El espejismo de la capital mexicana como un lugar más seguro, alejado de las grandes masacres que asolan a varios puntos del país, se ha terminado. El asesinato, la mañana de este martes, de Ximena Guzmán y José Muñoz, integrantes de la primera línea de trabajo de la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Clara Brugada, ha conmocionado y aterrorizado a una población anestesiada por la violencia de todos los días. Poco después de las 7.00 horas, algunos comerciantes y vecinos de la colonia Moderna presenciaron cómo un sujeto disparó al parabrisas del coche en el que viajaban ambos funcionarios para después huir en una motocicleta, que presuntamente fue abandonada a unas calles de distancia.
Un grupo de mujeres que acudían a citas médicas sobre la Calzada de Tlalpan se apretujan en la calle ante una zona acordonada que mantiene el resguardo del coche atacado color negro, y todas las patrullas y vehículos que el Ejército y la Marina han colocado en la zona del ataque. Todas miran con horror y tratan de saber de quién se trata: “¿Creo que eran dos mujeres, verdad?“, dice una de ellas con tristeza. Han acudido a uno de los consultorios ubicados en esa avenida, una de las más transitadas de la capital. ”Esto es horrible, ya no hay lugar seguro”, responde otra.
Sobre el asfalto todavía están los diminutos vidrios que dejaron los por lo menos cuatro impactos de bala que reposan en el parabrisas del auto, justo del lado del conductor. El lugar que ocupaba, según las primeras investigaciones, Ximena Guzmán, de 42 años, la secretaria particular de Brugada y, además, amiga cercana y compañera desde su trabajo en la administración de la morenista como alcaldesa de Iztapalapa (2018-2023).

A solo unos metros, el bullicio de las taquerías y los locales de comercio ocupan la banqueta. Las dependientas de una de las tiendas de servicio se asoman y tratan de ver si los cuerpos ya han sido retirados: “Nosotras teníamos la puerta cerrada a esa hora, solo vino una persona que había presenciado todo para pedirnos que llamáramos a una patrulla o a una ambulancia”, dice una de ellas.
Cruzando la Calzada Tlalpan, las decenas de usuarios del metro en la estación Xola miran con horror la escena del crimen y a los automovilistas que, obligados a transitar solo por el carril lateral opuesto, enloquecen tocando desesperadamente sus bocinas. La segunda víctima del ataque ha sido José Muñoz, asesor y cercano colaborador de Brugada. Según los primeros testimonios, Guzmán esperaba dentro del coche a Muñoz, justo cuando ocurrió el ataque directo. Muñoz intentó correr, pero fue alcanzado enseguida por los disparos.
De acuerdo con las imágenes de un video hecho público solo unas horas después del suceso, y de algunos testimonios que pudieron ver el momento del ataque, una motocicleta ha alcanzado al coche negro, que esperaba en el carril lateral, y un hombre que pretende esperar algún autobús o un taxi, se acerca cautelosamente al vehículo para después disparar a menos de un metro de distancia justo hacia la conductora y su acompañante.
Unos minutos antes de las 11.00, un coche del Ejército ha vuelto a la zona y ha pedido la colaboración de elementos de la secretaría de Seguridad Ciudadana por la localización “de otro vehículo”. A un kilómetro de distancia, en la calle Rubén Darío, casi esquina con Bismark, de la misma alcaldía Benito Juárez, una motocicleta ha sido acordonada y resguardada por una patrulla. De acuerdo con el registro gubernamental, la motocicleta tiene placas de circulación del Estado de Querétaro y no cuenta con reporte de robo. Unas horas después, la existencia de otro coche color azul, con placas del Estado de México, ha sido dado a conocer por varios medios de comunicación como una posible pista sobre el ataque.

El asesinato de Guzmán y Muñoz es el ataque contra funcionarios de mayor perfil en la capital del país, desde el atentado que sufrió, hace cinco años, Omar García Harfuch, ahora encargado de la Seguridad en el Gabinete de la presidenta Claudia Sheinbaum, y quien entonces se desempeñaba al frente de la policía de la capital. Criminales vinculados al Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) emboscaron al mando policial cuando salía de su casa una mañana, disparándole cientos de veces. Harfuch salvó milagrosamente la vida, pero dos de sus escoltas murieron, igual que una mujer que estaba en el lugar del ataque.
Unas horas después del asesinato de los colaboradores de Brugada, a poco más de un kilómetro de distancia, la Calzada de Tlalpan —que conecta al Centro Histórico— ha vuelto a colapsar. A la altura de la estación del metro Chabacano, un grupo de madres buscadoras han bloqueado la circulación. Piden a las autoridades capitalinas que les hagan caso y que reanuden las búsquedas de sus seres queridos.
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