Andy Kaufman sigue muerto. El artista neoyorquino, paladín de la llamada anticomedia, que se jactaba de no haber contado un chiste mientras provocaba carcajadas, desconcierto y abucheos con sus insólitas actuaciones, abandonó este mundo el 16 de mayo de 1984, a los 35 años. Vegetariano, abstemio y no fumador, un cáncer de pulmón acabó con su vida a pocos meses de ser diagnosticado, de forma tan súbita como, para algunos, inverosímil. A fin de cuentas, era un embaucador consumado. “Me llamaron el Washington Post, The New York Times y demás publicaciones de prestigio preguntándome si era un montaje. Andy había confundido al mundo con sus acciones”, contó su representante George Shapiro en una entrevista. Carol Kane, compañera en la telecomedia Taxi (1978-1982), no pudo resistirse a hundir un dedo en el cadáver para confirmar que era real y no un muñeco. Otro motivo para arquear la ceja: fantaseó repetidamente con fingir su muerte, incluso se reunió con el estafador Alan Abel para saber cómo había falseado él la suya en 1980.
Más de 40 años después, el misterio de Kaufman pervive. El documental La comedia y el caos: El legado de Andy Kaufman, disponible en Filmin y producido por los hermanos Safdie –los directores de Diamantes en bruto (2019)–, es el último en sumarse a la extensa filmografía y bibliografía inspirada en sus breves vida y obra. Al tiempo que permite asomarse a su concepción única del humor y el espectáculo, la película se aproxima al protagonista como un fenómeno que no aspira a resolverse, sino a que su extrañeza se expanda como un virus. Bob Zmuda, colaborador y guionista de Kaufman, afirma que está convencido de que su amigo no falleció. En una actuación de archivo, en los instantes finales del largometraje, el (anti)cómico despliega un elocuente rollo con las palabras “Aquello que se desconoce se hace más grande”. La sombra crece y crece.
Andy Kaufman se presentaba como artista de variedades. Podía basar su espectáculo en cantar canciones infantiles, leer en voz alta El gran Gatsby (1925) completo durante cinco horas o, cuando aún era desconocido, fingir ser un extranjero que no hablaba bien el idioma y rompía a llorar en plena actuación. Su sketch de debut en Saturday Night Live consistió en esperar silente junto a una gramola que reproducía la sintonía de El Súper Ratón para hacer playback de una única frase.
Adicto a las situaciones rocambolescas y la performance radical, la creación más extrema de Kaufman fue Tony Clifton, alter ego con quien decía mantener una rivalidad profesional. Desarrollado junto a su socio Zmuda (con quien alternaba apariciones bajo el disfraz), Clifton era una especie de decadente crooner cincuentón y obeso, con grandes gafas negras, bigote y una prótesis en la barbilla, que se comportaba de manera violenta y grosera con quien se cruzase. Cuando Kaufman entraba en el papel, lo hacía del todo: adoptaba su voz, rompía su dieta, comía carne poco hecha, fumaba y se emborrachaba de whisky.
Campeón mundial de lucha libre unisex
La dicotomía entre persona y personaje no era simple en el caso de Andy Kaufman. No era una performance con principio y fin establecidos. En La comedia y el caos, una de sus exparejas rememora un momento íntimo en que le pidió ser un novio normal y todo lo que obtuvo fue a Kaufman parodiando carantoñas de novio cursi. Si se trata de ahondar en claves biográficas, la película cuenta que tuvo una relación convulsa con su padre, que le veía afeminado, y que en la adolescencia atravesó problemas de adicción hasta que la práctica de la meditación trascendental le ayudó a dejar las drogas. Se presentan como esenciales la figura de Papu, su abuelo, y un trauma de abandono por su desaparición: al ser un niño, los padres evitaron durante años contar a Andy que había fallecido, sumiéndolo en una desolación e incomprensión profunda. Aquello derivó en que empezase a aislarse en su cuarto, donde simulaba programas de televisión con peluches. Quienes le conocieron como tímido y sin habilidades sociales manifestaron a los biógrafos, años más tarde, su sorpresa al verle reconvertido en escandaloso monstruo catódico.

