La caldera del banquillo del Madrid sumó este viernes otro factor más, por si ya no hubiera muchos. A dos días del examen final en Liga de los blancos, Xabi Alonso, el gran favorito a suceder a Carlo Ancelotti si finalmente el italiano firma el finiquito con Florentino Pérez, se despidió del Bayer Leverkusen. Veinticuatro horas después del anuncio del vasco, la pelota cayó en el tejado de Carletto, que la despejó con la habitual elegancia y diligencia: “He leído que se va. Ha hecho un trabajo fantástico. Tiene todas las puertas abiertas porque ha demostrado ser uno de los mejores entrenadores del mundo”, afirmó el aún técnico blanco, que dirigió al tolosarra en el Bernabéu en la temporada 2013-14, la primera de Ancelotti en Chamartín, la de la décima Champions.

El de Reggiolo ya dejó claro hace una semana, después de unas jornadas de un ruido atronador sobre sus conversaciones con la federación brasileña, que no volvería a hablar de su futuro hasta que concluya la Liga. Su posición no ha cambiado, y menos a las puertas de la cita límite en Montjuïc, pero le tendieron una pequeña trampa en la sala de prensa que, como acostumbra, sorteó sin levantar la ceja. Le dijeron que era un secreto a voces que habrá un cambio en el banquillo del Madrid y que parecía que este será su último enfrentamiento con el equipo azulgrana. “Este es el último clásico de la temporada porque el Barcelona no hace el Mundial de Clubes”, zanjó con puyita incluida hacia el Camp Nou.

Desde hace 10 días, la cuestión sobre lo que ocurrirá en la dirección técnica del Madrid ha entrado en hibernación pública a la espera de lo que pase este domingo en Barcelona. Como máximo, quedan 15 días para que todo el mundo conozca la decisión, cuando el conjunto merengue cierre el campeonato contra la Real Sociedad. No obstante, una derrota este domingo sentenciaría el título (siete puntos de ventaja de los culés a falta de nueve por disputar) y, quizá, aceleraría de manera definitiva la toma de decisiones en la cúpula merengue y su comunicación sin la necesidad de completar las 38 jornadas de Liga. Pero una victoria blanca inauguraría un nuevo escenario. “Si ganamos, la Liga se abre y todo puede pasar en estos tres partidos”, advirtió Ancelotti, que afronta un punto de no retorno.

Él siempre ha mantenido que su “luna de miel” con el Madrid, una expresión muy suya, no ha decaído en estos cuatro cursos. Lo siguió diciendo, aunque en su discurso asomaron matices que apuntan a un probable adiós. “Si se acaba la luna de miel como entrenador, no lo sé. Pero la luna de miel sigue, con el Madrid va a ser para toda la vida. Como en todas las relaciones, al principio hay mucha pasión y luego suben otras cosas, como el cariño. La luna de miel no se acaba con este club. Sigue y seguirá para siempre. Nada más que añadir. El Madrid, como el Milan, son equipos que se te quedan en el corazón más que otros, por el tiempo pasado aquí y por sentirme muy bien aquí”, desarrolló Carletto, que asomó en la sala de prensa de Valdebebas con una relajada sonrisa, a diferencia de otros días en los que tuvo que dar cuenta sobre su futuro.

Antes de levantarse para dirigir el último entrenamiento, le mandó un mensaje a sus jugadores sobre una de las posibles claves del clásico. “Tú puedes hacer daño en las transiciones porque la línea [defensiva del Barcelona] está muy alta. Hay que estar atentos al fuera de juego. Todas estas cosas las he hablado con los futbolistas y las hemos trabajado. Si me escuchan, va a salir bien”, concluyó Carletto en la previa de un choque que marcará la agenda del club de la próxima semana y las decisiones que se puedan tomar en el banquillo.



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