El presidente Daniel Noboa asumió su segundo período presidencial tras ejercer el cargo por 18 meses, después de que el expresidente Guillermo Lasso disolviera el Parlamento. Ahora, Noboa gobernará durante cuatro años, hasta el 24 de mayo de 2029, en un país sumido en la violencia. La ceremonia estuvo marcada por la ausencia de todos los asambleístas de la bancada de la Revolución Ciudadana. Casi una hora antes, el movimiento político del expresidente Rafael Correa anunció que no acudiría, al considerar que se trataba de “una investidura nacida del fraude”.
El presidente del Legislativo, Niels Olsen—asambleísta por el movimiento oficialista, Acción Democrática Nacional (ADN)—, impuso la banda presidencial a Daniel Noboa. A la ceremonia de investidura asistieron representantes de 93 delegaciones internacionales. Pero, los únicos jefes de Estado fueron Dina Boluarte, de Perú, y Gustavo Petro, de Colombia. Aunque, a su salida, Petro señaló que es necesario un diálogo nacional y que el exvicepresidente Jorge Glas, procesado por varios casos de corrupción, es un “preso político”.
En un discurso de veinte minutos—uno más extenso que el del año pasado, que duró apenas siete minutos— Noboa prometió activar la economía y “luchar contra los criminales”. Fiel a su estilo, volvió a declararse en guerra contra las mafias, que han convertido al país andino en uno de los más violentos. “Esta no es una lucha contra la delincuencia común. Es una confrontación directa con estructuras criminales organizadas, con redes que operan dentro y fuera del país, con el financiamiento, armamento y objetivos claros: desestabilizar al Estado”, aseguró presidente.
Entre sus compromisos nuevamente prometió una “reducción progresiva de homicidios”, ofrecimiento que no ha podido cumplir desde su anterior mandato. Entre enero y abril de este año, Ecuador registró 3.094 homicidios intencionales, un incremento del 58% respecto a los 1.951 contabilizados en el mismo periodo de 2024. Incluso frente a 2023—el año más sangriento en la historia reciente del país—que cerró ese mismo cuatrimestre con 2.301 casos, las cifras actuales apuntan a que 2025 podría convertirse en el año más violento hasta ahora.
Noboa finalizó su discurso con un guiño a su vicepresidenta, María José Pinto: “Qué alivio tener una patriota a mi lado”. La ex vicepresidenta Verónica Abad debía estar presente, pero fue Cynthia Gellibert, designada por Noboa, quien ocupó su lugar. En marzo pasado, el Tribunal Contencioso Electoral (TCE) ratificó de forma definitiva una sanción contra Abad por una infracción electoral muy grave por violencia política de género. Como consecuencia, perdió sus derechos políticos, aunque no fue destituida directamente.
El presidente no dudó en agradecer a su madre y actual asambleísta por ADN, movimiento político del presidente, Anabella Azín, por regresar a la política. Es la primera vez que la madre de un presidente forma parte del Parlamento.
Noboa de 37 años— hijo del multimillonario bananero, Álvaro Noboa, quien intentó por cinco ocasiones ser presidente—alcanzó el poder tras una sorpresiva y holgada victoria frente al segundo intento de la candidata correísta, Luisa González. Los resultados fueron contundentes: 55,63% (5.870.618), más de un millón de votos por encima de su rival.
A diferencia del anterior período, Noboa llega con un brazo parlamentario fuerte. Su movimiento, ADN, cuenta con 66 escaños y con aliados que, por ahora, le aseguran mayoría. De hecho, la presidencia y primera vicepresidencia están en manos del oficialismo. Mientras que la segunda vicepresidencia se quedó en manos de Pachakutik. El correísmo quedó fuera de esta ecuación. Ahora Noboa está a la espera de la Asamblea tramite su primer proyecto económico urgente contra la economía criminal.
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