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Giulio Zeppieri, se llama. Un tipo con mucha voluntad, no cabe duda. Y lo agradece el público de la Suzanne Lenglen, que le dedica palmas por el esfuerzo y ese afán por estirar e intentar equilibrar un partido que, hablando en plata, tan solo tiene una dirección salvo imprevisto. No lo hay. Línea recta en esta mañana en la que todavía se arrastra en Roland Garros la resaca emocional de la jornada anterior, monopolizada por los fastos alrededor de Rafael Nadal. El italiano, otro zurdo, pelea con la buena intención y el tenis directo que posee, pero le alcanza hasta donde le alcanza. Araña 11 juegos, que no son poco. Y se inclina con dignidad ante Carlos Alcaraz, firme en el estreno: 6-3, 6-4 y 6-2, tras 1h 56m.

Biorritmos a punto, dicen los números. También las sensaciones. De nuevo, al igual que en la final reciente en Roma ante Jannik Sinner, el murciano salvaguardia el servicio y descerraja 31 golpes ganadores, 16 de ellos con el drive. “Ha sido un partido muy sólido”, aprecia. “He empezado muy bien y he mantenido el ritmo todo el rato, así que genial”, prosigue el murciano, que defiende el título y se sabe otra vez observado de cerca, al haber ganado dos de los cuatro torneos de la gira preparatoria. Solo pudo con él Holger Rune en Barcelona —no pudo competir en Madrid a raíz de la lesión sufrida en la final del Godó— y la puesta de largo refrenda el buen momento.

Feliz por la victoria, poco o nada le importa el no haber actuado en la central en esta presentación. “La Philippe Chatrier es muy especial, pero hay que adaptarse y la Lenglen también es maravillosa. Hay que disfrutar de todas las pistas”, contesta, sabiendo que el miércoles se encontrará al otro lado de la red al húngaro Fabian Marozsan, el mismo que le derrotó hace dos años en Roma. “Tengo que estar muy bien preparado porque ataca mucho, hace muchas dejadas. Será interesante, un duelo de dejadas…”, advierte a primera hora de la tarde, después de que Jessica Bouzas (6-0 y 6-1 a Emma Navarro) haya hecho otra vez de las suyas. Otra adversaria de primera línea a la lona.

Alcaraz golpea de manera acrobática ante Zappieri.

“Creo que no hay prácticamente nada imposible”, contesta cuando le plantean si se ve llegando lejos en París. “En escenarios como estos juego buenos partidos, es verdad. Me siento muy cómoda. Poco a poco me lo estoy creyendo, aunque cada partido es un mundo; aquí todas tienen un nivelazo y van a hacer que tengas que estar al cien por cien, así que un partido como el de hoy no te lo esperas. He estado sólida, he fallado poco y he cogido una buena frecuencia”, continúa la gallega, en progresión. Estuvo cerca de cruzar el umbral de las 50 mejores y hoy día es la 68ª, destapándose poco a poco como una competidora aguerrida y espinosa. Lo comprueba Navarro en 57 minutos.

Como Serena y Graf

La estadounidense, novena en el listado, tan solo consigue anotarse un juego y cae ante la española, al igual que lo hizo en su día la checa Marketa Vondrousova, sexta en el Wimbledon del curso pasado. Es su primer triunfo en el cuadro principal de Roland Garros, de modo que Bouzas (22 años) ya ha probado la miel en los cuatro grandes y sigue asentándose. Asoma además un dato poderoso, ya que solo otras dos jugadoras habían perdido un solo juego ante una de las diez primeras del ranking en el torneo: Serena Williams, contra Sara Errani en 2013 y la alemana Steffi Graf, ante Gabriela Sabatini en 1995.

Badosa devuelve la pelota durante el duelo con Osaka.

“¿Ah, sí?”, se sorprende ella, citada en la siguiente estación con otra estadounidense, Robin Montgomery. No estará sola, porque le acompaña unas horas más tarde Paula Badosa, superior a Naomi Osaka: 7-6(1), 1-6 y 6-4. “He perdido el primer set, pero creo que ha sido de un nivel muy alto. En ese momento he mirado a la placa de Rafa [Nadal, inaugurada el domingo], porque él siempre ha sido mi ejemplo, y a partir he sido consistente. Me he dicho: si quiere ganarme, que se esté tres horas en la pista, aunque me daba un poco de respeto por mí, porque no sabía si yo iba a poder aguantar las tres horas… Aunque la mentalidad era esa”, explica la catalana.

Buen examen para esa espalda que, dice, “afortunadamente está bien”. “Llevo dos semanas en las que está respondiendo muy bien. Hoy me ha sorprendido, porque he aguantado a una intensidad muy alta, pero a ver cómo me levanto mañana…”, prolonga. Y redondea: “Todo es corazón”. Se medirá en la segunda ronda con Elena-Gabriela Ruse o McCartney Kessler y serán al menos tres, a falta de Cristina Bucsa —programada para este martes frente a Mirra Andreeva—, las españolas que han logrado sortear el siempre difícil estreno. Leyre Romero, por primera vez en un grande, toma nota desde la grada de cómo compite Alcaraz para intentar aplicarlo en el pulso venidero contra Liudmila Samsonova.

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