Wendy Guerra admite que podría haber librado a su más reciente novela del prejuicio de la palabra Chanel. Pero La costurera de Chanel, publicada a inicios de año por Lumen, no sería lo mismo. La referencia en el título a una revolucionaria de la alta costura es una de las capas con las que la autora cubana de 54 años ha construido su último libro, como si fuera un traje delicado pero complejo y repleto de mensajes. La novela, que la crítica ha alabado como la más literaria y estilísticamente elaborada de su carrera hasta ahora, presenta las contradicciones de una burguesía vanguardista desconectada del trabajo cotidiano, de mujeres libres dentro de una sociedad rígida, o de la alta costura como un medio de expresión transformador.

El libro relata la vida de Simone Leblanc, colaboradora ficcional de Gabrielle Coco Chanel, y se sumerge en el mundo de la moda y la alta sociedad de la Francia de la Belle Époque hasta la II Guerra Mundial, pasando por la Cuba de los años treinta. Puede parecer, como ha sugerido su compatriota Leonardo Padura en una reseña en este mismo diario, una desviación de sus temáticas más recurrentes, en particular de la cotidianeidad que nunca se escapa de la política en la isla, protagonista o escenario de sus obras previas. Pero Guerra sostiene, hablando por videollamada desde su casa en Miami, que, por el contrario, esta novela “dice muchísimas más cosas que muchos libros que hablan de Cuba”.

Wendy Guerra

Pregunta. ¿Cómo llegó a esta historia, que se desarrolla principalmente en la Francia del siglo XX y parece tan lejana?

Respuesta. En la casa de la familia de mi anterior esposo, Ernán López Nussa, un pianista de jazz, en medio del socialismo, tú abrías un escaparate y había trajes Chanel que nadie se ponía porque era una familia muy modesta, de profesores universitarios y artistas visuales, pianistas clásicos. En medio de esa cantidad de dudas apareció la figura de una costurera que no era tal, porque había aportado mucho a esa marca. No sabemos si es realidad o ficción, y decidí llenar todos estos vacíos históricos con algo que yo supongo pueda haber pasado. Dices que es lejana, pero para mí es muy cercana, porque mi relación con la moda no pasa por las sudaderas con gorros, sino por estas piezas que tienen ese refinamiento que yo creo que tiene la mujer para hacer un moño a una niña, para tejer, para bordar, para cocinar, para acariciar, para hacer el amor: para permear la vida de esa delicadeza que está casi siempre en la obra de los grandes diseñadores.

P. ¿Qué lecciones le ha dejado la escritura de este libro?

R. Lo que aprendí es una especie de trampa, la trampa del libro. ¿Cuál es la trampa del libro? Crear capas y capas que parece que son muy frívolas y son el verdadero escudo y la belleza que hacen la fortaleza de este libro. Yo misma, cuando viví en Cuba, que había acoso a las personas que escribíamos y pensamos distinto, noté que mis escudos de guerra eran vestidos, trajes, chaquetas y sombreros. Cuando la policía política hablaba conmigo, no podía parar de mirar o preguntar, no por lo caro para nada, porque nada de eso era caro, sino por la sofisticación. Yo creo que también las mujeres empezaron a sofisticarse como un placebo contra el dolor y las pérdidas.

P. ¿Qué tiene que ver el desfile de Chanel en La Habana en 2016 con la decisión de hacer este libro?

R. El día del desfile yo estaba lanzando mi libro en Barcelona. Pero de pronto llega la noticia del desfile. Y ahí yo me di cuenta de que había una gran paradoja con la situación económica, de la revolución cubana versus el lujo de Chanel. Es la paradoja de qué es La Habana, qué es Cuba, qué es una cubana. Yo vengo de esa tradición de la cubanía, que no es chancleta de palo y tambores solamente, que eso también soy yo, es la sofisticación de una de las primeras ciudades de América Latina donde Dior vendió ropa, donde en las escuelas de arte nos enseñaban a comer con trece cubiertos, incluso en medio de la revolución.

P. En el libro los personajes son mujeres fuertes y hay escenas que evocan innegablemente la liberación femenina. ¿Quiere que se lea como un libro feminista?

