El Banco de México da un paso más hacia una postura menos restrictiva. La Junta de Gobierno del banco central ha decidido rebajar en 50 puntos base los tipos de interés y colocar la tasa de referencia en 8,5% y no descarta continuar con los recortes en meses posteriores. La institución ha continuado con una agresiva rebaja en los tipos frente a la debilidad de la economía mexicana, el comportamiento del tipo de cambio, y el posible impacto de los cambios de las políticas comerciales a nivel global. “La Junta de Gobierno estima que hacia delante podría continuar con la calibración de la postura monetaria y considerar ajustarla en magnitud similar. Prevé que el entorno inflacionario permita seguir con el ciclo de recortes a la tasa de referencia, si bien manteniendo una postura restrictiva”, advirtió, por escrito. El recorte fue respaldado de manera unánime.
La institución optó por continuar con las reducciones a la tasa de referencia, una medida que busca incentivar la actividad económica, justo cuando México enfrenta un proceso de desaceleración económica. El recorte se decidió pese al reciente repunte de inflación a 3,93% en abril. Una tasa de interés más baja promueve el consumo y otras actividades productivas, lo que suele aumentar a la inversión, elementos claves en estos momentos marcados por una desaceleración económica y el nerviosismo ante el amago arancelario del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El actual ciclo de recortes de tasas del Banco de México inició en marzo de 2024, con una rebaja desde una tasa de 11,25%.
La decisión del Banco de México ocurre en un entorno en el que Trump ha endurecido su política comercial proteccionista contra México. Las industrias automotriz, siderúrgica y los exportadores que no cumplen con los requisitos del TMEC en México se han visto afectados por los nuevos aranceles impuestos por EE UU. Washington ha ordenado el cobro de un arancel del 25% a todas las exportaciones mexicanas fuera del TMEC, además de una tarifa del mismo nivel sobre el acero y aluminio proveniente de México y un arancel del 25% a los automóviles foráneos, permitiendo a México un descuento en proporción al contenido estadounidense de cada unidad.
Al primer trimestre del año, la economía mexicana esquivó por la mínima el riesgo de caer en una recesión técnica. De enero a marzo de este año, el Producto Interior Bruto (PIB) creció 0,2%. El leve impulso se debió a un crecimiento de las actividades primarias de un 8,1%. Por el contrario, en el último trimestre del año pasado, el PIB cayó un 0,6%, a tasa mensual, su primera contracción desde 2021. En su más reciente reporte, el Fondo Monetario Internacional pronosticó una recesión de 0,3% para la economía mexicana en 2025, sin embargo, la Secretaría de Hacienda se mantiene optimista con una previsión de crecimiento del PIB este año en un rango de 1,5% a 2,3%.
Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody’s Analytics, explica que la decisión monetaria no fue una sorpresa, sino más bien una confirmación de la preferencia revelada por el banco con anticipación. “Aunque el argumento del banco detrás del relajamiento monetario ha sido su creencia de que la inflación va a ceder como resultado de la desaceleración económica, la verdadera razón más bien parece ser su preocupación por el creciente riesgo de recesión”, indica.
El experto añade que, en teoría, el banco central tiene un mandato monetario único, pero en la práctica, los responsables de la política monetaria están aplicando un mandato dual donde el crecimiento económico tiene el mismo peso que la inflación, minando su credibilidad. “La brecha inflacionaria mide la distancia entre la tasa de inflación actual y el objetivo de inflación. Esta brecha ha aumentado de un mínimo de 60 puntos base en enero a 100 puntos base en la actualidad. Esto indica que la tasa de inflación se está alejando del objetivo mientras el Banco de México relaja el freno monetario. Esto debería ser una preocupación para el banco, ya que pone en riesgo la credibilidad monetaria en el cumplimiento de su mandato único de estabilidad de precios”, zanja Coutiño.
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