La victoria del Barcelona en San Mamés pone el mejor cierre a una Liga fantástica del equipo de Hansi Flick. Se impuso a un Athletic muy solvente el día de la despedida de De Marcos, que abandonó el fútbol, en el minuto 88, entre las aclamaciones de la Catedral. Debutó en el viejo San Mamés frente al Barcelona en un partido de la Supercopa y se despide frente al mismo rival. Ya solo queda un jugador en la plantilla, Ruiz de Galarreta, que haya jugado en ambos estadios.

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Unai Simón, Yuri Berchiche, Óscar De Marcos (Íñigo Lekue, min. 88), Unai Núñez (Dani Vivian, min. 61), Aitor Paredes, Nico Williams (Iñaki Williams, min. 79), Íñigo Ruíz de Galarreta (Beñat Prados, min. 61), Alex Berenguer, Unai Gómez (Oihan Sancet, min. 61), Mikel Jauregizar y Maroan Sannadi

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Iñaki Peña, Pau Cubarsí, Eric García, Ronald Araujo (Andreas Christensen, min. 63), Alejandro Balde (Gerard Martín, min. 80), Fermín López, Lamine Yamal, Raphinha (Dani Olmo, min. 63), Pedri (Frenkie de Jong, min. 80), Gavi y Robert Lewandowski (Pau Víctor, min. 88)

Goles
0-1 min. 13: Lewandowski. 0-2 min. 16: Lewandowski. 0-3 min. 93: Dani Olmo

Arbitro Pablo González Fuertes

Tarjetas amarillas
Yuri (min. 74)

No se jugaban nada los dos equipos salvo el orgullo y el honor en otro de los clásicos de la Liga. Los dos goles de Lewandowski en la primera parte, y el penalti que transformó Dani Olmo en la última jugada, en la que el árbitro, González Fuertes, en su partido de despedida, no quiso expulsar a Yuri para no emborronar su actuación, cerraron la Liga, que ha tenido un claro ganador.

Dos chispazos consecutivos del Barcelona desequilibraron el partido antes del minuto 20. El primero llegó en una acción en la que Fermín aprovechó dos errores consecutivos del medio campo rojiblanco para girarse y meterle un balón profundo a Lewandowski, que ante la salida de Unai Simón le picó la pelota por encima. Apenas tres minutos más tarde, el polaco engordó sus cifras goleadoras con un remate de cabeza en el segundo palo después de un córner que ejecutó Raphinha y Unai Gómez, en su intento de despejar, peinó hacia el delantero, que con ese instinto de los depredadores sabía dónde colocarse para anotar el segundo.

No merecía el Athletic ese castigo tan madrugador, porque hasta ese momento y también después, apretaba bien al Barça, ataba en corto a Lamine y jugaba alegre en ataque con un Nico Williams dinámico por la banda izquierda, y Maroan, aunque todavía verde, amargándole la noche a Cubarsí con su envergadura de armario de tres cuerpos.

Es cierto que el equipo de Hansi Flick no se jugaba nada en el envite, y muchos de sus hombres, como es lógico, ya están pensando en maletas o destinos exóticos. No por eso, sin embargo, habían colocado el cartel de cerrado por vacaciones, porque la voracidad de estos futbolistas no tiene límites. Simplemente, bajaron un tanto las revoluciones.

Así que cuando jugaba en ataque el Barça, con el Athletic casi siempre bien colocado, optaba por mover mucho la pelota para tratar de perturbar la armonía entre Jauregizar y Galarreta, el filtro complicado de atravesar. A Lamine le encontraban poco, porque si conseguía superar a Yuri siempre había alguna ayuda para taponar la herida. La figura barcelonista no tuvo que intervenir para que su equipo sacara el partido adelante. Con la eficacia goleadora de Lewandowski le bastó para llevarse los tres puntos.

Aunque cayó varias veces en la trampa del fuera de juego que ejecuta a la perfección el Barça, el equipo de Valverde se acercó bastante, aunque sin puntería, a la portería de Iñaki Peña. De Marcos, en su último partido como futbolista, en el que fue homenajeado por la grada, demostró que físicamente está hecho un chaval, aunque prefiera irse en plenitud. De sus botas salieron un par de centros interesantes al área, y un balón en profundidad que encontró a Maroan, aunque el delantero acabó disparando fuera en buena situación.

En la segunda parte el Barcelona fue más conservador. Con Lewandowski de palomero a la caza de algún contragolpe, el equipo de Flick se dejó querer por el Athletic, le cedió mucho balón, porque los rojiblancos no cejaban en su empeño. Jugaban como si se jugaran algo más que cerrar el trámite liguero. Tal vez para seguir alimentando que San Mamés es un campo casi inexpugnable. Hasta este domingo solo el Atlético había conseguido ganar.

Los de Valverde tuvieron una ocasión clara después de una gran jugada que inició Nico, con un eslálom que acabó con una apertura a Maroan, el centro del vitoriano al área y el remate fallido del pequeño de los Williams que se marchó desviado. Luego, en un córner, Cubarsí estuvo a punto de marcar en su portería, pero el remate equivocado se estrelló en el larguero. Salieron al campo los recambios bilbaínos, pero no mejoraron lo que había. Sancet e Iñaki Williams tuvieron minutos, pero su chispa no se encendió porque el Barça controlaba sin problemas.

Dormitaba San Mamés con los dos equipos anestesiados y cada vez con menos chispa, y se le escapaba la energía a los futbolistas después de una larga temporada cuando en la última acción el VAR intervino para señalar un penalti que González Fuertes no quería pitar. Lo tuvo que hacer por imperativo legal y Olmo fusiló a Unai para poner cifras definitivas en el marcador.



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