Cuando las ganas de levantarse pronto pueden a las de acostarse lo más tarde posible, es hora de asumir la madurez y dejar la madrugada en manos de aquellos osados jóvenes que aspiran a la grandeza hasta cuando la luna se retira y el sol comienza a abrirse paso. A estos héroes retrató el fotógrafo Mischa Haller (Suiza, 54 años) en 1998, y el material se recoge ahora en el libro Not Going Home (no te vayas a casa), editado por British Culture Archive.

Si entrar a un club es la alegoría de una pista de despegue, se puede designar el momento after hours como el de la pista de aterrizaje (el tiempo que se desee transitar por esa pista ya depende del aguante de cada cual). Haller retrató a jóvenes en momentos posteriores a los cierres de los clubes en espacios (pistas de aterrizaje) de Vauxhall o Brixton (Londres), Brighton, Leeds, Cardiff o Edimburgo. Las estampas suceden en calles, establecimientos de comida basura o la playa. Durante un año estuvo fotografiando a la gente entre las cinco y las siete de la mañana. “Estoy muy interesado en los momentos que la gente no está controlando la situación todo el rato. Cuando los inmortalizaba, a esas horas, no me quería reír de ellos, sino que buscaba generar empatía”, comenta desde su estudio en Muswell Hill, al norte de Londres. Un propósito antropológico que le convierte un poco en la versión Trainspotting de Martin Parr, por quien se siente “absolutamente inspirado”.

Una pareja envuelta en una toalla.
Pícnic 'posclubbing' en Cardiff.

Haller asegura que el atentado de las Torres Gemelas (2001) y el primer iphone (2007) lo cambiaron todo. La vida no solo mutó de analógica a digital. “Salgo a las seis de la tarde y puedo estar en casa a las 22.30. ¡Es fascinante!”, comenta Haller entre risas. En fin, que hoy, en la era del tardeo, podemos salir y dormir. Aunque no demos tan buenas fotos.

Dos jóvenes en Brighton.
Romántica estampa en la playa de Brighton.



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