O enemigo público, el rol en el que pareció encontrarse más cómodo. Kaufman, que, según su amigo Zmuda, aceptó participar en Taxi a regañadientes por el poco estímulo que le reportaba un guion cerrado y de fórmula, se esmeró en demoler su imagen y que nadie supiese qué esperar. Tras acordar con la cadena que Tony Clifton debía tener una aparición especial en la serie, Kaufman provocó su despido acudiendo caracterizado de su personalidad alternativa, acompañado de prostitutas, fuertemente alcoholizado y sembrando el terror. Paramount tuvo que enviar seguridad para reducirle y expulsarle, después de que empezase a destruir atrezzo. Aunque el más divisivo de sus arcos fue el que destinó a la lucha libre. Con retórica de villano machista, Kaufman, autoproclamado campeón mundial de lucha libre unisex, declaró en televisión la guerra a las mujeres desafiándolas a que le derrotasen en un ring (“¡Os voy a enviar de vuelta a la cocina, el lugar al que pertenecéis!”).
En plena segunda ola del feminismo, las imágenes del artista ganando a mujeres en un cuadrilátero –con todo tipo de trampas ridículas, puesto que Zmuda era el árbitro– causaron conmoción nacional. Lynne Margulies, su última pareja, que empezó a salir con él en esa época, describe en el documental la repulsa que generaba en esa época: “A veces contaba que Andy Kaufman era mi novio y muchas mujeres me decían ‘¡Pero por favor! ¡Lo odio! ¡Eso de las luchas es horrible!’. A mí me parecía gracioso”. Durante un show, el luchador Jerry Lawler apareció para pelear en defensa de las mujeres contra Kaufman, que se negaba a enfrentarse a hombres. Después de una llave ilegal conocida como martillazo, donde la cabeza del adversario golpea el suelo, Kaufman fue ingresado en el hospital. Todavía con collarín (que lució seis meses para exagerar la lesión), en un reencuentro para hacer las paces en el programa nocturno Late Show With David Letterman, Jerry Lawler le tumbó de otro golpe tras una charla tensa. Eran amigos y el montaje estaba pactado, pero los televidentes no lo sabían.
El dibujante Box Brown, apasionado de la lucha libre que en 2019 ganó un premio Eisner por la biografía gráfica Is This Guy For Real?: The Unbelievable Andy Kaufman (¿Este tío va en serio?: El increíble Andy Kaufman), dice a ICON: “Creo que parte de la broma siempre fue volver loca a la gente. Su objetivo era hacer que pasaran de pensar que todo eran tonterías a creerse, de repente, que Andy era así de verdad. Se divertía mucho haciendo de malo estúpido”.
“En la lucha libre profesional llamamos cowardly heel a cuando te comportas como un gilipollas siendo, por lo general, inofensivo y cobarde”, explica Brown. “Él tenía la habilidad de leer a la gente y, si querían enfadarse, incitarles y asegurarse de que se enfadaran de verdad y se pusieran colorados. Pero, en el fondo, no pretendía arruinar el día a nadie a propósito, sino todo lo contrario. Estaba allí para hacer tu día lo más raro e interesante posible”. En 2023, cuatro décadas después de que muriera, la WWE (World Wrestling Entertainment) incluyó a Kaufman en su salón de la fama.
“Andy Kaufman es legítimamente uno de los mejores heels de la lucha libre profesional de su tiempo. Lo suyo no era ninguna burla. El sentimiento general en esa época era que tener a una celebridad luchando era insultante para el deporte, por eso la WWE no le aceptó. Pero abrió las puertas a que más tarde luchasen Cyndi Lauper o Mr. T. Era tan bueno que el incidente del programa de Letterman convenció a mucha gente de que la lucha libre era real”.

