Pese a sus intensas gestiones diplomáticas, España no ha logrado convencer aún a todos sus socios europeos para que acepten su propuesta de que el catalán, el gallego y el euskera se conviertan en idiomas oficiales en la UE. Aunque muchas capitales aseguran “comprender” la posición de Madrid y valoran los esfuerzos del Gobierno de Pedro Sánchez por presentar una propuesta sin resquicios para abrir precedentes con otros idiomas minoritarios, persisten dudas “legales y financieras” suficientes que frenan el proyecto.
Ante la imposibilidad de lograr la unanimidad requerida, la presidencia de turno polaca ha decidido aplazar la votación de la propuesta que España había fijado para este martes en Bruselas, y que requería una unanimidad que rápidamente quedó claro que no está todavía asegurada.
“Había un número amplio de países que estaban dispuestos a aprobarlos, pero un número menor nos ha pedido más tiempo y hemos decidido dárselo. Vamos a seguir trabajando y dialogando”, adelantó desde Madrid la ministra portavoz, Pilar Alegría, confirmando así lo que sucedía en Bruselas a puerta cerrada.
Según ha explicado posteriormente el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, en declaraciones a TV3, hay siete países con dudas aún sobre la propuesta y que “consideran que es necesario más trabajo”. Una cifra que algunas fuentes diplomáticas en Bruselas suben a hasta 10 capitales. Al comenzar a discutirse el punto sobre la oficialidad europea de las lenguas cooficiales españolas, alrededor del mediodía, varios Estados pidieron abiertamente el aplazamiento de la votación, de acuerdo con las fuentes. En cualquier caso, para una propuesta que requería consenso, rápidamente quedó claro que no se lograría en esta cita, la primera en más de un año en que se volvía a discutir la propuesta española. Lo importante, ha destacado Albares, es que “el tema sigue sobre la mesa para conseguir esa unanimidad”.
Que el camino estaba más cerrado que abierto quedó claro al menos desde el comienzo del Consejo de Asuntos Generales (CAG) de este martes en Bruselas. “La diversidad lingüística es importante, y queremos seguir discutiéndolo, pero espero que no tengamos que votar hoy porque no creo que la cuestión esté ya madura para votar”, dijo a periodistas nada más llegar a la cita el ministro finlandés para Asuntos Europeos, Joakim Strand.
De los representantes europeos que se pronunciaron públicamente antes de comenzar a discutirse el punto español, solo Dinamarca y Eslovenia dijeron abiertamente que apoyarían a España si se proponía una votación. Los demás, sin dar necesariamente un no tan rotundo como el finlandés, dieron a entender que las dudas alegadas eran difíciles de resolver en una reunión en la que el tema del catalán ocupó alrededor de una hora de la agenda de los ministros y secretarios de Estado presentes.
“Comprendo totalmente la posición española y soy consciente de que es una cuestión realmente importante para España”, dijo la ministra sueca de Asuntos Europeos, Jessica Rosencrantz. A la vez, sin embargo, recordó que tanto “Suecia como varios otros países han planteado preguntas durante este proceso sobre las evaluaciones legales, sobre la evaluación de costes” que no parecen aún resueltas. También una Francia muy reacia a que las lenguas minoritarias se abran paso tanto en Europa como a nivel nacional, pero reticente al mismo tiempo a decirle no al Gobierno español ante una cuestión tan crucial para el presidente Pedro Sánchez, jugó a la imprecisión: “Sé que es un tema muy importante para nuestros amigos españoles”, reconoció el ministro delegado para Europa, Benjamin Haddad. “Queremos encontrar una solución, avanzar con nuestros amigos españoles. Pero se tiene que hacer con consenso y con el respeto al derecho y los textos [legales] europeos”, insistió, a la par que prometía que “trabajaremos juntos para encontrar una solución”, aunque sin fijar fecha para ello.
“Todavía quedan algunas cuestiones abiertas sobre temas legales y también sobre los costes de esa propuesta, y hablaremos de ello más adelante”, corroboró la ministra austriaca para Europa, Integración y Familia, Claudia Plakolm. “Nos gustaría saber algo más sobre las implicaciones legales y financieras”, coincidió la secretaria de Estado croata, Andreja Metelko-Zgombic.
“Comprendemos la importancia de este asunto para España. Chipre la ha apoyado constantemente, precisamente por esta razón”, había explicado también la ministra de Asuntos Europeos de Chipre, Marilena Raouna. A la par, precisó la representante de un país con una lengua oficial minoritaria, el turco, pero no reconocida a nivel europeo ni con intenciones de pedirlo, es importante que el paso español “no cree un precedente”. “Lo importante es que se haga de una manera jurídicamente sólida y que no cree un precedente”, insistió.
Albares ha asegurado en TV3 que se pondrá en contacto “esta misma tarde” con los ministros de los países con dudas: “Podemos trabajar”. El español ha explicado que las lenguas cooficiales españolas las hablan “20 millones de personas”. “No estamos pidiendo nada extravagante. Es un compromiso irrenunciable e irreversible del Gobierno español. Tenemos que hablar con esos siete Estados miembros”, ha insistido. Y ha recordado que estas lenguas se hablan mucho más que otras que ya son oficiales. “Espero que todos los partidos hablen con los gobiernos de esos siete países para explicarles que esta es la realidad en nuestras ciudades”, ha agregado en TV3.
En este sentido, ha pedido unanimidad por parte de los partidos españoles. “Aquí nos tenemos que encontrar todos los españoles”, ha afirmado Albares en referencia a las denuncias contra el PP por maniobrar en Europa para sabotear el reconocimiento del catalán, el euskera y el gallego. El ministro de Exteriores ha pilotado esta operación desde hace más de dos años.
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