R. Lo es, porque lo parí yo. Es porque lo urdí yo, lo tejí, lo bordé, lo hilé. Pero no porque hay un decreto feminista de que así tiene que ser, sino porque él mismo lo es, en su sentido original.

P. Hay un erotismo sutil, pero muy presente, ¿qué papel tiene el sexo en el libro?

R. La novela tiene momentos que para mí son revolucionarios en la época. Hay muchas formas de sexualidad: está la violencia, está la relación muy tierna, como bisexual o abarcadora, de ese tipo de relaciones que no sabes si es tu hermana, tu amiga, tu madre, tu hija o tu amante, y está la relación dura, física con tu esposo. Tiene mucha sexualidad y aún más en las telas, en las fibras. Si esta no fuera mi novela y pudiese cruzar la calle, diría que es mi novela más sexual.

P. ¿Qué piensa de la crítica de Leonardo Padura en la que dice que este libro es una evidencia del hastío de escribir libros más abiertamente políticos ante el inmovilismo del régimen cubano?

R. Primero, para mí que alguien como Padura hable de mi trabajo, siendo mi paisano, es un honor. No sabes lo difícil que es, y aquí me pongo un poco feminista, para una mujer ser leída por sus colegas hombres es muy difícil. Hecha esta salvedad, el hombre piensa como vive, y esa es la manera en que Padura siente el acercamiento mío hacia la moda, hacia la literatura. Si estuviéramos en una charla en la Casa de América en Madrid, podríamos debatir amigablemente sobre el tema. Yo sé lo importante que es la persecución incansable de la belleza, la necesidad de poner en primerísimo lugar la dignidad femenina, y la comprensión desde la isla de fenómenos como la alta costura o simplemente el mercado. ¿Por qué no hay Chanel en Cuba? ¿Por qué las mujeres no puede vestirse bien? ¿Por qué no hay un mercado literario? ¿Por qué Padura no puede publicar en Cuba? Yo creo que este libro dice muchísimas cosas sobre Cuba. Se pregunta y toca heridas muy serias sobre Cuba. Nunca una novela mía ha sido tan cubana.

P. En unos días estrena su primer largometraje como guionista, Todo lo que no vemos (All We Cannot See), en el festival de cine de Tribeca, en Nueva York. ¿Cómo se diferencia trabajar un guion y una novela?

R. Yo estudié cine y he escrito muy pocos guiones. Esta novela está escrita desde la tradición literaria, la poesía caribeña. Diría que está escrita y narrada desde el rumiar de las olas del Caribe con la tumba francesa [un ritmo afrocubano con raíces haitianas]. Es una novela escrita visualmente como una película de época, con un esencialismo espacial muy grande, muy teatral. Una novela que, si se filmara, sería más en ambientes íntimos porque yo quería dar la sensación de que era una conversación con uno mismo. Pues eso para mí fue un reto. Creo que está escrito como un guion cinematográfico desde la literalización de la poesía caribeña.

P. ¿Le gustaría que La costurera de Chanel terminara siendo una película?

R. Estamos en conversaciones con [la productora mexicana] Red Room, que hizo Pedro Páramo y muchísimas producciones importantes, sobre La costurera y otros textos.

P. ¿Y estaría involucrada personalmente en una eventual producción cinematográfica del libro?

R. Cuando desconecte un poco de la novela, pasará tiempo y podré. Ahora no puedo. Hace unos años me llamó Alejandro González Iñárritu y me invitó a trabajar con [el director venezolano] Alberto Arvelo para un proyecto que no había cerrado. Entonces me fui a Los Ángeles a trabajar con Alberto. Y, al calor del combate, me propuso escribir con él algo que ya tenía como un embrión. Y eso era un embrión de la película Todo lo que no vemos, que se grabó en España el verano pasado, con las actrices María Valverde y Bruna Cusí, y música de Gustavo Dudamel, por un equipo muy pequeño, de cine independiente, americano y español. Ese día que Alejandro marcó significó mi cierre con Cuba, porque yo estaba prohibida y me dijo que me ayudaba a hacer cine si no podía hacer novelas. Y parece que mi vida se está yendo por ahí, en un proceso de desarrollo de proyectos, de cine propio. A partir del lanzamiento de esta película, hay otros proyectos.



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