Miguel M., el jefe de Emergencias que validó el mensaje masivo a móviles que envió la Generalitat para avisar a la población del riesgo de la dana, pensó a las 7.00 horas de la mañana del día de la tragedia que “algo iba a pasar”. Ese “algo” devino en la mayor catástrofe natural que ha arrasado la provincia de Valencia, la inundación que dejó 228 muertos y un reguero de destrucción el pasado octubre.

La administración autonómica no remitió la alerta a los teléfonos hasta las 20.11 horas, tal y como confirma su declaración íntegra como testigo ante la jueza de Catarroja (Valencia) que instruye la causa, Nuria Ruiz Tobarra. EL PAÍS ha tenido acceso a la comparecencia.

Cuando la misiva se coló en los teléfonos, se acumulaban decenas de desaparecidos, fallecidos y personas atrapadas en plantas bajas y garajes de poblaciones como Paiporta o Catarroja. Y el 112, la centralita que gestionó la crisis, llevaba recibiendo llamadas de desesperación cuatro horas antes desde municipios como Chiva o Cheste, donde nace el barranco del Poyo, detonante de la tromba.

Miguel M. admitió ante la magistrada que a las 8.00 de la mañana del día de la aciaga jornada detectó una incidencia en las llamadas telefónicas del 112. El problema no colapsó el sistema, se reparó dos días después, pero produjo que no se oyera el audio en el 10% de las comunicaciones. El día de la dana, casi 20.000 vecinos marcaron el número de emergencias. “En las llamadas que no se oían, había que colgar y volver a llamar. Es una operativa molesta. Hablé con la subdirectora a las 14.50 horas [del 29 de octubre]. Le pedí que era un problema muy preocupante y que, por favor, le ayudaran”. El mando indicó que el dispositivo de comunicaciones también registró otro fallo a las 5.00 de la madrugada del 29 de octubre. Y una incidencia “más grave” entre las 21.52 de la jornada de la riada y las 2.00 horas del día siguiente.

La comparecencia judicial íntegra revela, además, que Miguel M., que ejerce como responsable de Tecnología del 112 y jefe de sección de comunicaciones de la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias (AVSRE), participó el 27 de octubre de 2022 en la primera prueba en Valencia de Es Alert. Explicó que esta tecnología no detecta si la misiva “se ha entregado a un teléfono o a 10.000” y reconoció que en algunos terminales “no suena” la notificación. Relató que, en 2023, pusieron, de nuevo, a prueba este mecanismo en la comarca alicantina de la Vega Baja. Y que nunca más se usó, “pese a la recomendación de la dirección general de hacer una prueba al año”. Los simulacros sirven, añadió, para determinar si este mecanismo “está activo y funciona”. La exconsejera de Justicia e Interior durante la riada, la imputada Salomé Pradas, reconoció que se enteró de la existencia de Es Alert la misma noche de la catástrofe.

Miguel M. admitió también a la jueza que la conexión wifi del Cecopi, el órgano autonómico de emergencias que coordinó la crisis, permaneció operativa “dependiendo de lugares”. “Hubo un corte en la wifi de invitados, una red promiscua de baja seguridad. […] Cayó más o menos al mismo tiempo que la telefonía móvil, entre las 18.30 y las 19.30 horas”, afirmó el mando en su declaración como testigo, donde se vio obligado a decir la verdad y a responder a todas las partes: jueza, fiscal, defensas y acusaciones populares y particulares.

En su comparecencia, este mando explicó que la Generalitat sopesó mandar la alerta masiva a las 18.36 horas, más de una hora y media antes de su envío. Fue entonces cuando el subdirector de Emergencias autonómico, Jorge Suárez, le sugirió esta posibilidad. Una aseveración que contradice la declaración de Pradas, que indicó que se empezó a valorar el aviso “a partir de las 19.00 horas”. La exconsejera, que compareció como imputada, no tiene la obligación de decir la verdad.

El envío del Es Alert se ha convertido en la piedra angular de las pesquisas. La jueza cree que si se hubiera enviado antes y mejor –su texto no mencionaba la necesidad de subir a las primeras plantas- el número de fallecidos habría descendido.



Source link