Años más tarde, Jerry Lawler se interpretaría a sí mismo en la película Man On The Moon (1999), donde Jim Carrey realizó una actuación de método comportándose todo el rodaje como Kaufman (o Clifton). Carrey provocó a Lawler en la escena de su enfrentamiento y, como la vida imita al arte, este acabó agrediéndole de verdad.
Mitos y desinformación
El rechazo a Kaufman le llevó a ser expulsado del movimiento de la meditación trascendental, del que era profesor, al considerarle publicidad negativa. También protagonizó un enfrentamiento con el reparto de la telecomedia Fridays (1982), que se grababa en directo, después de negarse a recitar un chiste sobre drogas e impedir la réplica a los otros actores. El actor Michael Richards le tiró los carteles con los diálogos y ambos se enzarzaron. Años después, Richards afirmó que todo estaba planeado. El incidente disparó la audiencia y permitió renovar la serie. Lo que no fue broma fue su despido de Saturday Night Live, sometido a plebiscito entre los espectadores, que votaron contra él. “Muchos creemos que Kaufman ya no es divertido”, dijo con total seriedad el director del programa Dick Ebersol desde el escenario.

El documental La comedia y el caos cuenta que Kaufman lo consideró una traición, porque nunca creyó que el programa fuese de verdad a prescindir de él. La película, sin embargo, da por reales muchas de las mentiras que orquestó, como sus peleas con Lawler o Richards. Entre sus novedades, saca por primera vez a la luz a un presunto excompañero de la universidad, Bijan Kimiachi, de origen iraní, como supuesto origen de la voz extranjera de Kaufman (la del papel de Latka Gravas en Taxi). Jugar con la confusión, con qué pasó de verdad y qué fueron o no montajes, ha sido una constante por parte de algunos allegados, con el pretexto del homenaje a Kaufman y la intención de llevarle al terreno de la leyenda. Sam Simon, productor y guionista de Taxi, afirmó en una entrevista que muchas de las historias del intérprete en el rodaje de la serie habían sido invenciones de su amigo y colaborador Bob Zmuda, que tenía un “interés personal” en hacerle más misterioso de lo que era.
Zmuda, precisamente, coescribió con Lynne Margulies en 2014 el polémico libro Andy Kaufman: Finally, The Truth, anunciado como la verdad sobre la muerte fingida de Kaufman, aunque el texto resultase ser, a ese respecto, puramente especulativo. Su otra gran revelación era que Kaufman fue bisexual y quizás murió de sida; enfermedad que, en 1984, podía aún no diagnosticarse correctamente. En el libro, Margulies, la que fue pareja final de Kaufman, afirmaba que él le había reconocido que le gustaban los hombres y pedido que guardase el secreto hasta la muerte de sus padres (el padre de Andy murió en 2013). El tema es ignorado en el documental. Contactada por ICON, Margulies solo se limita a decir que el libro “representó mal” la supuesta bisexualidad de Kaufman: “Mis amigos gais asumieron simplemente que él era gay. No lo era. Mis palabras fueron empujadas en esa dirección, supongo que para vender libros”.

Zmuda, que ha admitido públicamente haber usado, entre otros, el disfraz de Tony Clifton para tener sexo engañando a mujeres (que creían estar acostándose con Kaufman o incluso con Jim Carrey), fue confrontado por el cómico Greg Fitzsimmons en un podcast de 2014 que acabó en bronca. Como todo lo que tiene que ver con Kaufman, muchos asumieron que los gritos e insultos con que Zmuda abandonó la grabación fueron una broma. Fitzsimmons hizo referencia a las palabras de la humorista Elayne Boosler, expareja de Andy, que calificó a Zmuda y Margulies de “gusanos devorando el cadáver”. El que fue amigo del finado se defendía argumentando que, como Andy Kaufman no estaba muerto, no había cadáver que devorar.
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