por ejemplo el representante por Texas Chip Roy. “El aumento del déficit aumenta el riesgo de impago”, tuiteó por su parte el congresista por Ohio Warren Davidson, que tuiteó un gráfico en el que veía dispararse la rentabilidad exigida a los bonos a 10 años hasta el 4,597%.

Trump hizo campaña prometiendo prorrogar las rebajas fiscales de su primer mandato, que favorecían sobre todo a los más ricos. También propuso dejar libres de impuestos las propinas, las horas extraordinarias, las prestaciones de la Seguridad Social y, en algunos supuestos, los intereses para la compra de automóviles. A eso suma una rebaja de impuestos para las empresas que fabriquen sus productos en Estados Unidos. El proyecto de ley que impulsa sumará 3,3 billones de dólares a la deuda en la próxima década, según el Comité para un Presupuesto Federal Responsable, un grupo fiscalizador no partidista, pese a los recortes de gasto social que incluye para compensar parcialmente la rebaja de impuestos.

“No creemos que las propuestas fiscales que se están estudiando actualmente den lugar a reducciones significativas del gasto obligatorio y los déficits durante varios años”, decían los analistas de Moody’s en referencia a los planes presupuestarios de los republicanos. “Durante la próxima década, esperamos déficits más elevados, ya que el gasto en prestaciones sociales aumentará, mientras que los ingresos públicos se mantendrán prácticamente estables. A su vez, los déficits fiscales elevados y persistentes aumentarán la deuda y la carga de los intereses del Gobierno. Es probable que los resultados fiscales de Estados Unidos se deterioren en relación con su propio historial y en comparación con otros soberanos con alta calificación”, explicaba el comunicado.



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